Bogotá, Colombia | AFP |
La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) pidió este martes protección "inmediata" para más de 1.600 indígenas que han sido desplazados o están confinados por combates entre grupos armados en el noroeste de Colombia.
"Más de 1.600 indígenas de 10 comunidades Embera y Wounaan son víctimas de desplazamiento forzado y confinamientos" en Juradó, del empobrecido departamento del Chocó, indicó en un comunicado Acnur, que basó las cifras en reportes de autoridades locales.
La "emergencia" se presenta desde el 26 de abril en el norte de ese municipio fronterizo con Panamá como consecuencia de enfrentamientos entre grupos armados ilegales y su presencia en los territorios indígenas.
Según la agencia, hasta el momento seis comunidades (914 personas) fueron desplazadas y cinco más están en situación de confinamiento (729 personas). Del total de la población afectada, 263 son menores de cinco años.
Por ello, solicitó al gobierno colombiano "la adopción de medidas de protección y atención humanitaria inmediata".
Chocó
El selvático departamento del Chocó es el epicentro de una disputa territorial entre el ELN (Ejército de Liberación Nacional, guevarista), reconocida como la última guerrilla activa de Colombia, y el Clan del Golfo, la mayor banda narcotraficante del país que surgió a partir de paramilitares de ultraderecha desmovilizados en 2006.
Ambas organizaciones se enfrentan para controlar una zona en la que antes operaban las poderosas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas) que dejaron las armas y se transformaron en partido en 2017 tras firmar un histórico pacto de paz.
Pero además Chocó, el departamento más pobre de Colombia, es uno de los puntos estratégicos de salida de cargamentos de cocaína que parten del Pacífico colombiano hacia Centroamérica y Estados Unidos.
También es un corredor para migrantes africanos, haitianos y cubanos que atraviesan Colombia con rumbo a Centroamérica, generalmente con Estados Unidos como destino final.
Aunque aliviada por el acuerdo con las FARC, Colombia vive un conflicto armado que durante más de cinco décadas ha enfrentado a guerrillas, paramilitares, agentes estatales y narcotraficantes, con saldo de ocho millones de víctimas entre muertos, desaparecidos y desplazados.
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Es preciso detener la marcha del Reloj del Apocalipsis
- Ricardo Rivas
- Periodista
- X: @RtrivasRivas
- Fotos: Gentileza
Las guerras –tantas veces repudiadas en el devenir de la historia universal– una vez más parece estar a la vuelta de la esquina. No es una sorpresa ni mucho menos algo inesperado.
La aldea global cambia. La tertulia invernal en esta tan fría noche en Mar del Plata –unos 1.450 kilómetros al sur de mi querida Asunción– posibilita que emerjan dudas, interrogantes, convicciones y, por qué no decirlo, preocupaciones. Amigos, amigas y debates cruzados. Mi vieja mecedora junto a los leños crepitantes y los copones cargados con un Gran Enemigo, cabernet franc de 2020, añaden calidez a ese “cónclave para pocos… y pocas”, como propuso alguien en tono de broma en “la previa”.
Las guerras ganan preponderancia en el espacio dialógico. El destrato violatorio de los derechos humanos de más de 125 millones de personas desplazadas, según los reportes del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR), agrega angustia.
“El propósito globalizador amplio que algunos estadistas a izquierda, derecha y centro impulsaron en décadas recientes parece decaer o, por lo menos, perder impulso”, lanza JJT, académico y catedrático. Lector con voluntad inquebrantable de conocimiento, agrega a ello su sorprendente memoria. Alguien coincide y asegura tener la misma percepción.
“Es así a partir del acceso al poder de nuevos líderes y lideresas que en algunos casos –por sus decires, sentires y acciones concretas– parecen dar señales de tener bajos coeficientes intelectuales para lo que se supone y demanda –justamente– a líderes y lideresas”, sentencia DEG, con años de formación en universidades asiáticas, europeas y en Oriente cercano.
Aquí, allá y acullá, conflictos en desarrollo. Terrorismos amenazantes y novedosas prácticas horrorosas. Armados con letales armas de diseño –incluso on demand– algunos gobiernos y corporaciones por debajo de la mesa privatizan las guerras e intervienen en ellas con mercenarios que asesinan a pedido del mejor postor.
SICARIATO A GRAN ESCALA
“¡El estadio superior del sicariato a gran escala!”, enfatiza AS, analista transnacional amateur. Con el pensamiento puesto en todos aquellos fuegos y nuestro propio fuego, entrecierro los ojos. Percibo que nuestros teléfonos inteligentes vibran.
“A los refugios. Suenan las alarmas”, reporta @bettapique –colega periodista galardonada y con larga trayectoria profesional en conflictos y guerras– desde su cuenta en X. “Israel e Irán intercambiaron disparos nuevamente (…) en su enfrentamiento más intenso de la historia, alimentando los temores de un conflicto prolongado que podría abarcar a Medio Oriente”, agrega la agencia francesa de noticias AFP.
Enmudecimos. Las y los integrantes de este grupo tenemos afectos y recuerdos valiosos en ese lugar del planeta. Tal vez, en silencio, propusimos un brindis por la paz que, también sin expresarlo en alta voz, lo aceptamos. Alguien levantó su copón. “¡Por la paz!”.
El ruego colectivo, sin embargo, no alcanza para dejar atrás los pensamientos. “El mejor camino para olvidar es no pensar”, le hizo decir alguna vez el viejo Ray Collins (92)
–tal vez el más grande escritor de historietas vivo en nuestra región después de la partida del admirado Robin Wood el 17 de octubre de 2021, en Encarnación– al teniente Zero Galván, del imaginario precinto 56 en NYC. “Pero, también, es el más largo”, remató aquel duro héroe latino (migrante) de ficción, aunque no tanto.
Ucrania arde. Gaza agoniza. Israel, aterrorizada. Irán, atormentada. República Democrática del Congo, ensangrentada. Sudán, Yemen, Nigeria, Afganistán, Siria, horrorizadas. Profesionalmente trashumé esos paisajes que millones –a través de milenios– llamamos Tierra Santa y algunos creemos que lo es.
Los grupos de poder que con el correr de los tiempos y la emergencia de conflictos múltiples se crearon para que líderes y lideresas resuelvan entre ellos y ellas los conflictos que se desploman sobre millones de inocentes devienen en púlpitos inadecuados, inútiles, para que los unos y las otras –tal vez– se escuchen entre ellos y ellas.
ALARIDOS
¿Quieren oírse? Los tremendos alaridos desgarradores de las y los desesperanzados no parecen conmoverlos. Millones huyen. Atrás quedan niñas y niños arrancados de sus familias para convertirlos en soldados. Los preparan para que sepan cómo ser eficientes para asesinar en masa.
Las y los adultos despojados de esos afectos entrañables, amenazados por lo que creen peor, se lanzan en busca de refugios incansablemente hasta que intuyen, perciben, sienten que –en verdad– van hacia lo peor. Miles sucumben cuando lo intentan.
Ningún lugar queda lejos para las y los desplazados forzados que, en cientos de casos, comprenden que escapar no siempre es llegar al lugar deseado. Al que creen más adecuado o al que, después de la huida, podría ser el nuevo y fértil campo de arraigo para sembrarlo de sueños. ¡Corramos, las balas pican cerca!
Sin embargo, algunas veces es tan aciago llegar que hasta aquel atrás peligroso que indujo la fuga parece perder sentido cuando –en cada playa a la que se arriba, luego de cada frontera que se cruza o muro que se sortea– se hace el recuento de quienes lo consiguieron entre las y los que partieron unidos en la desesperanzada esperanza.
Nunca fueron pocos ni pocas. Ni cuando las llamadas “invasiones bárbaras”, desde el siglo III de nuestra era, ni cuando finalizaba el siglo XIX y comenzaba el XX, en el “período de migraciones”. Sin embargo, por estos tiempos, los desplazados son muchos más. Quienes mueren en los intentos, también.
DESAPARECIDOS
En 2023, la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) reportó que, desde 2014, “más de 28 mil personas han desparecido” cuando intentaban llegar desde África a Europa. Lampedusa, esa muy pequeña isla italiana, es uno de los tantos puntos de llegada. Se multiplican allí los campamentos solo asistidos por voluntarios de múltiples organizaciones no gubernamentales (ONG) y programas de organismos multilaterales cada día menos dotados de fondos asistenciales.
El Mediterráneo es la ruta inevitable y, a la vez, un riesgoso desafío. A tal punto que a ese bellísimo mar al que los mapas del Imperio romano señalaban y mencionaban como Mare Nostrum, el papa Francisco unos pocos meses atrás lo describió como “un enorme cementerio”. El simbólico averno también pueden ser las olas gigantescas.
¿Y cuando llegan? “Solo la idea, la sensación y la convicción de ser sobrevivientes nos hace sentir bien, afortunados… pero dura poco.
El recuerdo de las y los ausentes pesa, lastima, hiere. Nos persiguen sin descanso”, me dijo mientras miraba fijamente aquel piso arenoso un desplazado con el que pude conversar periodísticamente.
Por breves momentos, sus ojos se perdían en el estrecho de Gibraltar. Miedos. Fantasmas, pensé y la certeza de estar siempre bajo sospecha. Muy cerca está la tan lujosa como deslumbrante Tanger tachonada de residencias ostentosas de ricos y famosos. El jet set no se fija en gastos.
“Solo, voy con mi pena / Sola va mi condena / Correr es mi destino / Para burlar la ley…”. Manu Chao (francés, español, vasco y gallego), como en aquel tiempo, vuelve a sonar en mis oídos. Ayer, hoy y mañana. Espero que no. “Perdido en el corazón / De la grande Babylon / Me dicen El Clandestino / Por no llevar papel (…) Mi vida va prohibida / Dice la autoridad”.
ARRAIGO Y DESARRAIGO
Algunas y algunos lo consiguen. Pero… arraigo y desarraigo suelen ser asignaturas pendientes, para siempre. “No soy de aquí, ni soy de allá, / no tengo edad, ni porvenir / y ser feliz, es mi color de identidad…”, canta desde 1970 el querido Facundo Cabral (1937-2011), siempre en mi corazón, que un frío sábado 9 de julio se fue desde Guatemala luego de cantar junto con miles en, de, desde, por y para la paz.
Una tormenta de violencia se abatió sobre él a las 5:20 de aquel día. El 8 de abril de 2016 la Justicia condenó a medio siglo de cárcel a quienes lo asesinaron. El narco Alejandro Jiménez, el Palidejo, y sus cómplices lo hicieron. Nunca nadie explicó, sin embargo, qué pasó. Mucho menos… por qué sucedió. ¿Por qué a él?, pregunté alguna vez en Guatemala a un magistrado. “¿Por qué no a él?”, fue su respuesta.
Ucrania arde. Gaza agoniza. Israel, aterrorizada. Irán, atormentada. República Democrática del Congo, ensangrentada. Sudán, Yemen, Nigeria, Afganistán, Siria, horrorizadas. La construcción de muros supera ampliamente al tendido de puentes. Asilamientos. Nacionalismos. Terrorismos. Crimen organizado transnacional de alta complejidad.
Algunas expresiones se repiten una y otra vez. Datos, hechos y supuestos se cruzan y entrecruzan. Incertidumbre y dolor. Las guerras –tantas veces repudiadas en el devenir de la historia universal– una vez más parece estar a la vuelta de la esquina. No es una sorpresa ni mucho menos algo inesperado.
EL RELOJ DEL APOCALIPSIS
Cuando finalizaba enero, el Reloj del Apocalipsis –así llamada esa herramienta científica creada por los más relevantes expertos nucleares en 1947– marcó que, en el año que recién se iniciaba, este 2025, faltan 89 segundos para la medianoche nuclear. Horroriza –más que nunca por estos días– ingresar en https://thebulletin.org/ doomsday-clock/. JJT lo hizo desde su celu. “Adelantamos el Reloj del Juicio Final (así también llamado) de 90 (en el inicio de 2024) a 89 segundos para la medianoche”.
¿Es posible? Los sucesores de Albert Einstein y Roberto Oppenheimer nucleados dos años después de finalizada la Segunda Guerra Mundial –cuando Hiroshima y Nagasaki ya estaban incineradas– en el ámbito de la Universidad de Chicago son claros en el uso de la palabra. Son concientes de la gravedad del anuncio que realizan. Eligen puntillosamente cada vocablo para consignar que las agujas del Reloj del Apocalipsis precisan que – este 2025– es “lo más cerca que jamás hemos estado de la catástrofe” nuclear.
“El mundo ya está peligrosamente cerca del precipicio, un movimiento de incluso un solo segundo debe tomarse como una indicación de peligro extremo y una advertencia inequívoca de que cada segundo de retraso en revertir el curso aumenta la probabilidad de un desastre global”, puntualizan después.
Como una suerte de crónica del futuro que –como toda proyección histórica hacia atrás o hacia adelante se formula desde el presente, con lo que se sabe y se tiene hoy para medir y analizar– los analistas sostienen que “en cuanto al riesgo nuclear, la guerra en Ucrania, que ya lleva tres años, se cierne sobre el mundo”.
Agrega el breve texto que “el conflicto podría descontrolarse en cualquier momento debido a una decisión precipitada, un accidente o un error de cálculo”. Pero no se queda allí. “El conflicto en Oriente Medio amenaza con descontrolarse y convertirse en una guerra más amplia sin previo aviso”.
ARSENALES
Escalofriante. Revela luego que “los países poseedores de armas nucleares están aumentando el tamaño y la importancia de sus arsenales, invirtiendo cientos de miles de millones de dólares en armas que pueden destruir la civilización”.
Lamentan y hacen público aquel día que “el proceso de control de armas nucleares se está desmoronando, y los contactos de alto nivel entre las potencias nucleares son totalmente insuficientes dado el peligro inminente”.
Con amargo asombro – tal vez tentados por la desazón– aseguran que “resulta alarmante que ya no sea inusual que países sin armas nucleares consideren desarrollar sus propios arsenales” y, aunque no señalan a país alguno en esa condición, aseguran que esos desarrollos “socavarían los esfuerzos de no proliferación (de armas de destrucción masiva) de larga data y aumentarían las posibilidades de que estalle una guerra nuclear”.
EL FIN DE LA CIVILIZACIÓN
El párrafo final –que JJT lee en alta voz– suena (y resuena) aún en mis oídos. “Continuar ciegamente por el camino actual es una forma de locura. Estados Unidos, China y Rusia tienen el poder colectivo de destruir la civilización. Estos tres países tienen la responsabilidad primordial de salvar al mundo del abismo, y pueden hacerlo si sus líderes inician conversaciones serias y de buena fe sobre las amenazas globales aquí descritas. A pesar de sus profundos desacuerdos, deberían dar ese primer paso sin demora. El mundo depende de una acción inmediata”.
Siento que las agujas de ese Reloj del Juicio Final no se aceleran ni acelerarán por quienes ejercen el derecho humano “a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado”; o “a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país”, como lo consignan los artículos 13 y 14 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos del 10 de diciembre de 1945.
No y solo no. El abismo está delante de un puñado de poderosas y poderosos. Solo ellas y ellos tienen la potestad de dar o no dar ese último paso al frente para detener el reloj o acelerarlo para siempre. ¿Qué es lo que no se entiende?
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Venezuela encabeza la lista de refugiados, reporta ACNUR
- Ginebra, Suiza. AFP.
El número de desplazados a la fuerza en todo el mundo bajó ligeramente desde su máximo histórico, pero sigue siendo “insosteniblemente alto”, con Venezuela encabezando la lista mundial de refugiados y personas necesitadas de protección internacional, alertó la ONU. El número de desplazados por la guerra, la violencia y la persecución alcanzó la cifra récord de 123,2 millones a finales de 2024, pero se redujo a 122,1 millones a finales de abril de este año.
En su informe anual, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, destaca que esta ligera baja se debió a que casi dos millones de sirios pudieron regresar a sus hogares tras el derrocamiento en diciembre del presidente Bashar al Asad y más de una década de guerra. Este factor en Siria, unido a una caída del número de refugiados afganos, convierte a Venezuela en el país con mayor número sumado de refugiados y personas necesitadas de protección internacional, con 370.200 y 5,9 millones respectivamente a fines de 2024 según ACNUR. El dato es un 2 % superior al de 2023.
La mayoría de estos venezolanos se encuentran en América Latina, empezando por Colombia (que con 2,8 millones de personas es el tercer país del mundo con mayor población refugiada), siguiendo por Perú (1,1 millones), Brasil (605.700), Chile (523.800) y Ecuador (441.600). En Estados Unidos la mayoría de las solicitudes de refugio fueron de venezolanos (116.700).
El gobierno del presidente Nicolás Maduro rechazó el reporte que aseguró contiene “cifras manipuladas” y “confirma la degradación total de esta agencia de la ONU”. “Sus informes se han convertido en instrumentos de propaganda para justificar agresiones, captar fondo y atacar a naciones soberanas como Venezuela”, indicó la cancillería en un comunicado.
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Una crisis global
“El número de desplazados triplica actualmente la cifra de 2011, y demuestra una crisis global profunda” en torno a “la protección de los civiles”, alertó Jan Egeland, secretario general del Consejo Noruego para Refugiados (NRC, por sus siglas en inglés), una destacada organización humanitaria presente en unos 40 países.
Egeland aprovechó para alertar de la situación de los refugiados en todo el mundo, haciendo una alusión velada a Estados Unidos y la restrictiva política migratoria del presidente Donald Trump, que ha desatado protestas en California y otros puntos del país.
“Estamos viendo a muchos países volverse hacia sí mismos y recortar drásticamente la financiación humanitaria (...) Hay gobiernos gastando dinero en armas, que debería emplearse con los refugiados y en proteger a los más vulnerables”, expuso Egeland.
ACNUR advirtió que la evolución de los grandes conflictos en todo el mundo determinará si la cifra global vuelve a aumentar. Según la agencia, el número de personas desplazadas a la fuerza es “insosteniblemente alto”, sobre todo en una época en la que está desapareciendo la financiación humanitaria.
“Vivimos un periodo de gran volatilidad en las relaciones internacionales, en el que la guerra moderna está creando un paisaje frágil y desgarrador marcado por un agudo sufrimiento humano”, afirma Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados.
“Debemos redoblar nuestros esfuerzos para buscar la paz y encontrar soluciones duraderas para los refugiados y otras personas obligadas a huir de sus hogares”, añade, en un contexto en el que la financiación se reduce drásticamente, y no sólo por la retirada de la ayuda humanitaria por parte de Estados Unidos.
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Venezolanos y colombianos piden asilo
ACNUR destacó que los venezolanos fueron la segunda nacionalidad en formular más solicitudes de asilo el año pasado, 268.100. Los colombianos fueron la cuarta nacionalidad más numerosa en hacerlo (149.500), dentro de una lista encabezada por sudaneses (441.400). Estados Unidos recibió en el primer semestre del año 2024 (últimas cifras disponibles) un total de 729.100 solicitudes de asilo. La mayor parte vinieron de países de América Latina y el Caribe, principalmente venezolanos (116.700), colombianos (79.300), mexicanos (54.000) y haitianos (46.600).
Las principales causas de los desplazamientos forzados siguen siendo los grandes conflictos: Sudán, Birmania, Ucrania... ACNUR actualizó las cifras de refugiados ucranianos en Europa, que eran más de 5 millones a finales de 2024. El mayor número se encuentra en Alemania: 1,2 millones, un 10 % más. Según ACNUR, de aquí a finales de 2025, serán hasta 1,5 millones de sirios procedentes del extranjero y dos millones de desplazados internos los que podrían haber vuelto a sus casas.
A fines de 2024, había 6 millones de refugiados sirios en el mundo, y 5,8 millones de afganos. Sumando los desplazados internos, Sudán tiene la mayor crisis del mundo en este momento, por la guerra civil que causa estragos desde abril de 2023. El país africano tenía un total de 14,3 millones de desplazados forzados, la gran mayoría de ellos dentro de su territorio, y algo más de dos millones en países vecinos.
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Cancillería presenta protocolo de respuesta a víctimas de trata de personas
La cancillería nacional presentó hoy miércoles el Protocolo Consular para Detección, Asistencia y Derivación de Víctimas de Trata de Personas y del Plan de Fortalecimiento Institucional Multianual de Cooperación Conare- ACNUR. El acto estuvo encabezado por el ministro Rubén Ramírez Lezcano
Durante el acto, el canciller señaló que esta herramienta busca optimizar la respuesta de la institución ante problemáticas complejas, como la trata de personas y el tráfico ilícito de migrantes.
El protocolo apunta a la integración de esfuerzos para fortalecer la seguridad, además busca proteger los derechos humanos de migrantes y víctimas de este flagelo, al tiempo de otorgar la asistencia necesaria a los connacionales y una protección efectiva a ciudadanos con estatus de refugiados.
“El protocolo permitirá abordar efectivamente estas cuestiones al garantizar una respuesta integral. Además, establece directrices para que las representaciones consulares puedan identificar y asistir a posibles víctimas de forma eficaz, capacitando al personal consular y asegurando que los derechos de las víctimas, especialmente los niños, niñas y adolescentes, sean respetados en todo momento”, explicó el ministro.
Agregó que el nuevo instrumento es fruto de la cooperación conjunta entre la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), y Eurofront. Igualmente agradeció a la representante regional de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Karmen Sakhr, por el apoyo que la institución brinda para esta implementación.
“Con todas estas acciones buscamos no sólo cumplir con los compromisos internacionales de la República del Paraguay en materia de derechos humanos, sino también asegurar nuestra respuesta ante la migración para que sea más humana, coordinada y eficiente para el bienestar de todos los ciudadanos”, resaltó.
En la ocasión también se presentaron: el Registro Único de Paraguayos en el Extranjero; Visa en Línea y la Autorización Electrónica de Expedición de Visa de Arribo, y la Actualización del Manual Consular.
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South 2024 presentó series latinas sobre deportistas e inmigrantes
Por David Sánchez, desde Cádiz (España), X: @tegustamuchoelc (*).
El uruguayo Gonzalo Lamela (director), el argentino Javier Krause (productor) y el mexicano Miguel Ángel Mendoza (productor) se dieron cita en el South International Series Festival de Cádiz y compartieron sus visiones sobre la conexión que el fútbol y el cine logran entre culturas, así como sobre el nuevo proyecto en coproducción con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), la docuserie “(In)visibles”.
“El fútbol es una gran herramienta de impacto y de conexión social”, aseguró Gonzalo Lamela, director de la serie “Mágico”, una producción que aborda la vida del legendario futbolista salvadoreño Jorge “Mágico” González, una figura que “deslumbró tanto en el campo como por su personalidad bohemia”. En el festival, Lamela presentó un avance de 18 minutos de este proyecto, en el que, junto a su equipo, buscan contar la historia de este icónico jugador desde un ángulo íntimo y personal.
González, conocido en el mundo del fútbol como “El mágico”, llegó a Cádiz luego de su participación en el Mundial de España 1982, donde dejó una profunda huella entre los aficionados. Su estilo único y su carácter reservado lo convirtieron en un “mito, una leyenda que trasciende el deporte”, apuntó Lamela. La serie, en fase de rodaje y con miras a una distribución mundial, busca, en palabras de Lamela, “contar la historia del mejor jugador de fútbol que no sabías que existía”.
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“Capitanes de América”
Lamela también es director de “Capitanes de América”, una serie producida por Ecocinema y que ya cuenta con tres temporadas emitidas en la plataforma Max (HBO) en América Latina y el Caribe. La serie ofrece un retrato íntimo de grandes figuras del fútbol latinoamericano como Carlos Valderrama (Colombia), Martín Palermo (Argentina), y Benjamín Galindo (México). Cada episodio se centra no solo en la carrera deportiva de estos jugadores, sino también en los desafíos personales que enfrentaron. “Lo que logramos es un retrato de vida, que incluye sus mejores jugadas, pero también sus dificultades”, comentó Lamela, enfatizando cómo esta serie ha logrado conectar emocionalmente con el público al presentar una visión humana de los deportistas.
La migración y los refugiados
El compromiso social de Ecocinema también se hace presente en “(In)visibles”, una docuserie realizada en colaboración con Acnur, la agencia de Naciones Unidas para los Refugiados. La serie, en competencia dentro de la sección de no ficción del festival, muestra historias de vida de refugiados en América Latina, particularmente en Centroamérica y el Caribe. Lamela explicó que, con esta docuserie, buscan “utilizar la narrativa cinematográfica para evidenciar historias humanas y crear conciencia sobre la situación de los refugiados”.
En su primera temporada, compuesta por tres episodios, “(In)visibles” retrata la travesía peligrosa que emprenden personas de países como Venezuela, pasando por Panamá, Trinidad y Tobago y Aruba en busca de seguridad y una vida digna. Este proyecto ha resonado fuertemente en el festival, y Lamela adelantó que “estamos desarrollando ya una segunda y tercera temporada”, con un estreno previsto en Iberoamérica para marzo de 2025.
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El piloto Reutemann
Javier Krause, productor ejecutivo en Ecocinema, aprovechó la atmósfera del festival para anunciar un nuevo proyecto: “The Last Lap”, una docuserie que explorará la vida del piloto argentino Carlos Alberto Reutemann. “Nos pareció que el South Series Festival, con su energía positiva, era el lugar ideal para anunciarlo”, afirmó Krause. La serie, que constará de seis episodios de 45 minutos, se centrará en el campeonato de Fórmula 1 de 1981, cuando Reutemann estuvo a un punto de convertirse en campeón mundial. Sin embargo, como explica Krause, la historia no solo aborda el desempeño del piloto en la pista, sino también “los manejos oscuros detrás de esa campaña”.
Krause destacó que, en “The Last Lap”, se retratarán las dificultades y los riesgos de competir en la Fórmula 1 en una época donde las carreras suponían un riesgo mortal para los pilotos. “Queremos que la audiencia entienda lo que significaba correr en los setenta, donde cada carrera podía ser la última”, expresó el productor, quien resaltó el compromiso de Ecocinema en capturar la esencia de los deportes desde una perspectiva auténtica y emocional.
* David Sánchez es un periodista franco español afincado en Toulouse, centrado especialmente en cine iberoamericano, miembro de la crítica internacional Fipresci. Sitio: https://www.tegustamuchoelcine.com.