Brasilia, Brasil | AFP | por Jordi MIRO
Centenares de líderes indígenas que participan en las tradicionales marchas en Brasilia tuvieron este jueves un tibio recibimiento en el Congreso de Brasil, donde volvieron a protestar contra la expansión de actividades mineras y agropecuarias favorecidas por el presidente ulraderechista Jair Bolsonaro.
Con coloridas plumas y collares y grandes tatuajes, los indígenas, acampados hasta el viernes en el "Campamento Terra Libre", participaron en dos actos en el Legislativo brasileño, un cuerpo señalado a menudo como elitista y derechizado desde la llegada del exmilitar de 64 años al poder.
En la Cámara, celebraron una audiencia organizada por varias comisiones, a pedido de la primera mujer indígena elegida diputada, Joenia Wapichan a (del partido de centroizquierda Rede), en la que participó también la excandidata presidencial y líder ambientalista negra Marina Silva.
En el Senado, fueron recibidos por el presidente de la cámara alta, Davi Alcolumbre (del partido de derecha DEM), y luego participaron en una sesión especial en el Plenario en homenaje a los pueblos indígenas.
En los actos, con pocos legisladores presentes, pidieron revertir una ordenanza de Bolsonaro que despoja a la Fundación Nacional del Indio (Funai) de sus atribuciones de demarcar tierras indígenas y otorgar licencias ambientales, para atribuírselas al ministerio de Agricultura dirigido por Tereza Cristina da Costa, exlíder de la bancada del agronegocio en la Cámara.
También criticaron los planes de Bolsonaro de flexibilizar los controles para la explotación económica de la Amazonía.
"Si no mantenemos la cabeza erguida, querrán atropellar nuestros derechos", expresó en el Senado Lindomar Terena, miembro del movimiento Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (APIB).
Pero el número de parlamentarios que acudió a los actos fue muy escaso.
"Algunos parlamentarios tienen poco interés en la cuestión indígena. Estamos en un momento muy difícil para las naciones indígenas de nuestro país, por culpa de la posición de este gobierno", dijo a la AFP el senador Rogério Carvalho, del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda).
La protesta de este año, en la que participaron unos 4.000 indígenas desde el miércoles hasta el viernes cerca de los ministerios de Brasilia, coincide con el lanzamiento de dos informes demoledores sobre la deforestación en el considerado pulmón del planeta.
El Instituto de Recursos Mundiales (WRI) reveló el martes que en 2018 el mundo perdió 12 millones de hectáreas de selvas tropicales, el equivalente a la superficie de Nicaragua, y que uno de los países más afectados es Brasil.
Tras la publicación del informe, realizado por Global Forest Watch, el gobierno brasileño afirmó en una nota enviada a la AFP que el país "está firmemente comprometido en conciliar la producción agrícola y la preservación ambiental".
El otro informe, publicado por Amazon Watch, revela que varias empresas europeas y estadounidenses tienen vínculos comerciales y financieros con compañías brasileñas del sector agropecuario responsables de la deforestación.
La Policía Federal (PF) de Brasil emitió este jueves 29 órdenes de arresto -19 de las cuales se habían cumplido por la tarde- en el marco de una operación contra el comercio ilegal de madera de la selva amazónica, en el que estarían implicados funcionarios de organismos de control ambiental.