Texto y fotos: Raquel Dominguez

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El nordeste brasileño tiene sin duda muchos encantos, pero entre ellos Tamandaré es una de sus joyas mejor guardadas. En éste pueblo, ubicado a dos horas y media de Recife, esta Praia dos Carneiros, un edén que uno se maravilla al encontrar. Sus varios kilómetros de playas de agua limpia y de baja profundidad, permiten apreciar la riqueza en fauna marina casi sin necesidad de sumergirse. Claro que la inmersión abre un panorama de inigualable belleza, tanto en colores como en diversidad de especies como las estrellas de mar, corales y peces.

Y es en ese marco ya de por sí idílico, que se enclavan dos iglesias ahí mismo en la playa, las de San Pedro y San Benedito. Ambas antiguas, ya desde la época de los fazandeiros portugueses, se mantienen intactas y atraen a propios y extraños a sus altares, para casarse, rezar o simplemente reflexionar ante la presencia de Dios con el sonido del mar de fondo.

Ana Cristina Morais, de la Asocación de Turismo de Tamandaré, asegura que éste es un destino único por su ubicación, paisajes, patrimonio, hermosas playas, pero sobre todo por el idílico paisaje que conforman las pequeñas iglesias a orillas del mar. “De hecho, estamos trabajando desde hace un tiempo para hacer conocer Tamandaré como un destino ideal para bodas, pues las pequeñas iglesias son el escenario ideal para una boda íntima y sencilla a orillas del mar”, sostiene.

La antigua iglesia de San Pedro, en Praia de Campas, invita a llegar a sus altares para casarse, rezar o simplemente reflexionar con el sonido del mar de fondo.

Historia

De hecho, Tamandaré tiene sus orígenes en el Siglo XVI y se independizó de Río Formoso en 1997. Posee varios atractivos en cuanto a patrimonio histórico, arquitectónico y cultural, que remontan a la época de oro del ciclo azucarero pernambucano. La llamada Civilización del Azúcar toma significancia en la edificación de ingenios, fuertes, caserones y monumentos, que son verdaderos marcos de la historia de éste pueblo y de Pernambuco. Y es precisamente esto lo que hace despuntar el turismo como una de sus principales potencialidades en toda la región nordestina.

Patrimonios naturales, culturales y arquitectónicos se juntan en una historia de luchas y también de curiosidades como las que envuelven al Puerto Natural de Tamandaré, donde está el Fuerte de San Ignacio de Loyola. Este sitio se mantiene con su estructura original y su faro aún en funcionamiento. Aquí justamente funcionan hoy algunos comercios de artesanía y se trabaja para convertir al fuerte en un centro cultural, gastronómico y artesanal de todo tiempo.

El buceo permite apreciar a poca profundidad la belleza de los corales, estrellas de mar y peces de colores.
El Fuerte de San Ignacio de Loyola es hoy un patrimonio de la ciudad, ahí se encuentran tiendas de artesanía y pronto será un paseo cultural, artesanal y gastronómico.

Alojamiento

En ésta pueblo, cuyo nombre debe a un almirante portugués, las posadas son los sitios de alojamiento por excelencia, pues al ser un pueblo pequeño y ecológico, el turismo a gran escala no esta entre las previsiones. Sin embargo, también existen hoteles donde el turista puede encontrar todo el confort que precisa para su estadía. Y para los que quieran una estadía a gusto y libre de programas establecidos, se pueden alquilar casas a buen precio.

Pousadas como Praia dos Carneiros o Puntal dos Carneiros Beach Bungalows, están entre las más recomendadas para que el visitante tenga a mano el esplendor de las bellas playas junto con el confort y relax, todo al alcance de la mano.

El visitante que llegue a éste destino podrá disfrutar de sus hermosas playas y paisajes naturales haciendo los paseos en barco, jangada y catamarán. Podrá conocer el centro de la ciudad con sus tiendas y el centro de artesanos donde sin duda encontrará el recuerdo ideal de un viaje inolvidable.

Pero en Tamandaré no solo Praia dos Carneiros es la estrella, ya que también se encuentran otras playas encantadoras como Praia do Forte, Campas y Boca da Barra.

Disfrutar de sus piscinas naturales, formadas por diversos bancos de arena, es un privilegio para los amantes de las aguas calmas. Es belleza por doquier en un ambiente cuasi primitivo, donde el turismo sustentable es la marca registrada. No en vano las agencias de viajes más importantes del mundo eligen a Tamandaré como uno de los destinos mas bellos del mundo.

Tamandaré cuenta además con una reserva biológica natural, la de El Saltito, donde se conserva buena parte del Bosque Atlántico o Mata Atlántica en su estado natural, con cientos de especies de árboles, plantas, animales y aves. Las Areas de Protección Ambiental que existen en éste destino, muestran la preocupación por la preservación de éste rico y expresivo acervo ambiental.

Otro de sus patrimonios naturales es el río Arikindá, que desemboca en el Atlántico y cuyos manglares son hábitat natural de los cangrejos y ostras. Un paseo en lancha por éste curso de agua permite verlos a simple vista y sopesar su importancia en el mantenimiento del ecosistema de la región.

Pousada dos Carneiros es uno de los hospedajes con más confort en ésta hermosa playa.

Sabores inolvidables y rica artesanía

La comida es otro de los indudables encantos de Tamandaré. Con base en los frutos de mar, aliñada con productos orgánicos como frutas, castaña de caju y especias elaboradas artesanalmente en la región, hacen de cada plato una deliciosa e inolvidable experiencia gastronómica. El cuscuz de charque, camarâo da tapera o la tapioca gourmet, son solo algunos de los sabores de los que el visitante quedará prendado. Y entre los lugares donde se pueden saborear estos platos, están el restaurante Tapera do Sabor o el Bora Bora bar de playa, así como Degutti café y creppes.

En cuanto a la artesanía, en éste pueblo el material más utilizado es el casco seco del coco y las conchas de mar, pero la piña, flor de coco o cascaras de café, son también otros materiales que dan vida a los más hermosos recuerdos, lo que el turista puede encontrar en el Centro de Artesanato de la ciudad. La ambientación de todos los espacios de hecho esta engalanada con trabajos hechos con éstos materiales.

La Reserva Biológica “El Saltito”, es un parque natural que mantiene un buen remanente del Bosque Atlántico.

Costo promedio

Adiel Correia, guía y referente comunitario de Tamandaré, indica que el costo de estadía en éste pueblo no es de los más elevados y que las posibilidades se adecuan a todos los gustos y bolsillos. “El costo de la estadía en Tamandaré varía mucho dependiendo de lo que el visitante quiera vivir. Por día para paseo, restaurante y hospedaje, el costo es de 200 reales en promedio. Pero hay paquetes mayores de 500 reales por persona por día, así como paquetes mas económicos”, asegura.

Correía agrega que resorts todavía no hay porque es una comunidad muy pequeña y como todo en Tamandaré es ecológico y sustentable, no se apunta a un turismo masivo, sí turismo a pequeña escala, para bodas por ejemplo.

El río Arikindá, que desemboca en el Atlántico, esta formado por manglares que son hábitat natural de cangrejos y ostras.

Biodiversidad marina, su cuidado

Edvaldo Nascimento, del Centro de Estudio y Conservación de la Biodiversidad Marina (CEMB), cuenta que es un lugar muy importante para la historia de Tamandaré y Pernambuco, porque en ésta bahía los navíos llegaban anteriormente para la pesca masiva de peces, crustáceos y otras especies. “Este sitio fue reacondicionado y por ley federal esta destinado hoy solo a investigación científica para la preservación de la biodiversidad marina de todo Pernambuco. Esta bahía hoy no esta abierta al uso recreativo, solo científico”, sostiene.

Y entre las especies que protegen, además de los crustáceos, esta el manatí o piexe boi. Mediante barcos monitorean una extensa área para evitar la pesca indiscriminada y los buzos realizan patrullajes diarios en las profundidades para verificar el estado de la fauna en éste sector.

100% orgánico

Jossiane Miguel, dueña de Tapera do Sabor, uno de los restaurantes ícono en Tamandaré, cuenta que la gastronomía en éste destino se basa en productos de la zona, 100% orgánicos, cultivados por campesinos tamandarenses o frutos de mar sacados en el día por los pescadores a pequeña escala. “Todos nuestros ingrendientes son frescos y totalmente orgánicos. Y todo lo que se ve en la decoración de todos los rincones, tanto en bares o restaurantes, como en la ciudad, son producto del reciclaje. Usamos todo lo que la tierra produce acá para ambientar nuestros espacios, como las conchas de mar, semillas, cáscara de cocos, de café, hojas de cocoteros, etc”, detalla.

La tapioca gourmet, tanto dulce como salada, es uno de los manjares de la gastronomía tamandarense de la que el visitante quedará prendado.


Peixe do Povo, acompañado de arroz, mandioca frita, pirâu, es uno de los platos más populares de la región.

Símbolo espiritual

Una de las personas que sin duda marcan su presencia en éste pequeño pueblo de 22 mil habitantes, es el padre Arlindo, un italiano cuyo trabajo con la comunidad es realmente admirable. De una filosofía de vida sencilla, su prioridad es llegar a los más pobres de ésta región, los campesinos que quedaron sin trabajo y sustento cuando cerraron los ingenios azucareros o de alcohol. “¿Cuando terminará de construirse la iglesia?”, pregunta a todo con quien habla. Y la respuesta no todos la saben, entonces él la responde: “Nunca. Porque la iglesia se construye con la gente, siempre, todo el tiempo”.

Y dentro de esa filosofía, promover el turismo sustentable es uno se sus pilares, pues esta convencido de que es el único camino para traer desarrollo al pueblo, para que miles de tamandarenses y pernambucanos salgan de la pobreza.

Y es así como en un periplo de apenas dos días, es posible descubrir un destino que encanta. Si quiere conocerlo, se llega por vía aérea hasta Recife, desde donde en bus o transporte público, o con auto alquilado, se puede llegar a Tamandaré por vía terrestre en un viaje de dos horas y media. Anímese!.

Las playas calmas y poco profundas de Tamandaré, son el principal encanto de éste destino.
Praia de Campas, con ésta espectacular vista, es de esos lugares donde siempre se querrá volver.


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