Más de 4.000 migrantes y refugiados malviven en asentamientos informales y edificaciones abandonadas a lo largo de la frontera de Bosnia con Croacia. Esta situación es nueva para Bosnia, un país que hasta este año no era considerado como parte de la llamada ruta de los Balcanes, ya que el número de personas que lo atravesaban con la intención de llegar a la Unión Europea era relativamente pequeño.

En los últimos meses, el número de personas que llega a Bosnia ha ido aumentando progresivamente. Y en paralelo, las condiciones en los dos puntos de congregación más importantes que se han creado junto a la frontera con Croacia han ido empeorando.

Desde el pasado mes de junio, la organización médico humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF) trabaja de forma constante para tratar de aliviar la situación sanitaria de los migrantes y refugiados en asentamientos fronterizos temporales de Bosnia y Herzegovina. En cooperación con las autoridades médicas locales, MSF opera una pequeña clínica móvil que permite atender las necesidades de atención médica más básicas y urgentes en estos asentamientos, y derivar los casos más complejos y urgentes a un centro de atención especializada situado en el cantón de Una-Sana.

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