El tribunal indio encargado de medioambiente ordenó el lunes la prohibición de los petardos y fuegos artificiales durante la fiesta de Diwali en las ciudades con el aire contaminado, argumentando que existe una relación entre la polución y la propagación del coronavirus.
Ante la celebración de Diwali, gran festival hindú de las luces previsto el sábado, el tribunal consideró necesaria esta prohibición debido al papel que juega la contaminación en un nuevo aumento de los casos de coronavirus.
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La contaminación provocada por estos dispositivos pirotécnicos “agrava los riesgos para la vida y la salud”, estimó. La prohibición se aplica hasta el 30 de noviembre en todas las ciudades con una mayor contaminación, es decir casi todo el norte de India.
Nueva Delhi y los estados de Rajastán, Haryana, Maharastra y Bengala Occidental ya los prohibieron o limitaron su venta y su uso. En el resto del país, los estados contemplan autorizarlos el sábado durante un tiempo limitado a una hora.
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Para el tribunal, la prohibición debe ser “absoluta” en Nueva Delhi debido a la contaminación y el aumento de contagios de COVID-19. La capital india, con niveles de contaminación “severo” desde hace casi una semana según índices oficiales, registró el domingo un récord diario de 7.750 nuevos casos de coronavirus.
India es el segundo país en el mundo más afectado por la pandemia en número de casos, por detrás de Estados Unidos, con 8,5 millones de contagios y cerca de 127.000 muertos. Los fabricantes de petardos y fuegos artificiales reclamaron compensaciones públicas por esta prohibición.
Fuente: AFP.
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India: democracia bajo asedio del extremismo transfronterizo
- Juan Carlos dos Santos
- juancarlos.dossantos@nacionmedia.com
En un rincón estratégico del sur de Asia, la democracia más grande del mundo viene librando de manera silenciosa pero persistente, una batalla contra una amenaza que trasciende las urnas: el extremismo. India, con sus más de 1.460 millones de habitantes, se ha convertido no solo en un gigante económico y tecnológico, sino también en un blanco recurrente de atentados y actos violentos promovidos por grupos que operan –y a menudo prosperan– en territorio paquistaní.
Desde el ataque al Parlamento indio en 2001 hasta los atentados de Bombay en 2008, pasando por el atentado suicida de Pulwama en 2019, India ha enfrentado una cadena sistemática de agresiones que buscan, no solo sembrar el terror, sino también erosionar su cohesión interna. Estos actos no son aislados: están vinculados a organizaciones como Jaish-e-Mohammed y Lashkar-e-Taiba, grupos extremistas islámicos que, según Nueva Delhi y organismos internacionales, cuentan con respaldo logístico e institucional dentro de Pakistán.
Mientras tanto, India ha intentado responder sin renunciar a su marco institucional. Ha optado por operaciones quirúrgicas transfronterizas, presión diplomática y fortalecimiento de su seguridad interna, todo bajo el paraguas de un Estado de derecho. El mismo país que alberga más de 900 millones de votantes mantiene su estructura democrática incluso ante provocaciones que harían tambalear a otros regímenes menos estables.
Esto no significa que India esté exenta de críticas internas. El auge del nacionalismo hindú, las tensiones en Cachemira y el manejo de los derechos civiles son elementos que también forman parte de su compleja realidad. Sin embargo, frente a un enemigo que promueve la desestabilización desde la fe armada y la política del caos, la institucionalidad india sigue siendo su principal línea de defensa.
Pakistán, por su parte, mantiene un doble discurso. Por un lado, se presenta como socio internacional en la lucha contra el terrorismo; por otro, su aparato de inteligencia y su falta de control sobre grupos armados evidencian una permisividad peligrosa. La línea de control en Cachemira se ha convertido en una línea de fractura entre dos visiones del Estado: una democracia imperfecta pero funcional, frente a un país atrapado entre el poder militar y los intereses religiosos radicales.
India no solo defiende sus fronteras. Defiende un modelo de país plural, laico, que se debate entre sus contradicciones, pero que aún cree en el voto, en la ley y en la palabra como forma de resolver conflictos. En tiempos donde el extremismo se disfraza de causa nacional o religiosa, ese compromiso merece ser reconocido.
Hay que seguir atentamente como se va desarrollando esta situación, que si escala, puede llegar a ser muy peligrosa a nivel global pues estamos hablando de dos potencias nucleares.
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India y Pakistán llegan a acuerdo de alto al fuego
India y Pakistán acordaron ayer sábado un alto el fuego “total e inmediato” después de varios días de ataques mutuos con aviones de combate, misiles, drones y artillería, anunció el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Funcionarios de Nueva Delhi e Islamabad confirmaron la información minutos después de que Trump publicara el anuncio en su red Truth Social, felicitando el “sentido común” de ambos países en un conflicto que ha dejado más de 60 muertos.
La escalada entre las dos naciones potencias nucleares hacía temer una guerra abierta.
“Tras una larga noche de diálogo con mediación de Estados Unidos, me complace anunciar que India y Pakistán acordaron un ALTO EL FUEGO TOTAL E INMEDIATO”, escribió el mandatario. “Felicitaciones a ambos países por usar el sentido común y una gran inteligencia”, agregó.
El secretario de Relaciones Exteriores de India, Vikram Misri, dijo que ambas partes “detendrán todos los disparos y acciones militares en tierra, aire y mar” a partir de las 11H30 GMT.
En una declaración en X, el ministro de Relaciones Exteriores de Pakistán, Ishaq Dar, dijo que “Pakistán e India han acordado un alto el fuego con efecto inmediato”.
El alto el fuego se selló tras cuatro días de ataques y contraataques de ambas partes, en los que murieron al menos 60 personas a lo largo de la frontera y en la dividida Cachemira.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, aplaudió el cese al fuego y aspiró a que este “paso positivo” conduzca a una “paz duradera”, según su portavoz.
El conflicto empezó con el atentando del pasado 22 de abril en la Cachemira administrada por India en el que murieron 26 turistas, en su mayoría hombres hindúes, en un ataque que India atribuye a Pakistán.
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Pakistán responde a India tras ataque contra bases militares
- Srinagar, India. AFP.
Pakistán atacó el sábado zonas fronterizas de India en represalia por los misiles disparados horas antes contra tres de sus bases aéreas, en medio de los peores enfrentamientos en décadas entre estas dos potencias nucleares vecinas. Desde el miércoles, cuando India bombardeó supuestos campos “terroristas” en Pakistán, los dos países del sur de Asia están inmersos en ataques cruzados con misiles, artillería y drones que han matado a más de 50 civiles.
La espiral de violencia preocupa a la comunidad internacional. Los países del G7 reclamaron una “desescalada inmediata” y el jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio, ofreció la mediación de Washington para iniciar “conversaciones constructivas”. Las hostilidades comenzaron con un atentado el 22 de abril en la parte india de la disputada región de Cachemira en el que murieron 26 turistas, en su mayoría hombres hindúes.
Nueva Delhi imputa la acción al grupo yihadista Lashkar-e-Taiba (LeT), una organización calificada por la ONU como “terrorista”, radicada en Pakistán. Islamabad niega estar detrás del ataque y reclama una investigación independiente. El sábado, poco antes del amanecer, el fragor del conflicto llegó a la capital de Pakistán, con dos fuertes explosiones que sacudieron Islamabad y la vecina ciudad de Rawalpindi, cuartel general del ejército y de los servicios de inteligencia.
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En una comparecencia televisada en mitad de la noche, el portavoz del ejército pakistaní, Ahmed Sharif Chaudhry, denunció ataques con misiles contra tres bases aéreas, una de ellas en Rawalpindi. “La mayoría de misiles” fueron interceptados y “ningún activo aéreo” resultó dañado, afirmó Chaudhry, que prometió una respuesta.
Esta llegó pocas horas después, con ataques pakistaníes a lo largo de la frontera, según denunció el ejército indio. “La flagrante escalada de Pakistán con ataques de drones y otras municiones continúa en nuestra frontera occidental”, señaló en X. Periodistas de AFP escucharon fuertes explosiones en la ciudad Srinagar, en la parte india de Cachemira.
La disputa por Cachemira
India y Pakistán han librado tres guerras a gran escala desde la partición británica y la independencia en 1947, dos de ellas por las disputas sobre la soberanía de Cachemira. Este territorio de mayoría musulmana quedó dividido por la fuertemente militarizada Línea de Control, pero ambos países lo reivindican como propio en su totalidad.
Varios grupos insurgentes actúan en la zona por la independencia o la anexión a Pakistán. Sus operaciones se intensificaron desde 2019, cuando el gobierno indio del nacionalista hindú Narendra Modi revocó la limitada autonomía de Cachemira y la puso bajo control directo de Nueva Delhi. Pero por primera vez en más de 50 años, subrayan los analistas, estos enfrentamientos fueron más allá de la región en disputa y los ataques indios golpearon otras zonas de Pakistán.
“Es muy desafortunado que la conducta temeraria de India haya acercado a los dos Estados con armas nucleares a un gran conflicto”, dijo el viernes el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Pakistán, Shafqat Ali Khan. En los últimos dos días, el ejército indio acusó a Pakistán de atacar tres bases militares, dos en Cachemira y una en el estado indio de Punyab, y de lanzar varias oleadas de drones contra su territorio.
Según una portavoz militar de Nueva Delhi, Pakistán habría lanzado “de 300 a 400 drones”, una afirmación imposible de verificar de forma independiente. El ejército pakistaní desmintió haber bombardeado bases militares y acusó a India de urdir falsos ataques con drones contra su territorio. Fuentes militares de Islamabad también dijeron que sus fuerzas habían derribado 77 drones indios en los últimos dos días. Los equipos de la AFP pudieron ver los restos de algunos aparatos en varias ciudades del país.
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Aeropuertos y escuelas cerrados
Las hostilidades se están cebando con la población civil en ambos lados, aunque la mayoría de muertos se produjeron en Pakistán durante la primera noche de bombardeos indios. El viernes, las autoridades pakistaníes reportaron cinco civiles muertos, entre ellos una niña de dos años, por ataques de Nueva Delhi cerca de la Línea de Control que separa Cachemira.
De su lado, un funcionario policial en la Cachemira india informó de una mujer muerta y dos hombres heridos por un intenso bombardeo nocturno en Uri, a unos 100 kilómetros de Srinagar. El conflicto ha perturbado el tráfico aéreo. Numerosas aerolíneas cancelaron vuelos o recurrieron a rutas más largas para evitar sobrevolar esos países. India cerró 24 aeropuertos, aunque medios locales apuntan a una posible reapertura el sábado. Y las escuelas en ambos lados de la frontera están cerradas, afectando a millones de niños.
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Carta abierta de la viuda de Marcelo Pecci a 3 años de su muerte
Al cumplirse este sábado tres años del asesinato del fiscal Marcelo Pecci en Colombia, su esposa Claudia Aguilera divulgó una emotiva carta abierta haciendo un nuevo reclamo para que se haga justicia al recordar los terribles momentos que le tocó vivir el 10 de mayo de 2022 en la playa de Barú.
“Me desgasto día a día al pensar en lo que ocurrió. Perdóname, amor, por no poder recordarte sonriendo, por no recordar la calidez de tu abrazo y solo ver y escuchar los tres disparos; por recordar tu cuerpo ensangrentado y tu corazón desvaneciéndose poco a poco”, expresa la periodista.
También menciona que su hijo Marcelito ya ha cumplido 2 años de edad, que cada vez se le parece más y está comenzando a hablar muy bien. Le comenta que le habla de su padre, pero tal vez no lo suficiente. Resalta que desea protegerlo de todo lo malo que les ha tocado vivir como familia, “de la infamia de vivir en un país sin justicia”.
Aguilera manifiesta que la memoria de su esposo asesinado aún “molesta a las autoridades, a actores judiciales y a políticos de este país. Personas que tal vez prefieren encubrir, no sé a quién o a quienes, y borrar, de paso, tu legado".
“Te pido perdón, Marcelo Pecci, por la inacción de tus pares de la Fiscalía, que solo usan tu nombre para reivindicar valores que no los representan”, continúa su carta. Así también, reconoce pesar por sentirse alejada de Dios en los momentos que le abruma la tristeza
“Perdóname por ya no creer en la justicia. Te pido perdón por sentirme impotente ante la crueldad e inmensidad de los hechos. Amor, son tres años aciagos. Perdóname por no escribirte líneas más esperanzadoras”, comparte en un tramo final.
Aguilera se despide pidiéndole a su esposo que le de la fuerza para no claudicar y mantener la fe. Señala que tanto sus padres, hermanos, sobrinos, amigos y tantas personas que lo han amado lo van a recordar y seguir honrando su memoria buscando que se haga justicia en algún lugar del mundo.