La rentabilidad no debe ser el principal objetivo de un banco, sino el resultado, señala el experto español en banca ética, Joan Melé. El referente exhortó a la banca tradicional de la región a enfocarse más en sus clientes, de manera de ayudar en proyectos que busquen a su vez mejorar la sociedad y el ambiente, pilares de la banca con valores.

–Mirando la banca hacia el futuro, ¿qué es lo que se debe hacer para alinear a esta con la ética?

–En primer lugar, de lo que siempre hablo, es el de per­cibir. Es decir, la banca debe percibir cuáles son las nece­sidades de la sociedad y de la tierra, que está profunda­mente herida. Hay que ver cómo desde el banco se puede ayudar a solucionar esto. El banco no puede dar las solu­ciones, pero sí puede detec­tar empresas emprendedo­ras que tienen soluciones para los problemas, ayudando a la financiación, siempre vigi­lando el riesgo. El banco no puede hacer donativos, pero para ayudar se debe aprender a conocer bien a los sectores, valor perdido hace tiempo en la banca, ya que el banquero de antes conocía bien la rea­lidad económica. También es cierto que hoy se volvió más compleja para volver a recu­perar el conocimiento en la economía, pero si uno va a financiar, debe estar acom­pañado de un experto de cada área. En ese sentido, percibir lo que se necesita para saber qué producto otorgar para dar soluciones, y para que sea via­ble, social y económicamente.

El propósito es, no cuánto dinero puedo ganar, sino cómo ayudo que los proyectos buenos vayan a buen rumbo y transformen. El banco es el intermediario entre personas que tienen dinero y no ideas, y personas que tienen ideas y no dinero. El banco ético tiene que hacer que el dinero cir­cule, pero de forma segura, ya que es un dinero que hay que devolver. El banco se puede convertir en un agente de transformación social.

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–¿Cómo hace un banco tra­dicional para salir de su zona de confort?

–Puede ser un banco o una empresa, o una persona en particular. Cuando estamos en una posición que tenemos beneficios, un crecimiento permanente, ya no queremos arriesgar eso. Nos da miedo que si se hace un cambio pueda repercutir en la ren­tabilidad, ya que esta sigue siendo lo más importante. Mi experiencia es que, si uno recupera el oficio de banquero, y eres muy profesional y entiendes los sectores con quienes vas a trabajar, no pones en riesgo la rentabilidad. Al contra­rio, muchas veces mejoras, pero este no debe ser el obje­tivo, sino un resultado.

Es muy cómoda la banca que hacemos hoy, al pedir un producto financiero ya la computadora contesta, con aprobación o rechazo. Por eso pido que el ser humano, el banquero se implique. Es algo muy incómodo decirle a la persona, mirándole a los ojos, que no se le otor­gará el crédito, pero expli­cando el porqué. Yo por ejemplo denegué présta­mos a personas que tenían muchas garantías, ya que vi que el proyecto no era via­ble y ponían en riesgos a sus garantías. Esto es el ban­quero ético, saber aconsejar bien. Esto es salir de la zona de confort, es volverte a pre­parar, a conocer, a salir a la calle. Es más cómodo sen­tarte en el despacho y decir que “ya vendrán”. Lo siento, a veces soy crítico, pero per­dimos ese espíritu original de los banqueros, que nació en el siglo XV, con el Renaci­miento. Nacieron antes los banqueros que los bancos, pues eran personas de con­fianza que entendían y sabían si se podía invertir o no. Hoy apelo a recuperar la profe­sionalidad, pero introducir la ética en los valores.

–Usted habla de la impor­tancia del contacto cara a cara ¿cómo hacer ante una ten­den­cia digital que hace que todo sea en línea?

–Me parece un grave error, pero en la forma de la utiliza­ción de la tecnología. En ese sentido, cómo se puede utili­zar. No para sustituir a la per­sona, sino que te acerque de manera más inmediata a ella. Por ejemplo, cuando agarres el celular e ingreses a la aplica­ción del banco, una persona te atienda en línea, puede ser vía Skype o por una nueva tec­nología y esta puede decirle en qué puede servirle. Yo creo que debemos compaginar nuevas tecnologías para llegar a más personas, en cualquier lugar del país o del mundo. La tec­nología debe estar a servicio de lo humano, no sustituir lo humano. Ese es el gran error.

–¿Cómo hacer ante esta nueva generación digital?

–Bueno, aquí se dejaron seducir mucho por la tecnología. Pero en el fondo, detrás de esto, hay un malestar. El ser humano cuando desconecta de sí mismo y de los demás, no es feliz. Puede estar enviándote un Whatsapp o estar en Facebook, pero nece­sitará de un abrazo y escu­char que te digan si estás bien. Menos redes sociales y más encuentros. Lo otro sirve, pero ya está. Hemos perdido esto, y cada vez enviamos más mensa­jes y demuestra que necesita­mos comunicarnos, pero esto no es comunicación. Comuni­cación es contacto real de ser a ser y esto es difícil que una máquina pueda hacer.

PERFIL

JOAN MELÉ

País: España

Cargo: Subdirector de Trio­dos Bank. Nacido en 1951, Joan trabajó durante treinta años en el sector de la banca tradicional antes de cambiar a Triodos Bank, donde ocupa actualmente el puesto de Subdirector en España.

Entre todas las iniciativas que desarrolla, hay que destacar su intensa actividad como conferencista en foros y char­las sobre temas de econo­mía social, finanzas éticas y humanidades. Es el autor del libro “Dinero y consciencia. ¿A quién sirve mi dinero?”, donde hace la apología del cambio a todos los niveles, preconizando el cambio indi­vidual como punto de partida para mejorar el mundo.

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