Estados Unidos reducirá la cantidad de tropas en Afganistán e Irak a su menor cantidad en 20 años después de que el presidente Donald Trump se comprometiera a terminar con los conflictos en el exterior, anunció el martes el Pentágono, generando preocupaciones de seguridad.

Rechazando el riesgo de que se destruya lo conseguido por Estados Unidos en la región, el secretario interino de Defensa, Chris Miller, dijo que unos 2.000 soldados saldrán de Afganistán el 15 de enero. Otros 500 regresarán desde Irak en la misma fecha, por lo que quedarán 2.500 en cada país. El retiro refleja el deseo de Trump “de poner fin de manera exitosa y responsable a las guerras en Afganistán e Irak y traer a nuestros valientes soldados a casa”, dijo Miller.

Miller indicó que ya se alcanzó la meta fijada en 2001, tras los ataques de Al Qaida contra Estados Unidos, de derrotar a los extremistas islámicos y ayudar a “sus socios locales y aliados a liderar la lucha”. El portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid, declaró a la AFP que la retirada “es un buen paso y es bueno para los pueblos de ambos países”, tanto el de Estados Unidos como el de Afganistán.

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Terminar con las guerras sin fin

La decisión acerca a Estados Unidos a desvincularse de conflictos que desde 2001 atravesaron tres presidencias y no tienen un final a la vista. El anuncio fue hecho a dos meses de que el republicano Trump ceda el poder al demócrata Joe Biden el 20 de enero. Ante el señalamiento de que Trump estaría actuando abruptamente tras su derrota electoral, el asesor de seguridad de la Casa Blanca, Robert O’Brien, sostuvo que el retiro de tropas estaba planeado desde hace tiempo.

“Hace cuatro años, el presidente Trump hizo campaña prometiendo terminar las guerras sin fin para Estados Unidos. Hoy el Pentágono solo anunció que el presidente Trump cumplió la promesa hecha al pueblo” dijo. Trump “espera que hacia mayo todos hayan regresado sanos y salvos”, acotó.

Cohetes en Bagdad

La decisión se conoció 10 días después de que Trump destituyera al secretario de Defensa Mark Esper quien insistía en dejar 4.500 soldados en Afganistán para apoyar al gobierno de Kabul. Esper redujo la cantidad de 13.000 soldados estadounidenses desde el acuerdo del 29 de febrero entre Estados Unidos y la insurgencia talibán.

Los talibanes y el gobierno afgano entablaron negociaciones de paz tras un acuerdo firmado entre Washington y los insurgentes, que implica la retirada de las fuerzas estadounidenses para mediados de 2021. Pero hasta la destitución de Esper, el Pentágono alegó que los talibanes no cumplieron su promesa de reducir sus violentos ataques a las fuerzas afganas y advirtió que esos ataques se intensificarían con menos tropas estadounidenses.

Sediq Sediqqi, portavoz del presidente Ashraf Ghani, confirmó a su vez en Twitter que éste habló por teléfono con Miller sobre “el continuo y significativo apoyo militar estadounidense a las Fuerzas de Defensa y Seguridad afganas”.

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En Irak, Trump redujo la cantidad de soldados en medio del lanzamiento de docenas de cohetes por grupos aliados a Irán contra la embajada y bases militares estadounidenses. El martes, una salva de cohetes fue lanzada contra la zona verde de Bagdad, donde se encuentra la embajada de Estados Unidos, rompiendo una tregua de un mes en los ataques contra la representación diplomática.

A condición de no ser identificado, un alto funcionario de defensa minimizó el riesgo de que resurjan grupos como Al Qaida y Estado Islámico. “Los profesionales del servicio militar están de acuerdo de que es la decisión correcta”, expresó ese funcionario. “Al Qaida ha estado en Afganistán durante décadas y la realidad es que seríamos unos tontos si dijéramos que se irán mañana”, acotó.

“Humillante salida”

Funcionarios estadounidenses y extranjeros advirtieron que una retirada precipitada de las tropas podría ayudar a los grupos yihadistas. El líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, dijo el lunes que la reducción de tropas conducirá a una debacle como “la humillante salida estadounidense de Vietnam” en 1975 y se tornará una victoria propagandística de los extremistas.

El jefe de la OTAN, Jens Stoltenberg, juzgó que Afganistán puede “volver a ser una base para los terroristas internacionales”. El ministro de Exteriores alemán, Heiko Maas, aseguró que Berlín está preocupado por lo que el anuncio de Estados Unidos “podría significar para que prosigan las negociaciones de paz”, advirtiendo además contra una “retirada precipitada”.

Desde el lanzamiento de las ofensivas militares en 2001 en Afganistán y en Irak dos años después, más de 6.900 militares estadounidenses murieron y más de 52.000 resultaron heridos en los dos países, según el Pentágono.

Fuente: AFP.

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