Montevideo, Uruguay | AFP | por Mauricio RABUFFETTI

Unos 2,6 millones de uruguayos comenzaron a votar este domingo en un balotaje para elegir nuevo presidente entre el favorito opositor Luis Lacalle Pou (centroderecha) y el oficialista Daniel Martínez (izquierda).

En una región que ha visto el ascenso de la ultraderecha en Brasil y la vuelta de la izquierda en Argentina, Uruguay podría -según las encuestas- dar un viraje a 15 años de gobierno del Frente Amplio, una coalición de partidos de izquierda que reúne a socialistas, comunistas, exguerrilleros y ortodoxos económicos.

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La diferencia entre el abogado de 46 años Lacalle Pou y el ingeniero y exalcalde de Montevideo Martínez, de 62 años, puede alcanzar hasta ocho puntos porcentuales (51% a 43%) en la intención de voto, según los sondeos.

Antes de sufragar, el presidente de la República saliente, Tabaré Vázquez, se refirió a la convulsionada América Latina, y dijo que Uruguay seguirá "todos los pasos constitucionales y legales" para un cambio de mandatario el primero de marzo de 2020.

"El pueblo uruguayo puede tener la más absoluta seguridad (de) que así lo vamos a cumplir", sostuvo Vázquez a periodistas, cuando se desarrollan protestas sociales en varios países latinoamericanos.

Las elecciones comenzaron a las 08H00 locales (11H00 GMT) y se extenderán hasta las 19H30 locales (22H30 GMT).

En un confuso episodio en la madrugada del domingo, personas que participaban de lo que en principio era una fiesta de música electrónica en la zona sur de Montevideo, frente al Río de la Plata, apedrearon móviles policiales y un bus de la Armada Nacional que transportaba personal para custodiar urnas durante los comicios.

Varios autos particulares resultaron dañados, informan medios uruguayos y se observa en videos y fotografías que circulan en twitter. Aún no hay información oficial al respecto.

Opositor favorito

Tras la primera vuelta de octubre, Lacalle Pou, del Partido Nacional, logró reunir en una alianza electoral a todo el arco opositor, incluidos el liberal Partido Colorado, el derechista Cabildo Abierto, liderado por el excomandante en jefe del Ejército Guido Manini Ríos, o el socialdemócrata Partido Independiente.

Luego de tres periodos consecutivos durante los cuales gobernó con mayoría absoluta en el Parlamento, el Frente Amplio se encuentra ante el mayor desafío de su historia política: mantenerse en el gobierno al que llegó por primera vez en 2005.

Pero con un alto desempleo del 9,5%, una economía estancada con un persistente déficit fiscal del 4,9% del PIB, y un aumento del 45% en el número de homicidios entre 2017 y 2018, en un país considerado seguro en el contexto latinoamericano, Uruguay podría cambiar de signo político este domingo.

Lacalle Pou, del Partido Nacional, va por su segundo intento de llegar a la Presidencia, tras perder en 2014 ante Vázquez.

El candidato opositor anunció que, en caso de victoria, tras asumir el primero de marzo de 2020, enviará al Parlamento una "ley de urgente consideración" con la que pretende adoptar medidas rápidas, en un plazo de 90 días.

Este proyecto busca declarar la "emergencia" de seguridad, eliminar los pagos obligatorios por vía de entidades financieras introducidos por el Frente Amplio, y liberar la importación de combustible en un país donde una empresa estatal tiene el monopolio y los precios del carburante están entre los más altos del mundo.

Lacalle Pou planteó asimismo un ordenamiento de las cuentas públicas para controlar el déficit fiscal y preservar el grado inversor de Uruguay, que prevé lograr mediante ahorros de hasta 900 millones de dólares en el Estado, entre otros, evitando la reposición de algunas vacantes.

¿Cambio de ciclo?

Uruguay formó parte de un grupo de países que viró hacia gobiernos de izquierda en la década pasada, cuando gobernaron Néstor y Cristina Kirchner en Argentina, Luis Inácio Lula da Silva en Brasil, o Rafael Correa en Ecuador.

Muy cercano al chavismo venezolano, el Frente Amplio llegó al gobierno de la mano de Vázquez en 2005, continuó con José Mujica en 2010, y volvió a Vázquez en 2015.

Aunque obtuvo casi el 40% de los votos en primera vuelta, esta coalición que funciona como un partido político desde su fundación en 1971, no ha logrado mantener el apoyo entre sus seguidores de cara al balotaje del domingo, que se definirá por mayoría simple de votos.

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