La baja de las emisiones de gas de efecto invernadero a causa de la pandemia de COVID-19 tendrá un efecto “insignificante” y el mundo va hacia un calentamiento de 3 ºC, lejos de los objetivos del Acuerdo de París que cumplirá cinco años el sábado, advirtió el miércoles la ONU.

Tres días antes de una cumbre que pretende dar un nuevo impulso a los compromisos internacionales para mantener el calentamiento global por debajo de 2 °C, y si es posible del 1,5°C, en comparación con la era preindustrial, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) vuelve a lanzar un mensaje de alarma.

En su informe anual advierte que la reactivación tras el parón de la economía por el nuevo coronavirus tendrá que ser muy ecológica para evitar lo peor.

Para mantener la esperanza de limitar el calentamiento global a 1,5 °C, se tendrían que reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 7,6% por año, cada año desde 2020 a 2030, según la ONU.

Estas emisiones aumentaron en un promedio de 1,5% anual durante la última década, alcanzando un récord en 2019 (59,1 gigatoneladas, o miles de millones de toneladas, o +2,6% más que en 2018).

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La pandemia del COVID-19, que detuvo gran parte de la economía mundial y las actividades humanas durante varios meses, provocó una fuerte caída. Se espera que las emisiones de gas con efecto invernadero se reduzcan un 7% en 2020.

“Insignificante”

Pero este fenómeno tendrá un efecto insignificante a largo plazo, dicen los expertos de la ONU. Con el parón de la economía se habría evitado alrededor de 0,01 ºC de calentamiento para el 2050.

Y para finales de siglo se estima que la trayectoria del calentamiento será 3,2 °C superior, incluso si se cumplieran todos los compromisos del Acuerdo de París, que no es el caso. Con +1 °C registrados desde la era preindustrial, los efectos del calentamiento ya son notables.

Los cinco años transcurridos desde la firma del Acuerdo de París han sido los más calurosos de la historia y “los incendios, tormentas y sequías siguen causando estragos a medida que el hielo se derrite a un ritmo sin precedentes”, indica la directora general del PNUMA, Inger Andersen.

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Detrás de este sombrío panorama, la ONU espera que la pandemia sirva de lección y que el mundo ponga en marcha una verdadera “reactivación verde”.

Esta debería incluir un apoyo directo y masivo a las infraestructuras y tecnologías descarbonizadas, una reducción de los subsidios a los combustibles fósiles, el cierre de las centrales eléctricas de carbón, el desarrollo de “soluciones basadas en la naturaleza” y la reforestación a gran escala, entre otros.

Esto permitiría “reducir las emisiones previstas para 2030 hasta un 25% sobre la base de las políticas anteriores al COVID-19” y daría un 66% de posibilidades de contener el calentamiento por debajo de 2 °C.

Pero por el momento, a pesar de los cientos de miles de millones gastados por los gobiernos para rescatar sus economías, “en general se ha perdido la oportunidad de utilizar las medidas de estímulo para acelerar una transición con bajas emisiones de carbono”, advierten.

La ONU señaló que “la equidad” en los esfuerzos será “central”, pues las emisiones del 1% de la población mundial más rica representan el doble de las de la mitad más pobre.

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Tim Gore, responsable clima de Oxfam International, llamó a “un relanzamiento verde” y Jennifer Morgan, directora de Greenpeace International, pidió a los gobernantes “probar que hacen todo lo posible” cumpliendo los compromisos del acuerdo de París.

Fuente: AFP.

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