Centenares de niños desafiaron el miércoles la prohibición de manifestarse en los campos de refugiados rohinyas en Bangladés para conmemorar el cuarto aniversario de la violenta represión contra esta minoría en Birmania, que generó un masivo éxodo. Miles de policías y soldados armados patrullaron los campos del distrito de Cox’s Bazar, aunque no intervinieron.
Unos 750.000 rohinyás huyeron del estado birmano de Rakáin (oeste) en agosto de 2017, tras una operación de represión del ejército en ese país de mayoría budista, denunciado por asesinatos y violaciones contra esa minoría. Familias enteras se sumaron en condiciones muy difíciles a los 200.000 refugiados víctimas de persecuciones y ya instalados en campos del otro lado de la frontera, en Bangladés.
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Este miércoles niños, algunos de solamente cinco años, participaron en una marcha-sorpresa de 15 minutos en el campo de Kutupalong, el mayor campo de refugiados del mundo, para pedir justicia por los rohinyás muertos durante la represión, cuya cifra es de varios miles, según las ONG.
Entre 3.000 y 4.000 niños participaron, gritando “¡queremos justicia!”, y pìdiendo una repatriación “justa”, según el responsable comunitario Mohamad Osman. Según la policía, solo algunas decenas de niños habrían participado.
Las autoridades de Bangladés han prohibido las manifestaciones en los campos de refugiados afirmando que podrían propagar el COVID-19. La pandemia ha causado la muerte de al menos 30 rohinyás y contaminado a miles más.
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Fuente: AFP.
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Ruanda recuerda 30 años del genocidio contra los tutsis
La comunidad internacional “nos abandonó” durante el genocidio perpetrado por extremistas hutus contra los tutsi, declaró este domingo el presidente de Ruanda, que conmemora el 30º aniversario de la matanza que dejó 800.000 muertos en 100 días, una de las peores masacres del siglo XX.
Como todos los años, el 7 de abril, el día en el que las milicias hutus empezaron las matanzas, se encendió una llama en el Memorial de Gisozi, en la capital Kigali, donde se cree que están enterradas unas 250.000 personas. El presidente Paul Kagame, fundador del Frente Patriótico Ruandés (FPR), el grupo rebelde que tomó el poder y puso fin a las matanzas en julio de 1994 y gobierna desde entonces el país, encabezó la ceremonia.
“Es la comunidad internacional que nos abandonó a todos, por desdeño o cobardía”, declaró el mandatario poco después, en un discurso ante varios miles de personas en el BK Arena, una sala ultramoderna de la capital. En la conmemoración participaran dirigentes y dignatarios extranjeros, entre ellos el exmandatario estadounidense Bill Clinton, que era presidente en 1994 y que calificó la inacción frente a estas matanzas como el mayor fracaso de su gobierno.
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El presidente de la Comisión de la Unión Africana (UA), Moussa Faki Mahamat, declaró a su vez: “Nadie, ni siquiera la UA, puede no disculparse por su inacción ante la crónica de un genocidio anunciado. Tengamos el valor de reconocerlo y de asumir nuestra responsabilidad”.
Francia envió al ministro de Relaciones Exteriores, Stéphane Séjourné, y al secretario de Estado del Mar, Hervé Berville, nacido en Ruanda y evacuado en los primeros días del genocidio. Durante siete días, no se permitirá música en lugares públicos ni en la radio. Tampoco estará autorizado la difusión por televisión de eventos deportivos y películas, a menos que estén vinculados a la conmemoración.
Las masacres comenzaron al día siguiente del atentado que mató al presidente Juvénal Habyarimana, de etnia hutu, tras meses de una virulenta campaña de propaganda contra los tutsi. Durante tres meses, el ejército, las milicias Interahamwe, pero también ciudadanos de a pie masacraron -con pistolas, machetes o garrotes- a los tutsis, a quienes denigraron con el calificativo de “inyenzi” (“cucarachas” en kinyarwanda), y a opositores hutus.
Inacción internacional
La masacre terminó cuando los rebeldes tutsi del FPR tomaron Kigali el 4 de julio, provocando un éxodo de cientos de miles de hutus a Zaire (actual República Democrática del Congo). Treinta años después, Ruanda, una excolonia belga y alemana, sigue desenterrando fosas comunes. La comunidad internacional fue duramente criticada por su inacción antes y durante el genocidio.
Francia, que mantenía estrechas relaciones con el régimen hutu cuando comenzó el genocidio, fue acusada durante mucho tiempo de “complicidad” por el gobierno ruandés. En un video difundido este domingo, el presidente francés, Emmanuel Macron, subrayó que “Francia lo asume todo y exactamente en los términos en que lo hice” en 2021.
Tras décadas de tensiones, que llegaron a la ruptura de las relaciones diplomáticas entre Francia y Ruanda entre 2006 y 2009, hubo un acercamiento después de que Macron creara una comisión que concluyó en 2021 que Francia tuvo una “grand responsabilidad”, pero que descartó que hubiera complicidad. Desde hace 30 años, Ruanda lleva a cabo una labor de reconciliación, en particular con la creación en 2002 de tribunales comunitarios, los “gacaca”, donde las víctimas podían escuchar las “confesiones” de los verdugos.
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La justicia también jugó un papel importante, pero según el gobierno de Ruanda, cientos de personas sospechosas de haber participado en el genocidio siguen prófugas, especialmente en países vecinos, como la República Democrática del Congo y Uganda. Un total de 28 fugitivos fueron extraditados del extranjero, incluidas seis personas procedentes de Estados Unidos.
Francia, que es el principal país a donde han huido los ruandeses prófugos, no ha extraditado a nadie, pero condenó a media docena de personas por su rol en las matanzas. Organizaciones de derechos humanos, incluidas Amnistía Internacional y Human Rights Watch (HRW), piden que se aceleren los juicios de los responsables del genocidio.
Fuente: AFP.
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Israel dice que caso por genocidio está “totalmente distorsionado”
Israel afirmó este viernes que no busca “destruir” al pueblo palestino y declaró que el caso por genocidio presentado en su contra ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) está “totalmente distorsionado” y no refleja la realidad del conflicto en la Franja de Gaza.
Sudáfrica presentó en diciembre un recurso de emergencia ante la máxima instancia judicial de la ONU, con sede en La Haya, argumentando que Israel violó la Convención para la Prevención de Genocidios, firmada en 1948 después del Holocausto, y el jueves expuso sus argumentos ante el tribunal.
Sudáfrica mostró “lamentablemente ante la corte una imagen factual y jurídica totalmente distorsionada”, declaró Tal Becker, uno de los abogados de Israel. “El conjunto de sus argumentos se basa en una descripción de la realidad de las hostilidades actuales deliberadamente organizada, descontextualizada y manipuladora”, agregó el letrado.
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Becker afirmó en la audiencia que “lo que Israel busca operando en Gaza no es destruir un pueblo, sino proteger un pueblo, el suyo, atacado en múltiples frentes”. El objetivo del recurso de Sudáfrica es que los jueces de la CIJ ordenen un cese inmediato de la campaña militar lanzada por Israel en Gaza tras el ataque del 7 de octubre del movimiento islamista palestino Hamás en territorio israelí, que dejó cerca de 1.140 muertos, en su mayoría civiles, según un recuento de la AFP a partir de las cifras oficiales israelíes.
Israel prometió “aniquilar” a Hamás, que gobierna en Gaza desde 2007, y lanzó una ofensiva sobre este territorio palestino donde han muerto al menos 23.469 personas, en su mayoría mujeres y menores, según las últimas cifras del Ministerio de Salud controlado por el movimiento islamista.
Israel y Estados Unidos, su principal aliado, rechazaron el caso presentado ante la CIJ alegando que carece de fundamentos. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, desestimó tras la audiencia del jueves las acusaciones de Sudáfrica y afirmó que no es su país, sino Hamás quien está perpetrando un “genocidio”.
“Israel tiene derecho a defenderse”, señaló el portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Matthew Miller. “Israel opera en un entorno excepcionalmente difícil en Gaza, un campo de batalla urbano en el que Hamás (...) se esconde intencionadamente detrás de civiles”. La CIJ podría pronunciarse en pocas semanas. La decisión del tribunal es vinculante, pero esta corte no tiene ninguna fuerza que garantice su aplicación. Tras el inicio de la invasión rusa en Ucrania en 2022, el tribunal ordenó en vano a Moscú que detuviera sus operaciones.
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“Cruzó una línea”
El tribunal no va a pronunciarse sobre el trasfondo del caso, es decir sobre si Israel está cometiendo un genocidio, pero sí sobre si la población de Gaza está en peligro. El recurso presentado por Sudáfrica se basa en que ambos países firmaron la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio.
El ministro sudafricano de Justicia, Ronald Lamola, argumentó en el jueves en La Haya que la respuesta de Israel tras los ataques del 7 de octubre “cruzó una línea”. “Ningún ataque armado en el territorio de un Estado, por muy grave que sea (...), justifica que se vulnere la Convención”, afirmó.
“Los genocidios nunca se declaran con antelación, pero este tribunal cuenta con las últimas 13 semanas de pruebas que muestran de forma irrefutable un modelo de comportamiento y de intención que justifica una acusación verosímil de actos genocidas”, afirmó Adila Hassim, una de las abogadas de Sudáfrica.
El portavoz del ministerio israelí de Relaciones Exteriores, Lior Haiat, tildó a Sudáfrica de actuar como el “brazo jurídico” de Hamás y afirmó que las acusaciones son “uno de los mayores espectáculos de hipocresía de la historia”.
Fuente: AFP.
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Bangladés: condenan a seis meses de cárcel a un Nobel de la Paz
Muhammad Yunus, premiado con el Nobel de la Paz en 2006, fue declarado culpable el lunes de infringir la legislación laboral en Bangladés, en un caso calificado de “acoso” por Amnistía Internacional y que sus partidarios denuncian como políticamente motivado. “El profesor Yunus y tres de sus colegas de Grameen Telecom fueron declarados culpables en virtud de la legislación laboral y condenados a seis meses de prisión”, declaró a la AFP el fiscal Khurshid Alam Khan en Daca, la capital.
Los cuatro fueron puestos inmediatamente en libertad bajo fianza a la espera de la apelación, precisó. A Yunus, de 83 años, se le atribuye haber sacado de la pobreza a millones de personas gracias a su pionero banco de microcréditos, pero la primera ministra bangladesí, Sheikh Hasina, lo acusa de “chupar la sangre” a los pobres.
En agosto, 160 personalidades mundiales, entre ellas el expresidente estadounidense Barack Obama y el ex secretario general de la ONU Ban Ki-moon, publicaron una carta conjunta en la que denunciaban el “continuo acoso judicial” a Yunus. Los firmantes, entre los que se encontraban más de 100 galardonados con el Nobel, aseguraron temer por “su seguridad y libertad”.
Hasina, que se presenta a la reelección en las elecciones legislativas de este mes, ha proferido duros ataques verbales contra el internacionalmente respetado premio Nobel de la Paz 2006, considerado como un potencial rival político debido a su creciente popularidad.
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“Carece de fundamento”
Los cuatro condenados estaban acusados de violar las leyes laborales por no crear un fondo de asistencia a los trabajadores en Grameen Telecom, una de las firmas sociales fundadas por Yunus. Ellos niegan todos los cargos. Decenas de personas organizaron una pequeña concentración de apoyo a Yunus a las puertas del tribunal.
“Me han castigado por un delito que no he cometido”, dijo el premio Nobel de la Paz a los periodistas tras la vista. “Si quieren llamarlo justicia, pueden hacerlo”, agregó. Yunus enfrenta más de un centenar de casos separados en los tribunales bangladesíes por infracciones de la legislación laboral y presuntos sobornos, ligados a las firmas de emprendimientos sociales que creó en su país para generar empleos y brindar servicios a los pobres.
El mes pasado, tras una de las vistas, aseguró a los periodistas que no se ha beneficiado de ninguna de las más de 50 empresas que fundó. “No fueron para mi beneficio personal, ya sea el banco Grameen o muchas otras organizaciones”, afirmó Yunus. Otro de sus abogados, Khaja Tanvir, declaró a la AFP que el caso “carece de fundamento, es falso y está motivado” políticamente. “El único objetivo del caso es acosarle y humillarle ante el mundo”, afirmó.
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“Parodia de justicia”
Irene Khan, exresponsable de Amnistía Internacional que ahora trabaja como relatora especial de la ONU y que estuvo presente en el veredicto del lunes, dijo a la AFP que esta condena es “una parodia de justicia”. “Un activista social y premio Nobel que trajo honor y orgullo al país está siendo perseguido por motivos frívolos”, afirmó.
Sus detractores acusan a los tribunales bangladesíes de avalar las decisiones tomadas por el gobierno de Hasina, que casi con toda seguridad ganará otro mandato la próxima semana en unas elecciones boicoteadas por la oposición. Su administración se ha mostrado cada vez más firme en su represión de la disidencia política.
Amnistía Internacional acusó a su gobierno de “instrumentalizar la legislación laboral” cuando Yunus fue juzgado en septiembre y pidió el fin inmediato de su “acoso”. Los juicios contra Yunus son “una forma de represalia política por su trabajo y su disidencia”, afirmó.
Fuente: AFP.
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Más de 1.000 muertos por dengue en Bangladés
Más de 1.000 personas murieron por el dengue en Bangladés desde inicios de año, según cifras oficiales, la peor epidemia de esta enfermedad en la historia del país En detalle, 1.006 personas han muerto desde inicios de año, entre 200.000 casos confirmados, según el ministerio de Salud del octavo país más poblado del mundo.
La Organización Mundial de Salud (OMS) desplegó expertos en el terreno y ayuda a las autoridades a reforzar la vigilancia, incrementar la capacidad de los laboratorios y mejorar la comunicación con las comunidades afectadas, señaló a inicios de mes.
El antiguo director de los servicios de Salud bangladesíes, Be-Nazir Ahmed, aseguró que el número de decesos es superior al de todos los años anteriores combinados desde el 2000. “Se trata de un acontecimiento sanitario de gran magnitud, tanto en Bangladés como en el mundo”, declaró a AFP. Bangladés registra casos de dengue desde los años 1960, pero en el 2000 sufrió su primera epidemia de dengue hemorrágico.
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El dengue es una enfermedad endémica de las zonas tropicales que provoca fuertes fiebres, vómitos, náuseas, dolores de cabeza y, en casos más graves, hemorragias que pueden llevar a la muerte. Entre los fallecidos este año hay 112 niños menores de 15 años, según las cifras oficiales. El número total de decesos supera con creces el récord de 2022, de 281 muertos.
Los científicos atribuyeron la epidemia a las precipitaciones irregulares y a temperaturas más cálidas durante la temporada del monzón, de julio a septiembre, que generaron las condiciones de reproducción ideales para los mosquitos. El virus que causa la enfermedad es ahora endémico en Bangladés, donde las epidemias han ido en aumento desde principios de siglo.
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La mayoría de los casos se registran durante el monzón, cuando se produce la mayor parte de las precipitaciones anuales del país, pero desde hace años los hospitales admiten a pacientes en el invierno boreal. El dengue y otras enfermedades causadas por virus transmitidos por mosquitos se propagan cada vez más, y más rápido, por el cambio climático, advirtió la OMS.
Según Abdi Mahamud, director de alerta y respuesta de la agencia, una combinación de factores, entre ellos el cambio climático y el fenómeno del Niño, contribuyeron a la aparición de graves epidemias de dengue en regiones del mundo como Bangladés, Sudamérica o países de África subsahariana.
Fuente: AFP.