Sao Paulo, Brasil | AFP |
La Bolsa de Sao Paulo sufría este lunes un derrumbe que llegó a superar más del 10%, accionando un mecanismo de suspensión de las operaciones durante media hora, en un marco de debacle mundial por la crisis del nuevo coronavirus y de hundimiento de los precios del petróleo.
A las 12H00 locales (15H00 GMT), el índice Ibovespa perdía 9,41%, a 88.913 puntos, pasando por primera vez por debajo de la barrera de los 90.000 puntos desde mayo de 2019.
Las acciones de Petrobras, que llegaron a perder más de 24% antes de la suspensión de las operaciones a las 14H01 GMT, registraban pérdidas de 20,32% en el caso de los papeles ordinarios y de 22,16% en los preferencias de la petrolera controlada por el estado.
La crisis mundial golpea con fuerza a los exportadores de materias primas, como la minera Val, que perdía más de 10%.
También se ve sumamente afectado el sector de las ventas minoristas, con una debacle de 19% de la cadena de ventas Via Varejo, y del sector aéreo, con una caída en torno al 10% de la aerolínea Gol.
También el real prosiguió su descenso a mínimos históricos frente al dólar, que llegó a negociarse a 4,80 reales, antes de refluir a 4,746, con una depreciación (-2,40% frente al cierre del viernes).
El dólar superó la barrera de los 4,30 reales por primera vez el 7 de febrero y desde entonces quiebra casi a diario un nuevo récord.
El ministro de Economía, Paulo Guedes, afirmó que el gobierno encara la situación con serenidad y reafirmó su determinación a aplicar su programa de control de gastos y privatizaciones para dar impulso al país.
“Estamos totalmente tranquilos y confiados en que la democracia va a reaccionar trasformando esta crisis en un avance de las reformas”, declaró.
La economía brasileña creció apenas 1,1% en 2019, el primer año del gobierno del presidente ultraderechista Jair Bolsonaro, por debajo del 1,35 de los dos años anteriores, sin conseguir despegar después de la recesión de 2015-2016.
El petróleo sufrió este lunes una caída de cerca del 20%, la más importante desde la Guerra del Golfo de 1991, a consecuencia de la decisión de Arabia Saudita de rebajar drásticamente sus precios tras el fracaso la semana pasada de sus negociaciones con Rusia.
Las consecuencias se propagaron a las bolsas mundiales, ya muy afectadas en las últimas semanas.