Szeged, Hungría | AFP |
Casi cuatro años después de la muerte de 71 inmigrantes en un camión refrigerado encontrado en Austria, la justicia húngara condenó este jueves a cadena perpetua a los cuatro principales traficantes de la red.
El tribunal de apelación de Szeged (sur de Hungría) agravó las condenas a 25 años de prisión dictadas en primera instancia el año pasado contra estos cuatro traficantes de migrantes. La fiscalía había apelado, solicitando penas más severas.
Originarios de Siria, Irak y Afganistán, en su camino hacia Europa occidental las 71 víctimas, 59 hombres, ocho mujeres y cuatro niños, incluido un bebé, perecieron en el compartimento estanco que los traficantes se habían negado a abrir.
El drama, ocurrido en agosto de 2015, estremeció a la opinión pública internacional en el momento álgido de la crisis de los refugiados.
Los investigadores descubrieron una red de traficantes liderada por Samsoor Lahoo, un afgano de 30 años. Al igual que sus dos principales cómplices y el conductor del camión de la muerte, los tres búlgaros, fue condenado a cadena perpetua.
Los otros diez acusados en este proceso fueron sentenciados este jueves a penas que van desde los 4 a los 8 años de prisión.
Las víctimas, que querían llegar a Alemania, habían sido embarcadas en el vehículo en el sur de Hungría, no lejos de la frontera con Serbia, el 26 de agosto de 2015. Hacinadas en 14 metros cuadrados, con menos de 30 metros cúbicos de aire para respirar, fallecieron en menos de tres horas.
El camión fue encontrado al día siguiente abandonado con su carga macabra junto a una autopista austriaca cerca de Parndorf, en la frontera con Hungría.
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Naufragio en Grecia versus implosión del Titán: las dos caras de la humanidad
Las comparaciones son odiosas, no importa sobre qué sean; pero esta en particular generó un creciente debate sobre la humanidad y la cobertura que se le dio a dos tragedias marítimas, ocurridas con solo 4 días de diferencia y con protagonistas antagónicos, por un lado, centenares de migrantes y por otro 5 millonarios. Ambas muestran las dos caras de la humanidad.
La primera de las tragedias se registró el 14 de junio. Hoy es considerada una de las catástrofes migratorias más grandes. Ocurrió en Grecia y hasta ahora, no se sabe mucho al respecto. La información que trascendía, en principio, era el rescate de 80 migrantes que fueron sacados del mar por guardiacostas griegos y trasladados a Kalamata, puerto en el sur del Peloponeso, tras el naufragio de la embarcación en la que viajaban.
Se trataba de un barco pesquero que había volcado en aguas internacionales, a 87 km de Pilos, en el mar Jónico, con una gran cantidad de inmigrantes a bordo. La embarcación había zarpado de Libia con destino a Italia cuando se encontró con la tragedia. Se hundió en 15 minutos, de acuerdo a lo publicado por AFP.
Patrulleras de la policía portuaria de Grecia participaron en la operación de rescate, así como una fragata de la marina, un avión y un helicóptero de la fuerza aérea y seis embarcaciones que navegaban por la zona. El escenario era dantesco, pero la repercusión escasa.
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Cinco horas después del anuncio del naufragio, se informaba sobre la muerte de 32 migrantes y el rescate de 104 personas (en su mayoría originarios de Siria, Pakistán y Egipto). Veinte minutos más tarde, la cifra de muertos trepaba a 59. Dos horas después del primer reporte de fallecidos, el número llegó a 78.
Ese mismo día, el portavoz de los guardacostas griegos Nikolaos Alexiou declaró a la televisión estatal ERT que el barco naufragó en “una de las zonas más profundas del Mediterráneo” según publicó AFP. Mientras que Ilias Siakantaris, portavoz del gobierno griego, contó al mismo canal que el Ejecutivo recibió información -todavía no verificada- de que la embarcación transportaba al menos 750 personas, ninguna con chaleco salvavidas.
El peor dato fue revelado por uno de los sobrevivientes a los médicos que lo atendieron: centenares de niños viajaban en la bodega del barco. De acuerdo a AFP, un avión de vigilancia de la agencia europea Frontex detectó la embarcación la tarde del martes 13 y “ofreció a las autoridades griegas apoyo aéreo adicional, pero no recibieron respuesta”.
El 15 de junio, las autoridades griegas anunciaron la detención de nueve presuntos traficantes egipcios de seres humanos, entre los detenidos figura el capitán del navío siniestrado.
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“Hasta el momento, 281 familias pakistaníes se pusieron en contacto con nosotros para decirnos que un familiar podría haber sido víctima de este accidente”, declaró el viernes 23 ante el Parlamento el ministro del Interior de Pakistán, Rana Sanaulá.
Grecia ha conocido numerosas tragedias con embarcaciones, a menudo vetustas y sobrecargadas, pero esta en particular (las autoridades aún desconocen cuántas personas había a bordo, pero calculan que eran entre 400 y 700) es la más grave desde el naufragio del 3 de junio de 2016 en el que murieron o desaparecieron al menos 320 personas.
Implosión del Titán
El 19 de junio se conocía la desaparición de un sumergible que exploraba restos del Titanic con cinco personas a bordo. La embarcación, operada por OceanGate Expeditions, comenzó su descenso el domingo 18 por la mañana y perdió contacto con la superficie menos de dos horas después. Inmediatamente, el hecho desencadenó una operación multinacional de búsqueda y rescate por parte de Canadá (la desaparición ocurrió en el Atlántico Norte) y Estados Unidos.
En principio, no se sabía quiénes estaban a bordo, pero lo ocurrido había movilizado a las autoridades canadienses y estadounidenses y despertado el interés de ciudadanos de todo el mundo, que seguían el minuto a minuto a través de prácticamente todos los medios.
“Es un desafío dirigir una búsqueda en esa área remota, pero estamos desplegando todos los recursos disponibles para asegurarnos de poder localizar la cabina y rescatar a la gente a bordo”, había dicho el contralmirante de la Guardia Costera estadounidense John Mauger según publicaba AFP.
El mismo día en que Mauger se refería a la dificultad de la busqueda, hablaba sobre el tiempo como factor clave, atendiendo a la cantidad de oxigeno que tenía la nave y lo que quedaba para ese entonces (70%). La compañía OceanGateExpeditions había revelado que la profundidad máxima de descenso sería de 4.000 metros y que para ello tenían una autonomía de 96 horas de oxígeno.
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El único tripulante confirmado, para ese momento, era el millonario empresario y aviador británico Hamish Harding, quien escribió que “el equipo del submarino tiene un par de exploradores legendarios, algunos de los cuales han realizado más de 30 inmersiones en el RMS Titanic desde la década de 1980″.
El 20, ya se tenía un mejor panorama sobre otros tripulantes de la nave y se sabía que habían pagado 250.000 dólares por el viaje. A Harding se sumaron los nombres de Shahzada Dawood y su hijo Suleman Dawood, de 19 años. Ambos británicos de origen paquistaní. Dawood era vicepresidente del conglomerado Engro, que tiene inversiones en energía, agricultura, petroquímica y telecomunicaciones.
Asimismo, se sumaban posibles hipótesis. Alistair Greig, profesor de ingeniería marina en el University College London, sugirió dos posibles teorías basadas en imágenes de la nave publicadas por la prensa. Dijo que si tenía un problema eléctrico o de comunicaciones, podría haber salido a la superficie y permanecer flotando, “esperando a ser encontrado”, hecho que no aconteció; y por otro lado, que “el casco de presión estuviera comprometido, una fuga, lo que supondría un mal pronóstico” para la nave y sus tripulantes.
Para entonces, Francia había enviado un robot para buscar al sumergible y Noruega un barco con robots para barrer un área oceánica de 20.000 km2, con profundidades de cerca de cuatro kilómetros, en una busqueda a contrarreloj antes de que la reserva de oxígeno se acabe, prevista para el jueves 22.
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La lista de 5 viajeros se completó con Stockton Rush, director ejecutivo de OceanGateExpeditions, y el operador de submarinos francés Paul-Henri Nargeolet, apodado de “Señor Titanic”, por sus frecuentes expediciones hacia los restos del barco.
El miércoles 21 se anunciaba que los equipos de rescate habían escuchado ruidos en el área de búsqueda. “No sabemos qué son los ruidos”, dijo a la prensa el portavoz del servicio de Guardacostas estadounidense, el capitán Jamie Frederick, quien pidió mantenerse “optimistas y esperanzados” de encontrar con vida a los tripulantes. Así lo publicó AFP.
Llegó el jueves y la hora estipulada para el fin de la reserva de oxigeno. El mundo perdió entonces la esperanza de hallar a los 5 tripulantes con vida. Horas después, al mediodía, se hacía otro anuncio revelador. Los equipos de rescate divisaron “restos cerca del Titanic” y los expertos del mando unificado evaluaban la información.
Dos horas despues, a las 14 horas del jueves 22 de junio se confirmaba el peor desenlace. Los restos eran del Titan y todos sus tripulantes habían fallecido. Se confirmaba la implosión de la máquina justo al momento de perder el contacto con la superficie.
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El hecho fue confirmado por el científico marino David Mearns, experto en rescates y amigo de dos de los pasajeros del Titán, quien había señalado que los restos encontrados correspondían a dos partes muy importantes del sumergible, según la cadena Sky News.
“Esto indica que es el peor de los escenarios, un fallo catastrófico, que es en general una implosión”, que no habría dado tiempo a los pasajeros a darse cuenta de lo que estaba pasando, aseguró el experto.
La firma OceanGateExpeditions emitió un comunicado confirmado la tragedia. Por su parte, las familias de los fallecidos hicieron lo propio. Varios países enviaron sus condolencias; mientras Canadá y Estados Unidos anunciaron una investigación sobre lo ocurrido.
Ayer se anunció la llegada de los restos del Titán a la tierra y la investigación en curso. Así como el hallazgo de “presuntos restos humanos” en lo que quedó del sumergible. “Queda mucho trabajo por hacer para comprender los factores que provocaron la catastrófica pérdida del Titán y ayudar a garantizar que no se repita nunca una tragedia como esta”, concluyó el miércoles el capitán Jason Neubauer, quien dirige la investigación del accidente del sumergible.
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Gobierno de Perú decreta estado de emergencia y militariza sus fronteras ante llegada de migrantes
La presidenta de Perú, Dina Boluarte, decretó el miércoles el estado de emergencia en sus fronteras y ordenó el envío de militares para reforzar los controles ante la llegada de cientos de migrantes, que en su mayoría provienen de Chile.
Las tropas apoyarán la vigilancia en los cruces limítrofes con Chile, Bolivia, Brasil, Ecuador y Colombia. “La Policía Nacional mantendrá el control del orden interno con apoyo de las fuerzas armadas”, enfatizó Boluarte en conferencia de prensa junto a varios ministros.
En principio, el estado de emergencia empezará a regir desde este jueves. Sin embargo, el ejecutivo no ha precisado su duración ni si se restringirán derechos en los puntos fronterizos. Apoyándose en informes de prensa que señalan que “quienes cometen a diario asaltos, robos y demás actos delincuenciales son extranjeros”, Boluarte alegó que su decisión está encaminada a combatir la inseguridad.
“Por eso tenemos (que) hablar casi al unísono de migraciones con inseguridad ciudadana”, expresó. En ese sentido, su ministro de Defensa, Jorge Chávez, sostuvo que el estado de emergencia tiene como “finalidad” evitar “el ingreso de manera irregular e ilegal” de personas.
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“Entre la espada y la pared”
Bajo el sol y el frío desérticos, cientos de migrantes que salieron de Chile se aglomeran desde hace semanas en el paso fronterizo entre la ciudad peruana de Tacna y la chilena de Arica, donde las autoridades peruanas les impiden el paso por falta de un pasaporte sellado y visa vigente.
Mujeres, hombres y niños están atrapados entre policías chilenos y peruanos que vigilan el punto limítrofe, 1.500 km al sur de Lima. El gobierno peruano les cortó el paso y envió 200 efectivos para reforzar los controles migratorios, que antes ya había endurecido Chile.
Según la oficina de la ONU para los refugiados (Acnur), la mayoría son haitianos y venezolanos. Los migrantes aseguran que solo pretenden cruzar territorio peruano rumbo a sus países de origen o hacia Estados Unidos, para reencontrar a sus familias.
“Nos encontramos entre la espada y la pared, hacemos esto porque tenemos nuestra necesidad, pero esperar aquí una semana, dos semanas (...) nadie quisiera hacer eso”, dijo la venezolana Yosier Canelón a la AFP.
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Temor en Arica
Entre Tacna y Arica se han concentrado un promedio diario de entre 150 a 200 personas. “Son flujos cambiantes, ha habido algún pico de cerca de 400 personas, de distintas nacionalidades”, dijo el viernes a la AFP Federico Agusti, representante en Perú de Acnur.
Migrantes improvisan campamentos en Tacna, de unos 325.000 habitantes y ubicada a unos 35 km de la línea fronteriza. Con la medidas anunciadas por Lima “va a ser más difícil que la gente pase (a Perú), y vamos a tener una situación de campamento en la frontera, que es lo que se venía advirtiendo”, aseguró a la radio Biobío Gerardo Espíndola, alcalde de Arica.
Además del estado de emergencia, Boluarte también anunció que quienes en los últimos años hayan ingresado de formar irregular a Perú “tendrán un plazo de seis meses para acudir ante las autoridades peruanas a regularizar su situación”.
Se estima que la población venezolana en Perú, que representa casi 9 de cada 10 extranjeros, se aproxima a los 1,3 millones de personas, de las que un tercio no tiene permiso migratorio de permanencia en el país, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística (INEI).
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Fuente: AFP.
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Más de 220.000 migrantes cruzaron por el Tapón del Darién en 2022
Médicos Sin Fronteras (MSF) reportó 35.302 consultas en salud física y 2.230 en salud mental hasta este mes de diciembre a personas que pasan días en la espesa selva con el objetivo de llegar a Estados Unidos. Las cifras de migrantes del 2022 que atravesaron esta peligrosa frontera duplican lo registrado en el año anterior.
El Tapón del Darién, una selva de más de 5.000 km2 que separa a Colombia y Panamá, se convirtió en uno de los principales corredores para los migrantes irregulares de diferentes nacionalidades del mundo que aspiran a llegar a Estados Unidos. Según el gobierno panameño, por las peligrosas e inseguras rutas del Darién cruzaron 227.987 personas entre enero y noviembre de este año, una cifra que marca un récord histórico, pues en 2021 cerca de 130.000 personas atravesaron esta frontera.
Desde abril de 2021, Médicos Sin Fronteras (MSF) atiende a los migrantes que cruzan por el Darién tras caminar entre cuatro y diez días por la selva, cruzando ríos, subiendo montañas y exponiéndose a los grupos de delincuencia en la zona. De acuerdo con el Ministerio de Seguridad de Panamá, las principales nacionalidades de quienes cruzaron el Darién en 2022 fueron: Venezuela (148.953), Ecuador (21.535), Haití (16.933), Cuba (5.530) y Colombia (4.876).
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En el transcurso de 2022, MSF ha trabajado desde la Estación de Recepción Migratoria de San Vicente, uno de los puntos por donde pasan los migrantes, ha realizado 35.302 consultas médicas y 2.230 consultas de salud mental. La mayoría de las atenciones han estado relacionadas con enfermedades en la piel y dolores en el cuerpo; diarreas, infecciones respiratorias y enfermedades en el sistema digestivo. Las enfermedades crónicas más comunes son hipertensión arterial, asma, diabetes y VIH. Desde abril de 2021 hasta noviembre de 2022, el total de consultas en salud física por parte de MSF ha sido de 79.402 y 3.570 de salud mental.
Entre enero y octubre de 2022, el 83,3% de las personas atendidas en salud mental llegaron a la consulta por sucesos relacionados con violencia. Entre los eventos que desencadenaron el malestar psicológico, el 23% corresponde a exponerse a violencia, 13% a las consecuencias de la migración (separación de su familia, limitadas condiciones de vida, entre otros), el 11% a violencia sexual, el 11% a la migración por razones económicas, otro 11% a situaciones asociadas al tránsito por el Darién y el 7% a marginalización, estigma y discriminación.
Testimonios de migrantes
“Mami, ¿qué es violar?, me preguntaron mis hijos”, relato de una mujer venezolana de 32 años.
A mi esposo lo mataron en las protestas de 2017 en Venezuela. En ese momento, decidí emigrar junto a mis dos hijos de doce y nueve años, primero a Colombia y después a Ecuador. En ambos países vendía tortas y café, pero en ninguno de los dos me alcanzaba el dinero para quedarme.
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Un grupo de amigos decidió migrar y cruzar el Darién y aproveché la oportunidad de salir con ellos para llegar a Estados Unidos, en donde está mi hermano. En total éramos 23 personas, salimos desde Necoclí, llegamos a Capurganá y de ahí entramos a la selva.
El Darién fue muy fuerte, el camino era difícil y vimos de todo, hasta muertos. Lo peor pasó en una zona que llaman Las Banderas, ahí nos robaron y nos violaron. Nos violaron a mí y a varias mujeres, incluidas niñas.
Llegaron unos tipos encapuchados con machetes, pistolas y rifles. Nos interceptaron a todos y nos subieron a lo alto de una montaña. A las mujeres las llevaron aparte de los hombres. A mis hijos yo los puse junto con los varones, con un primo mío. A mi hija hice que la cubriera un amigo. Cuando estuvimos todas las mujeres, los hombres que estaban armados comenzaron a preguntar que en dónde estaban las de las caras más bonitas y se llevaron a las chicas más jóvenes. Primero las seleccionaron, pero después igual nos violaron a todas. Como cama usaron las propias colchonetas y las cobijas que nosotras llevábamos para dormir en el camino.
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Nos tuvieron secuestradas como por cuatro horas mientras nos revisaban y nos quitaban nuestras pertenencias. Cuando nos dejaron salir, nos fuimos corriendo como pudimos y comenzamos a bajar, gritando los nombres de las personas que habían salido primero a ver si nos encontrábamos.
Yo tenía mucho miedo por mis hijos. Tenía miedo especialmente por mi hija. Pensaba en las niñas a las que también violaron. Tuvimos que seguir y fue muy fuerte. Le doy gracias a Dios porque a mis hijos no les hicieron daño y porque a los demás al menos nos dejaron con vida.
Mis hijos son muy unidos, somos nosotros tres para todo. Ellos no vieron nada, pero han escuchado lo que dicen las otras muchachas. “Mami, ¿qué es violar?, me preguntaron. Y solo les dije que es cuando maltratan a las mujeres. Querían saber si me habían hecho daño y les dije que no. Solamente quiero protegerlos, pues sé que están asustados.
Cuando llegamos al centro de migrantes nos atendieron médicamente. Veníamos enfermos de tanto tomar agua contaminada del río y mi hijo tenía una infección en el oído. A mí me examinaron y me dieron pastillas para prevenir el VIH. No sé si fue por la violación, pero yo además tenía una cistitis muy fuerte. Ya me siento mejor y ahora quiero seguir. Quiero buscar oportunidades para mis hijos, que estudien. Para una mujer sola es muy fuerte.
“Llegamos sin nada, solo con lo que traíamos puesto”, venezolana de 18 años con un embarazo de 8 meses
“Soy venezolana y emigré a Perú en noviembre del año pasado. Salí con mi esposo y llegamos a Perú pidiendo cola. Allá mi esposo consiguió trabajo en una fábrica de atún y ahí nos quedamos hasta mayo de este año. Decidimos irnos de Perú porque estábamos viviendo una situación similar a la que vivíamos en Venezuela: el dinero no nos alcanzaba para nada. Entonces comenzamos a escuchar a todo el mundo hablando de Estados Unidos y de las posibilidades que allá hay, así que decidimos ir y probar.
De Perú también salimos pidiendo cola. De allí pasamos a Ecuador, de Ecuador a Colombia y de allí a Panamá. Cruzamos la selva. Antes de pasar, me hubiese gustado saber cómo era esta selva. Yo creía que sabía, pero en realidad no tenía idea.
Salimos de Capurganá, en Colombia. Yo crucé con siete meses de embarazo, nos tomó 10 días. Lo hicimos solitos, llovió bastante y estaba asustada, tuvimos suerte porque el río no estaba crecido. Cargábamos una olla y un yesquero y cocinábamos la comida que llevábamos con la leña que encontrábamos en el camino.
Al principio llevábamos muchas cosas, pero tuvimos que irlas botando porque no aguantábamos el peso. Tuvimos que botar la ropa, las sábanas y hasta esa olla con la que cocinábamos. Aquí a Panamá llegamos sin nada, solo con lo que traíamos puesto. A quien quiera tomar esta ruta le diría que no lo haga, he visto a mucha gente que llega traumatizada, he escuchado historias de personas que ven morir a sus familiares en el camino. No se atrevan a pasar por esto.
Durante el tiempo que he tenido que estar aquí en la estación de San Vicente he controlado mi embarazo en la carpa de Médicos Sin Fronteras. Ahí escuchan al bebé, chequean que todo esté bien y me dan todas las vitaminas que necesito. Será una niña y se llamará Chery. Tengo mucho miedo porque creo que me va a tocar a dar a luz aquí.
Apenas podamos continuar, seguiremos nuestro camino a Estados Unidos. Allá pensamos trabajar para ahorrar hasta que tengamos suficiente dinero para comprar una casa en Venezuela para poder regresar. De otra manera, no sería posible. Más allá de eso, ahora no sé cómo será el futuro. Aún no he podido imaginar siquiera cómo será mi bebé”.
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Hubo contacto para venida de inmigrantes ilegales al país
Ayer jueves trascendió la publicación de un medio británico sobre las declaraciones de la ministra del Interior de Reino Unido, Suella Braverman, al respecto de la iniciativa de enviar a inmigrantes ilegales del país europeo a Paraguay. Al respecto, autoridades locales señalaron que están al tanto del proyecto, pero que todavía no se avanzó sobre el mismo.
De acuerdo a la publicación, la ministra Braverman lleva adelante negociaciones con autoridades paraguayas para tener a nuestro país como alternativa a Ruanda al momento de deportar a personas que ingresan de manera ilegal a Reino Unido. Según el medio periodístico, las conversaciones están muy avanzadas.
“Tenemos otras conversaciones en curso, Paraguay es el más avanzado en este momento. Obviamente, es un país con condiciones diferentes y un historial de derechos humanos. Debería ser más difícil desafiar los vuelos allí”, refiere la fuente del Daily Express.
Hernán Huttemann, jefe de Gabinete Civil de la Presidencia, desmintió que se esté negociando dicha posibilidad y subrayó que la publicación no se ajusta a la verdad.