Centenares de niños desafiaron el miércoles la prohibición de manifestarse en los campos de refugiados rohinyas en Bangladés para conmemorar el cuarto aniversario de la violenta represión contra esta minoría en Birmania, que generó un masivo éxodo. Miles de policías y soldados armados patrullaron los campos del distrito de Cox’s Bazar, aunque no intervinieron.
Unos 750.000 rohinyás huyeron del estado birmano de Rakáin (oeste) en agosto de 2017, tras una operación de represión del ejército en ese país de mayoría budista, denunciado por asesinatos y violaciones contra esa minoría. Familias enteras se sumaron en condiciones muy difíciles a los 200.000 refugiados víctimas de persecuciones y ya instalados en campos del otro lado de la frontera, en Bangladés.
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Este miércoles niños, algunos de solamente cinco años, participaron en una marcha-sorpresa de 15 minutos en el campo de Kutupalong, el mayor campo de refugiados del mundo, para pedir justicia por los rohinyás muertos durante la represión, cuya cifra es de varios miles, según las ONG.
Entre 3.000 y 4.000 niños participaron, gritando “¡queremos justicia!”, y pìdiendo una repatriación “justa”, según el responsable comunitario Mohamad Osman. Según la policía, solo algunas decenas de niños habrían participado.
Las autoridades de Bangladés han prohibido las manifestaciones en los campos de refugiados afirmando que podrían propagar el COVID-19. La pandemia ha causado la muerte de al menos 30 rohinyás y contaminado a miles más.
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Fuente: AFP.
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Bangladés: 27 muertos dejó caída de avión de combate sobre escuela
El balance del accidente de un avión militar que cayó sobre una escuela en la capital de Bangladés se elevó el martes a 27 muertos, en su mayoría alumnos que fallecieron por quemaduras. El aparato experimentó un fallo mecánico al poco de despegar y se precipitó el lunes a media mañana sobre un edificio del campus escolar Milestone de Daca, que se incendió.
“Por ahora, 27 personas murieron, entre ellas 25 niños y el piloto”, declaró el martes temprano a la prensa Sayedur Rahman, alto cargo del Ministerio de Salud y Familia. Los equipos de rescate contabilizaron en la víspera más de 170 heridos por el accidente ocurrido durante un vuelo de entrenamiento.
“En total, 78 están todavía siendo tratados en distintos hospitales”, precisó este funcionario del ministerio. Es la peor catástrofe aérea ocurrida en décadas en este país del sur de Asia, que respetaba este martes una jornada de luto nacional. El aparato, un F-7 BGI de fabricación china, había despegado minutos antes de una base aérea en las afueras de Daca y cayó sobre un edificio de dos plantes donde se estaba dando clase.
El piloto del avión, el teniente de 27 años Towkir Islam, sucumbió a las heridas. Su tío afirmó que era el primer vuelo sin instructor que hacía con este tipo de avión. Según el ejército, el militar intentó alejar el aparato de las zonas habitadas durante la caída.
“La escuela perdió la vida”
Un día después de la tragedia, apenas había nadie en ese campus en el noroeste de la capital, que en tiempos normales acoge unos 7.000 alumnos, observó un periodista de AFP. “La escuela perdió la vida, como sus alumnos”, comenta un profesor de 45 años, Shahadat Hosein, junto a un patio de recreo vacío.
Frente al edificio destruido por el avión, hay un niño de once años, quieto y en silencio. “Salió de clase dos o tres minutos antes de la catástrofe. Perdió a su mejor amigo”, explica a AFP Abdul Bashar, su padre y uno de los guardianes del recinto. “No pudo dormir en toda la noche y me pidió esta mañana llevarlo hasta la escuela”, continúa. “No sé cuánto tiempo hará falta para volver a la normalidad, para borrar este trauma del ánimo de los alumnos”, afirma.
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Alrededor del patio de recreo se han reunido algunos profesores, muchos de ellos llorando. En voz baja, algunos se preguntan cómo un avión militar fue autorizado a sobrevolar la ciudad durante un entrenamiento. Las autoridades abrieron una investigación sobre las circunstancias del accidente y las causas del fallo mecánico. En el lugar del siniestro, perimetrado con banderas amarillas, algunos militares buscan indicios. Los principales restos del avión fueron retirados durante la noche.
“Continúan acumulando elementos de pruebas, también restos de cadáveres o efectos pertenecientes a los escolares”, explicó a AFP un oficial de policía, Pohone Chakma. Muchos alumnos del centro escolar sufrieron quemaduras graves por las que tuvieron que ser hospitalizados en servicios de urgencia en Daca. El jefe del gobierno provisional del país, el nobel de la paz Muhammad Yunus, decretó un día de luto nacional.
Fuente: AFP.
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Sudáfrica responde con estadísticas a las acusaciones de “genocidio”
- Johannesburgo, Sudáfrica. AFP.
Sudáfrica no enfrenta un “genocidio” de blancos y las afirmaciones de que la mayoría de las víctimas de asesinatos en granjas son de ese color representan una distorsión de las estadísticas, declaró el viernes pasado el ministro de Policía. La teoría conspirativa del genocidio es “totalmente infundada y completamente carente de pruebas”, afirmó Senzo Mchunu, rechazando las acusaciones de Donald Trump, quien volvió a sostener el miércoles durante conversaciones con el presidente Cyril Ramaphosa que “miles” de agricultores blancos fueron asesinados.
“Los asesinatos en granjas siempre incluyeron a africanos (negros) y en mayor número” que blancos, añadió. Presentando las estadísticas trimestrales de criminalidad, indicó que dos propietarios de granjas fueron abatidos entre enero y marzo de 2025, ambos negros. Un residente de una granja, dos empleados agrícolas y un administrador de granja también perdieron la vida en ataques en granjas durante el trimestre. Solo uno —el residente— era blanco, precisó Mchunu.
Doce asesinatos en granjas fueron registrados entre octubre y diciembre de 2024, de los cuales solo una víctima —un propietario de granja— era blanca, agregó el ministro. Durante las conversaciones del miércoles en la Oficina Oval, Trump mostró un video y artículos que pretendían respaldar sus acusaciones de “persecución” y que la AFP verificó, encontrando numerosas inexactitudes.
Las cifras registradas entre enero y marzo mostraron una disminución del 12 % en el número de asesinatos en comparación con el mismo período del año anterior, con 5.727 personas asesinadas en un país con más de 64 millones de habitantes. Esto equivale a unos 63 homicidios por día, frente a más de 75 diarios durante el año fiscal 2023/24, según cifras policiales. Las víctimas son en su mayoría hombres jóvenes negros que viven en zonas urbanas.
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Trump embosca al presidente de Sudáfrica con acusaciones de genocidio
- Washington, Estados Unidos. AFP.
Donald Trump sorprendió ayer miércoles al presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, al mostrarle un video que supuestamente comprueba las acusaciones estadounidenses de un genocidio contra personas blancas en el país africano. Durante un encuentro oficial con Ramaphosa en la Casa Blanca, Trump pidió que apagaran las luces para que se proyectara un video en una pantalla, al afirmar que mostraba a políticos sudafricanos negros instando a la persecución de granjeros blancos.
"Les permiten tomar tierras y cuando toman las tierras, matan al agricultor blanco. Cuando matan al agricultor blanco, no les pasa nada", dijo Trump. También exhibió recortes de prensa que, según él, respaldan sus afirmaciones, aunque uno de ellos tenía una foto de República Democrática del Congo.
Ramaphosa negó que su país esté confiscando tierras de agricultores blancos en el marco de una ley de expropiación aprobada en enero, con la que se pretende corregir las desigualdades históricas del dominio de la minoría blanca. “No, no, no, no”, dijo Ramaphosa. “Nadie puede tomar tierras”.
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El líder sudafricano intentó hablar varias veces durante la reproducción de la grabación de cuatro minutos, pero el propio Trump lo interrumpía. “¿Dónde es esto?”, cuestionó Ramaphosa mientras se movía inquieto en su asiento.
La visita del gobernante sudafricano era una oportunidad para suavizar las relaciones diplomáticas luego de que Trump y su cercano asesor de origen sudafricano, el multimillonario Elon Musk, también presente en el despacho oval, denunciaran sin fundamento tal genocidio.
Musk es uno de los principales impulsores de esas afirmaciones. “Estamos aquí esencialmente para restablecer la relación entre Estados Unidos y Sudáfrica”, había dicho Ramaphosa, quien acudió al encuentro con dos famosos golfistas sudafricanos, Ernie Els y Retief Goosen, y el hombre más rico de su país, Johann Rupert. Los tres hombres blancos.
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“Mucha calma”
En las imágenes, el legislador opositor de extrema izquierda Julius Malema aparecía cantando “matemos al bóer, matemos al agricultor”, parte de un cántico de la época del Apartheid cuando se combatía el dominio de la minoría blanca.
El video concluyó con una protesta en Sudáfrica en la que se instalaron cruces blancas a lo largo de un camino rural para representar las muertes de agricultores, aunque Trump dijo erróneamente que representaban sus tumbas.
La prensa estaba presente y en cierto punto Ramaphosa suplicó “hablar del asunto con mucha calma”. “Nelson Mandela nos enseñó que siempre que hay problemas, la gente debe sentarse a la mesa y conversar. Y esto es precisamente de lo que nosotros también queremos hablar”, dijo.
Lo ocurrido recordó el episodio de febrero en el que Trump y su vicepresidente, JD Vance, enfrentaron al mandatario ucraniano, Volodimir Zelenski. Ramaphosa pareció estar más preparado al mantener la calma y pidió mejorar las relaciones bilaterales.
“Un gran éxito”
El presidente sudafricano también intentó hacer un balance positivo de la reunión y dijo que espera que Trump participe de la cumbre del G20 en Johannesburgo en noviembre. Comentó que los dos gobernantes “no insistieron” en el asunto de la violencia contra las personas blancas durante el almuerzo y que los ministros de ambos países conversaron sobre temas comerciales.
Además, comentó que no piensa que Trump creyera realmente que se está produciendo un genocidio a pesar del video: “Al final, creo que en su cabeza hay dudas e incredulidad sobre todo esto”, dijo a periodistas. Los dos golfistas también trataron de calmar las aguas cuando Trump les pidió que hablaran. “Queremos que las cosas mejoren en nuestro país de origen”, dijo Els, ganador de cuatro majors.
Trump otorgó el estatus de refugiados a un grupo de 49 sudafricanos blancos, descendientes de colonos europeos, que supuestamente eran perseguidos, pese a que impulsa una política de mano dura contra la migración y frenó la llegada de solicitantes de asilo. Ramaphosa recordó que en su país la principal víctima de la criminalidad es la población negra. Personas blancas poseen la mayor parte de las tierras en Sudáfrica pese a que representan solo el 7,3% de la población.
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Un genocidio olvidado: las atrocidades de los nazis contra los gitanos
- Por Blaise Gauquelin.
Z de “Zigeuner” (“gitano”) y un número. Algunos supervivientes todavía llevan el horror del holocausto gitano tatuado en la piel, recuerdo de un genocidio olvidado que los historiadores intentan documentar. Rosa Schneeberger es una de las últimas sinti, una comunidad itinerante que deambula desde tiempos medievales por el oeste de Europa.
Tenía solo cinco años cuando la deportaron con su madre y sus hermanos al mayor campo de reclusión de gitanos, Lackenbach, construido en 1940 por los nazis en la anexionada Austria, donde familias enteras eran sometidas a trabajos forzados. A los 88 años, Schneeberger, de nacionalidad austríaca, evoca con dolor los recuerdos que dejó enterrados en lo más profundo de su mente durante décadas.
En el salón de su casa en la ciudad austríaca de Villach, repleta de fotografías de sus cuatro hijos, sus diez nietos y sus dos bisnietos, Rosa cuenta a la AFP lo que recuerda de esa dolorosa infancia. “Solo dejaba de tener hambre cuando robaba la comida de los caballos”, explica. “Los alimentaban mejor que a nosotros”.
En Lackenbach, los niños estaban obligados a cargar rocas, mientras los adultos trabajaban en el bosque, en la construcción de carreteras o en otras obras públicas. Los más viejos y los más pobres caían exhaustos en las letrinas, recuerda. “Los nazis recuperaban en la mañana temprano sus cadáveres congelados”.
Su querido abuelo murió enfermo ante sus ojos, dice. Solo un 10 % de los 11.000 gitanos y sintis austríacos sobrevivieron a las atrocidades nazis. Unos 4.000 fueron enviados a Lackenbach, de los que 237 murieron debido a las enfermedades, el frío y las palizas. Muchos fueron enviados a los campos de exterminio en la Polonia ocupada, como el de Chelmno o el de Auschwitz, liberado por el ejército soviético hace 80 años, el 27 de enero de 1945. Schneeberger sobrevivió hasta la liberación de Lackenbach en marzo de 1945 porque su padre, como muchos en su comunidad, tocaba un instrumento y entretenía a los guardias.
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Unos 200.000 muertos
Los historiadores no saben cuántos gozaron de la misma suerte. La alemana Karola Fings, de la Universidad Heidelberg, está recopilando la primera enciclopedia sobre este tema. “En muchos países, todavía no hemos comprendido todo el alcance” de la persecución, afirma. En Estonia, por ejemplo, la comunidad fue virtualmente aniquilada y el dialecto que hablaban ya no existe.
Países como Bélgica, Países Bajos o Croacia quedaron particularmente afectados. En otros, como Francia, Bulgaria y Rumania, muchos sobrevivieron. Pero no existen datos previos a la guerra sobre la dimensión de la población romaní. Actualmente se estima que cuenta con 12 millones de personas, de un origen cultural muy diverso. Entre ellos hay cientos de supervivientes del holocausto.
“Si juntamos los datos de los que sabemos seguro que eran sintis y romaníes, podemos decir que hubo entre 110.000 y 120.000 muertos”, afirma la historiadora Fings. “Pero hay un gran número de casos no registrados”, agrega. “La hipótesis que más o menos se impone en la investigación es que podemos hablar de alrededor de 200.000 muertos”.
Los crímenes cometidos solo se documentaron en el Tercer Reich, donde la primera redada de gitanos tuvo lugar en junio de 1938. Sin embargo, todas las pruebas se destruyeron al final de la guerra y los “verdugos” reintegrados en la sociedad alemana “continuaron estigmatizando a las víctimas gitanas como antisociales y delincuentes”, explica Fings.
Internacionalmente, la investigación no ha progresado hasta los últimos 20 años, cuando ya era demasiado tarde para recoger el testimonio de muchos deportados, a quienes los nazis identificaban con un triángulo negro o marrón, en función del campo.
La francesa Henriette Asseo, experta en la historia del pueblo gitano en Europa, considera “atroz” que después de la guerra, los supervivientes no fueran considerados “víctimas raciales” ni en Alemania ni en otros países del centro de Europa.
De hecho, en Alemania no se ha devuelto su antigua nacionalidad a las víctimas que escaparon. “Se ha hecho todo para excluirlos de las indemnizaciones”, afirma Asseo. Y eso que desde 1935, las leyes de Nuremberg --las leyes raciales sobre ciudadanía en el Tercer Reich y “protección de la sangre alemana”-- establecían que “los gitanos pertenecen a las razas impuras”.
Discriminación
El reconocimiento del genocidio gitano no empezó a surgir hasta los años 1980, gracias a la movilización de activistas nacidos después de la guerra dispuestos a “reconquistar el pasado” mientras caía el comunismo y la democracia se abría paso, explica Asseo. Pero recién en 2015 se instauró el 2 de agosto como el “Día Europeo de Conmemoración del Holocausto Gitano”.
En diciembre de 2024, la Alianza Internacional de Memoria del Holocausto (IHRA) publicó recomendaciones para aprender de esta “historia ignorada”. Pero en muchos casos, el paso del tiempo ha sepultado las memorias. En la Checoslovaquia comunista se construyó una granja porcina industrial donde había el campo Lety, situado en el sudoeste de Praga.
Entre 1942 y 1943, unos 1.300 gitanos fueron internados en horribles condiciones en ese lugar. Al menos más de 300 fallecieron, muchos de ellos menores de 14 años, aunque los supervivientes aseguran que la cifra subestima lo ocurrido. Después de 20 años de campañas y presiones, el gobierno checo compró en 2018 la granja para demolerla y erigir un memorial. Este se inauguró en abril del año pasado, cuando ya el último superviviente del campo había fallecido.
Jana Horvathova, una checa descendiente de esos supervivientes, fue una de las activistas que reclamó la apertura del memorial. “Según las encuestas, al menos el 75 % de la opinión pública todavía está influenciada por prejuicios hacia los gitanos, lo que implica una falta de interés en la cuestión”, afirma.
Anna Miscova, una historiadora checa responsable de la exhibición permanente instalada en el lugar, también atribuye a la discriminación hacia esta comunidad las dificultades para arrojar luz sobre esa masacre. “Alguna gente no quería hablar porque escondían el hecho de ser gitanos”, explica.
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“Todo se ha esfumado”
Ni siquiera dentro de las familias se ha transmitido el recuerdo. Muchos supervivientes se casaron con parejas no gitanas y dejaron de hablar su idioma de infancia, el romaní. Es el caso de Christine Gaal, nacida en 1949. Para pasar desapercibidos, sus padres incluso se cambiaron su apellido Sarkozy, muy extendido entre los gitanos.
En su residencia de ancianos en Viena nadie sabe su pasado. “Si supieran que lo era (gitana), los pensionistas no serían tan agradables conmigo”, afirma. Sus hijos no se sienten gitanos ni conocen sus costumbres ni saben tocar el címbalo, un popular instrumento con cuerdas metálicas tocado por muchos músicos de esa comunidad.
La madre de Gaal, que tuve 13 hijos, fue la única en regresar del campo de concentración de Ravensbruck. Su padre perdió a siete hermanos y hermanas. “La itinerancia, los músicos en las posadas, los trabajos que teníamos como comerciantes de caballos, todo eso se ha esfumado”, lamenta la hija de Schneeberger, Gina Bohoni, de 64 años.
“Los sintis están desapareciendo”, agrega. Mientras Gina recuerda los insultos que sufrió en la escuela, su sobrina de 27 años escucha en silencio, tomando conciencia de su legado. Sin embargo, no quiere dar su nombre. Si su jefe se entera que es gitana, asegura, sería un desastre.
Fuente: AFP.