Del coco se puede producir dos tipos de aceite, para alimentación humana y animal; producción de abonos orgánicos y biomasa o carbón vegetal, entre otros.

La familia Salinas viene trabajando con este noble fruto de nuestra tierra hace 23 años, iniciando sus primeras operaciones en 1996. “Primero comenzó mi abuelo Herminio Sali­nas, luego siguieron sus tres hijos: Osmar, Tomás y Luis, quienes ya venían trabajando con el mbokaja a través del acopio. Ahí nació la primera pequeña fábrica en Piribebuy y ahora estamos empujando la empresa como parte de la tercera generación”, explicó Sady Salinas, actual gerente administrativo de la empresa nacional BISA SA.

Su nombre científico es “Acro­comia totai Mar” pero lo conocemos como mbokaja o cototero, el cual se trata de un árbol rústico y autóctono del Paraguay.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY
Un árbol de coco puede producir hasta 60 kilogramos de fruto por año.FOTO:AGUSTÍN ACOSTA

“El mbokaja es para mi familia el ‘arbol bondadoso del Para­guay’, porque le beneficia a todo su entorno, al agricultor, a las industrias que procesamos y al consumidor. El ambiente está muy contaminado con la tala de árboles y si apuntamos a una buena reforestación del mbokaja u otro árbol frutal se mejorará el medioambiente”, expresó.

Durante un recorrido del equipo del Diario La Nación por la fábrica en Piribebuy, se pudo observar que las máqui­nas se encontraban en fase de mantenimiento, teniendo en cuenta que a partir de diciem­bre comenzará a llegar la nueva zafra. La empresa tiene plantaciones en San Roque González de Santa Cruz, donde Salinas fue des­cribiendo las diferentes for­mas que se puede aprovechar el coco, como la extracción de dos tipos de aceite, para alimentación humana y ani­mal; producción de abonos orgánicos y carbón vegetal, entre otros.

Sady Salinas forma parte de la tercera generación que trabaja con el noble coco.FOTO:AGUSTÍN ACOSTA

“Una de las bondades del mbokaja es que es una planta nativa, bastante provechosa para el agricultor, ya que no precisa de mucho trabajo de limpieza luego de sus prime­ros años y se puede conver­tir en una actividad familiar su recolección una vez que comienza a dar sus frutos. No es necesario talar sino que solo recolectar las frutas”, sostuvo.

Además, señaló que al mbokaja se denomina el árbol de tres pisos, porque permite que se pueda plantar mbokaja en una hilera, en otra mandioca o batata, así como otro tipo de legumbres sin que ninguna perjudique su crecimiento, por lo tanto el agricultor no dependerá del coco para ganar dinero.

RECOLECCIÓN

Salinas comentó que la recolec­ción comienza generalmente el agricultor que tiene árboles nativos en sus terrenos, cuando el fruto está maduro, que es en los últimos meses del año. Ellos, a su vez, cuentan con aco­piadores quienes llegan con sus camiones hasta las plantas de procesamiento.

“Trabajamos directamente con los agricultores o acopia­dores, en las zonas de las dos plantas. Tenemos aproxima­damente unos 200 acopiadores que trabajan con unos 2.000 recolectores. Nosotros com­pramos por cajón, el cual es reglamentario y se paga apro­ximado de 20.000 guaraníes para cada uno”, dijo.

La apertura de compras empieza en diciembre, pero esperan hasta la segunda mitad de febrero o marzo para que la almendra se desprenda del carozo y puedan iniciar el pro­ceso en la fábrica.

Según estimaciones, un cam­pesino puede llegar a cultivar hasta 700 plantas de coco en una hectárea, el cual dejaría en forma anual la misma can­tidad de cajas y multiplicando su valor obtendría unos G. 14 millones.

Campesinos juntan las frutas y las llevan en carretas hasta puntos de acopio.FOTO:AGUSTÍN ACOSTA

Destacó que la resistencia de esta especie la hace casi inmune a plagas y a efectos climáticos adversos, por lo que puede

considerarse como una fuente natural de alimentación e ingresos muy importante para los hogares rurales.

ACTUALIDAD

La representante señaló que en tiempos de buena zafra llegaron a recolectar hasta 1.200.000 cajones en ambas fábricas (aproximadamente hace unos 10 años). “Ahora llegamos a alcanzar unos 350.000 cajones por lo que la merma ha sido significativa”, suspira y sigue.

Uno de los motivos que estima hizo que disminuyera el volu­men recolectado es la dificul­tad misma que tiene el agri­cultor de recoger las frutas en zonas de plantaciones nativas y optan por otra alternativa.

Además en la zona de Piri­bebuy, han desembarcado varias inmobiliarias que van abriendo nuevas urbanizacio­nes, derribando los árboles. También señaló que no existe una planificación a largo plazo de los agricultores para seguir explotando un árbol tan noble como el mbokaja.

“Nos preocupa la baja de mate­ria prima y la falta de incentiva­ciones por parte del Gobierno mismo para una reforestación teniendo en cuenta varios aspec­tos, como que se trata de un árbol nativo. Somos pocas las indus­trias que seguimos trabajando. El mbokaja es el amigo del eco­sistema, queremos que la gente conozca y entienda”, enfatizó.

Finalmente, Salinas sostiene y espera que el Gobierno, los agricultores, la sociedad y las organizaciones tomen concien­cia sobre el beneficio y poten­cial que tiene el mbokaja así como el valor del mismo para el país, al tratarse de un árbol nativo que peligrosamente está siendo eliminado.

LEY FOMENTA LA FORESTACIÓN

En el 2011 se promulgó la Ley N° 4.309 por el cual se fomenta la fores­tación o reforestación del cocotero o mbokaja en todo el territorio nacional por parte del Congreso. Fue declarado de interés nacional pues se trata de una planta nativa.

Hasta ahora, tampoco el Gobierno actual mostró señales de apoyo al sector que siente la disminución de la materia prima. “Necesitamos que se incentive la plantación de manera racional, apuntando a una reforestación y producción en línea. Hay un gran desconocimiento sobre la plantación del coco. Hemos tocado muchas puertas, tratando de incentivar su plantación, pero no logramos nada. Hay una ley que respalda su plantación y ni aun así tenemos retorno de parte del Gobierno”, dijo. Añadió que las entidades fomentan la plantación del eucalipto, señalando que el pro­blema es que al quinto año se debe talar para utilizar como biomasa, la cual es su única finalidad.

“El mbokaja uno planta y al 5º año ya tiene sus frutos, con la diferencia que sus frutos se usan como biomasa que es doblemente mejor, no perjudica al medioambiente, se genera oxí­geno y tiene una vida útil por los siguientes 90 años”, expresó.

Dejanos tu comentario