Pese a lo engorroso que puede ser un trámite judicial de filiación, muchas familias aguardan integrar a un niño, niña o adolescente a sus núcleos sociales y principalmente a sus vidas. Las autoridades trabajan para evitar la excesiva burocracia en las adopciones y para aportar una ley que regule el acogimiento familiar como una medida cautelar.

Sin dudas la adopción es un gran gesto de amor. No solo del que acoge al niño, niña o adolescente en el seno de su familia, sino además de la madre que renuncia a éste porque no tiene las condiciones suficientes para garantizar sus derechos.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Este paso fundamental y muchas veces criticado ofrece una segunda oportunidad a la criatura y a quienes desean ser padres. La adopción es la aceptación mutua, más aún si se trata de niños, niñas y adolescentes que tienen un pasado en instituciones de abrigo.

“La adopción no es solo del padre al hijo, es también de la criatura que adopta una familia”, sostiene la psicóloga Leticia Rodríguez, de la organización Enfoque Niñez.

Aunque muchos esperan largo tiempo para adoptar a sus hijos, otros aprovechan las oportunidades que surgen y así agrandan la familia.

“Lo de ella fue sin pensar. Estuvo la mano de Dios”, dice Angelina, mamá de M.R., una niña que fue rescatada de la extrema pobreza y puesta en adopción porque ningún familiar quiso acogerla.

La pareja conformada por Angelina y Juan (nombres ficticios) buscó durante años engendrar, pero no fue posible. A partir de allí pensaron en adoptar y las circunstancias ayudaron a cumplir este sueño, porque en ese tiempo se dio el rescate de M.R., quien les fue entregada en guarda.

Al año siguiente salió la pérdida de la patria potestad y en el 2016 iniciaron el proceso de adopción. En el transcurso de los trámites descubrieron que la niña tenía una enfermedad congénita, lo que ayudó a agilizar los trámites. Aún así, todo el proceso desde el rescate, la entrega y la documentación final se dieron en cinco años.

Sin embargo, Angelina dice que los trámites fueron rápidos. “Estando con nosotros se le detectó la enfermedad y eso ayudó a agilizar los trámites, porque entró entre las adopciones prioritarias. Todos ayudaron para que ella tenga una familia y pueda ser asistida”, enfatiza.

EXCESIVA BUROCRACIA

La excesiva burocracia para adoptar niños, niñas y adolescentes es uno de los principales obstáculos que enfrentan quienes desean tener un hijo/a que no sea de su sangre. “Me llevó varios meses juntar toda la documentación que me pidieron”, dice Soledad (nombre ficticio), de 44 años, quien se postuló ante el Centro de Adopciones para adoptar a una niña de 0 a 4 años. Tras presentar los papeles, el siguiente paso es una entrevista, y si se supera esta etapa pasa a la lista de postulantes, donde nuevamente la espera lleva ya casi dos años, porque los papeles de las niñas que pueden ser su hija aún no están en regla.

Además del punto mencionado, otra barrera es la edad de la criatura. La mayoría quiere bebés o niños pequeños. “Si solo quieren bebés, los niños mayores de 3 años quedan con pocas chances de ser adoptados”, dice la ministra de Niñez y Adolescencia, Teresa Martínez.

Para Rodríguez, de la organización Enfoque Niñez, tanto niños como adolescentes tienen capacidad y resiliencia de sanar las heridas emocionales y afectivas. “Ellos toman las oportunidades de recibir afecto, y de responder positivamente a esas oportunidades”, indica.

Agrega que hay experiencias y evidencias que demuestran que el problema no es la edad, sino la capacidad que los padres adoptivos tienen de acompañar el proceso, contener afectivamente y a su vez, ellos ser acompañados. “Los padres también necesitan el acompañamiento para responder las dudas que surjan para contener. Cuando no se acompaña es cuando pueden aparecer las dificultades”, indica.

CENTRO DE ADOPCIONES

Si bien la adopción de adolescentes no es frecuente, en los últimos tiempos se dieron casos positivos, dice la directora del Centro de Adopciones (CA), Dora Verón. Explica que existe un límite de edad para el adoptante, que es de 50 años, y por eso las familias se abren y dan oportunidades a los adolescentes.

No obstante, Rodríguez explica que las barreras impuestas son porque los padres no quieren aceptar el pasado de los chicos. “Los padres adoptivos no solo deben estar abiertos en adoptar al niño, sino también la historia de éste. Eso es parte de la identidad de la criatura. No se puede decir que la historia de ellos empieza cuando son adoptados”, apunta.

Desde el 2015 hasta los primeros días de octubre, el CA recibió 206 notificaciones de sentencias definitivas de adopciones, las cuales corresponden a 226 niños, niñas y adolescentes en familias definitivas a través de la adopción, que incluyen grupos de hermanos. Del total, 36 chicos pasaron por instituciones de cuidado alternativo antes de formar parte de sus familias definitivas.

La titular del CA dice que al menos 42 niños, niñas y adolescentes están para la adopción, además hay 250 procesos pendientes. “Una buena cantidad de estos niños son reinsertados en sus familias, ya sea la nuclear o ampliada. Otra cantidad es puesta en adopción”, aclara Verón.

Actualmente, el CA cuenta con 130 familias postulantes, mientras que en los últimos cinco años se han dado 320 sentencias definitivas de pérdida de la patria potestad y declaración de estado de adopción. De este total, 217 fueron sentencias con fines de guarda, 86 procesos del CA y 17 solicitudes de familiares, según datos del Centro.

BÚSQUEDA DE IDENTIDAD

El trámite más largo es el de la pérdida de la patria potestad, ya que se deben buscar no solo la identidad del niño, niña o adolescente, sino además algún familiar que quiera hacerse cargo. Cuando surge la negativa se inicia el proceso de pérdida de patria potestad y mientras, los niños viven en hogares de abrigo o en casas de acogida.

Si bien Leticia Ybáñez, secretaria general del CA, dice que este trámite puede extenderse por 19 meses, la defensora general Lorena Segovia admite que existe una excesiva mora. Comenta que la diligencia puede durar años, haciendo que los chicos y chicas permanezcan un promedio de cuatro años y dos meses en una institución de abrigo. “A veces es toda la vida de ellos”, describe.

Desde el CA sostienen que el juicio de adopción propiamente dicho puede demorar solo 9 meses. Esto, teniendo en cuenta que se tiene la identidad del niño, niña o adolescente, ya se dio la pérdida de la patria potestad y se realizó el relacionamiento previo entre el niño y la familia que desea adoptar.

Sin embargo, la abogada del fuero de la niñez Dina Cabañas asegura que eso depende mucho de los juzgados y también del impulso que se le da a la causa. “Hay juzgados que son más meticulosos”, describe. Añade que el proceso de adopción debe hacerse necesariamente en el juzgado de origen (donde inició todo el proceso relacionado al niño, niña o adolescente).

“Si la guarda (la primera medida) se dio en Luque, todos los demás procesos, incluso el de adopción se debe gestionar allí”, enfatiza.

Sobre el punto, la ministra Martínez añade que una práctica recurrente de adopción es solicitar la guarda y pasado dos años iniciar el proceso de adopción. “Muchos padres, o postulantes que están con la criatura, con el temor de que se les quite no dan ninguna información para la búsqueda rápida y el proceso se demora de más. Por eso que se quiere cambiar la ley, para sacar esa excepción, para que no siga siendo la regla”, analiza la ministra.

Teresa Martínez.
Lorena Segovia.

RESPONSABILIDAD ESTATAL

De los 989 niños, niñas y adolescentes que viven en uno de los 50 hogares de abrigo, la Defensa Pública tiene 766 expedientes, lo que significa que 233 criaturas no tienen defensor asignado. “Cada niño, niña o adolescente es una vida que nuestra inactividad puede llevar al cercenamiento de su derecho y esa es una responsabilidad del Estado paraguayo”, sostiene la defensora general.

Esto derivó a que instituciones encargadas de velar por los derechos de los niños, niñas y adolescentes se organicen para buscar agilizar las documentaciones y darles una oportunidad a esos chicos y chicas, de sentir el calor de la familia, ya sea la nuclear, la ampliada, una de acogida o adoptada.

“Necesitamos ocuparnos seriamente del tema, cada una de las instancias que corresponda”, asegura la ministra de la Niñez y Adolescencia, al tiempo de indicar que no se está velando por los derechos de esos niños, niñas y adolescentes. “Se archivan las carpetas, no la vida de las personas”, sostiene.

Al igual que la defensora general, la ministra de Niñez lamenta que muchos chicos cumplan la mayoría de edad en instituciones de abrigo, y que al dejar estas casas salgan a la calle sin haber tenido ningún vínculo familiar y muchas veces, sin estar preparados para enfrentar la vida, ya que ni siquiera pudieron concluir la secundaria.

CAMBIO DE LEY

La ministra Martínez indicó que se inició el proceso para el cambio de la Ley 1136/97 por la cual se rigen actualmente las adopciones. La secretaria de Estado dice que no pueden seguir existiendo niños que están en albergues, “que están olvidados” en la búsqueda de sus propias familias.

“Se requiere de una ley mejorada. La vigente cumplió el objetivo, que era evitar el tráfico de niños, que en su momento se daba como una adopción internacional”, enfatiza la ministra de la Niñez y aclara que “ahora necesitamos una ley más ágil y que siga protegiendo el derecho a la identidad del niño, que es la propuesta que está en el Parlamento y una ley que regule el acogimiento familiar como una medida cautelar”, explica.

Dina Cabañas.
Leticia Rodríguez.

Déjanos tus comentarios en Voiz