Camp Shorab, Afganistán | AFP, por Allison JACKSON.

Los marines desplegados en la inestable provincia de Helmand, un feudo talibán, aplauden la reciente decisión del presidente estadounidense Donald Trump de mantener sus tropas en Afganistán, dándoles más tiempo para llevar a cabo su misión.

"No hay límite de tiempo. Tenemos todo el tiempo del mundo (…) para finalizar nuestra misión de forma correcta", se felicita el sargento George Caldwell, un marine de 30 años entrevistado por la AFP en Camp Shorab, una base en Helmand, la más extensa provincia y la más meridional del país.

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Y no es el único que piensa así en esta región de opio que fue escenario de de feroces combates tras el inicio de la guerra en 2001 y donde la presión de los talibanes sigue siendo importante.

Los insurgente controlan o intentan conquistar 12 de sus 14 distritos. Incluso los afganos reconocen que su ejército todavía no está preparado para afrontar solo a estos grupos.

Las fuerzas norteamericanas, que en una época llegaron a ser 20.000 hombres en Helmand, solo están formadas actualmente por 300 marines, enviados en abril para una misión de la OTAN destinada a entrenar a sus homólogos afganos.

En total, Estados Unidos dispone de 11.000 soldados en territorio afgano y, con la nueva estrategia de Trump revelada en agosto, podrían ser 4.000 más. Por el momento se desconoce cuántos de ellos serían destinados a Helmand.

– Paz imperfecta –

En el desierto que rodea la base, los militares afganos se entrenan a expulsar a insurgentes de las casas, evacuar heridos en helicóptero y detectar artefactos explosivos.

Este ejercicio forma parte de un "ciclo de preparación operacional", una formación de 12 semanas lanzada en abril por los marines y dirigida a soldados afganos que estaban en el frente.

Para el general Wali Mohamad Ahmadzai, que dirige desde el año pasado el 215º cuerpo del ejército afgano en Helmand, el apoyo de Estados Unidos es crucial. "Nuestro ejército no está bastante preparado para combatir solo", admite el general, cuya estrategia ofensiva y su intolerancia hacia la corrupción son muy apreciadas por los marines.

"Más tropas nos darían la capacidad para movernos más rápido. Si a esto se suman recursos y consejeros, seríamos capaces de obtener resultados más rápidamente", insiste el general en jefe Roger Turner, comandante de la fuerza de intervención de los marines en el suroeste de Helmand.

Aunque Trump se mantiene impreciso respecto a su "victoria" en Afganistán, para Turner es poco probable que los insurgentes sean completamente erradicados.

Es más realista pensar en una paz imperfecta entre un gobierno afgano que controlaría los grandes núcleos de la población y las principales infraestructuras, y los talibanes que seguirían presentes en las zonas rurales, según este responsable.

"No sé si [las fuerzas de seguridad afganas] tendrán la capacidad para controlar todas las partes del territorio", abunda.

Numerosos analistas coinciden en este punto de vista. Para Kate Clark, de la Red de Analistas sobre Afganistán (AAN), "una estrategia así solo ofrece un poco de aire al gobierno [afgano]. No es una estrategia para ganar o vencer a los talibanes", comenta a la AFP.

Pese a un mejor entrenamiento, el ejército afgano sigue sufriendo grandes pérdidas en Helmand frente a los talibanes, cuyos recursos provienen del importante tráfico de opio y minerales de la región.

En estos últimos meses, varios atentados suicida han golpeado la provincia, entre ellos uno contra un convoy de militares afganos en el distrito de Nawa, donde murieron 13 personas.

Etiquetas: #Helmand

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