Paraguay se encamina a convertirse en un puntal en la producción de cannabis medicinal, con miras a abastecer el mercado local y exportar al mundo. Médicos e investigadores reconocen los beneficios del cáñamo en la salud e insisten en la necesidad de profundizar los estudios sobre el mismo, con la rigurosidad que éste requiere.

Abril del 2016. En esta fecha, Paraguay autoriza por primera vez la importación de extracto de cannabis con fines terapéuticos para uso de un solo paciente. Hoy, a poco más de tres años, Paraguay es el octavo país en la región en aprobar el uso medicinal del cannabis y en reglamentarlo a través de la Ley 6007/17, que en diciembre del 2017 crea el Programa Nacional para el Estudio y la Investigación Médica y Científica del Cannabis y sus Derivados.

Actualmente, el país está en proceso de otorgar cinco licencias a empresas para la producción, industrialización y comercialización controlada del aceite de cannabis a nivel local. Así, abre la puerta a la investigación de las propiedades médicas del cannabis y también a la diversificación de la economía nacional. Incluso, Paraguay puede convertirse en el destino de fondos transparentes con la industrialización del cannabis.

En este contexto, empresarios locales están impulsando la conformación de una Cámara Paraguaya de Cannabis Industrial. Uno de ellos es Juan Carlos Cabezudo, directivo de la empresa Cáñamos del Sur, quien señala que buscan convocar y articular una gran mesa de trabajo para debatir todas las aristas que supone el rubro del cannabis.

“Creemos que Paraguay no puede perder la oportunidad de generar las normas adecuadas para situarse a la vanguardia de este nuevo paradigma industrial y agrícola”, enfatiza.

Las empresas e interesados en la producción del aceite de cannabis deben solicitar el permiso a la Dirección Nacional de Vigilancia Sanitaria (DNVS) del Ministerio de Salud Pública hasta el 31 de octubre de este 2019. En principio, está prevista la plantación de cinco hectáreas, pero con el tiempo podría extenderse a diez. Para lograr la autorización, deben entregarse documentaciones que certifiquen buenas prácticas, planes de cultivo, seguridad, industrialización, transporte, disposición y exportación, en caso de que se apunte a ello. Estas serán analizadas por un comité de evaluación integrado por representantes de los ministerios de Salud, Industria y Comercio, Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) y Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas (Senave).

El neurocirujano Miguel Ángel Velázquez, quien trabajó al principio en la reglamentación de la ley, considera que el sector privado debe unirse al sector público para dinamizar el rubro y principalmente transparentar la concesión de las licencias. “Paraguay puede ser un puntal en la producción de cannabis medicinal, dar trabajo, pagar impuestos, exportar al mundo donde hay una demanda muy grande de cannabis medicinal, creo que este es el camino”, subraya.

PROPIEDADES MEDICINALES

Si bien en Paraguay está penada la tenencia superior a 10 gramos de marihuana, algunas personas con familiares enfermos de epilepsia refractaria, parkinson, esclerosis múltiple y otras afecciones se ingeniaban para experimentar con el aceite de cáñamo y aliviar así las dolencias de los mismos.

Precisamente, fueron las asociaciones de padres, como Cannabis Medicinal Paraguay (Camedpar), las que impulsaron al Estado a autorizar a un laboratorio privado, en mayo del 2016, la importación de componentes de cannabis para la producción local del aceite.

A pesar de que solo una farmacia determinada por el Ministerio de Salud Pública podía comercializar el producto, con esta medida se logró abaratar el costo del mismo en un 25% aproximadamente (era importado por US$ 320 en ese entonces) y hacerlo así un poco más accesible para los pacientes. Ahora, la Ley 6007/17 garantiza la provisión gratuita del medicamento. El 2 por ciento de la producción debe ser entregado a quienes lo necesiten y estén debidamente acreditados.

Hasta el momento, los casos de mejoría que se conocen no están sustentados en estudios ni investigaciones sobre las propiedades medicinales del cannabis, sino en relatos de médicos, pacientes y familiares que utilizan el aceite para el tratamiento de los suyos.

De acuerdo a Velázquez, quien tiene en su haber casi dos mil quinientos pacientes tratados con cannabis medicinal, este funciona como coadyuvante en el tratamiento de enfermedades como epilepsia refractaria, fibromialgia, migraña, parkinson, alzheimer; además, es un gran aliado para combatir el dolor crónico.

No obstante, recalca “que es un componente que tiene efectos múltiples, sobre todo en el sistema nervioso, por lo que debe ser controlado en su producción, dosificación, administración y seguimiento del paciente”.

AUTOCULTIVO, EN DEBATE

La necesidad de aliviar las dolencias de personas con epilepsia refractaria, por ejemplo, sumada a la falta de una legislación clara, propició no solo el uso casero del aceite de cannabis, sino también el autocultivo y la fabricación artesanal del bálsamo.

Ayer, martes 22 de octubre, una persona fue condenada a 5 años de privación de libertad por tenencia de estupefaciente sin autorización, tras hallarse en su vivienda 100 gramos de cannabis congelado y 30 ml de aceite de cannabis, a pesar de que, según testimonios, lo distribuía a enfermos sin ningún lucro. Actualmente, tiene arresto domiciliario y ya cumplió más de la mitad de la condena.

En este contexto, grupos de padres como Mamá Cultiva Paraguay siguen solicitando el autocultivo, que no está incluido en la presente ley, así como la importación de semillas de marihuana con las cepas. El 12 de setiembre de este año, la Cámara de Senadores otorgó media sanción al proyecto de ley que despenaliza el autocultivo del cannabis para uso médico. “Estamos felices porque se aprobó en Senadores, ahora estamos trabajando para que se apruebe en Diputados, ya que es una necesidad urgente de las familias tener acceso a la medicina”, dice Cinthia Fariña, presidenta de la organización y principal impulsora de la ley.

Para Velázquez, sin embargo, debe desalentarse la producción artesanal. “El cannabis no es una yerba mate, un ka’a he’ê, es un fármaco con acciones sobre el sistema nervioso. No se puede hacer en una cocina y mucho menos usar cualquier tipo de semilla”, lamenta y agrega que incluso el país puede ser sancionado por ello.

INVESTIGACIÓN

Los proyectos de investigación y desarrollo que quieran llevar adelante centros públicos, privados o mixtos deberán ser autorizados por la Dirección Nacional de Vigilancia Sanitaria del Ministerio de Salud Pública, como autoridad de aplicación, en coordinación con Senave y Senad, que implementarán un sistema de fiscalización. La DNVS se encargará de compilar y publicar toda información resultante de las investigaciones, médicas y científicas del uso terapéutico de los derivados del cannabis.

En las investigaciones estarán comprometidos médicos, biólogos e ingenieros de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), IPTA (Instituto Paraguayo de Tecnología Agraria), Infona (Instituto Forestal Nacional), Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), que podrán desarrollar cultivos, siempre, fiscalizados por Senad y Senave conforme lo estipula la ley.

La presidenta de la Sociedad Científica del Paraguay, Antonieta Rojas de Arias, asegura que la investigación del cannabis para uso medicinal es de gran importancia para el país. “Desde el momento que está demostrado que mejora la calidad de vida de los epilépticos, de niños con estatus epiléptico que convulsionan a repetición, es un tema muy importante para la investigación”, precisa.

Rojas enfatiza que hay mucho por investigar y menciona, a modo de ejemplo, una publicación de Cochrane, una página web especializada en información sobre salud, en la que se hace referencia a un estudio sobre el uso del cannabis contra el dolor neuropático crónico. Este refiere que hasta ahora no se encontraron resultados diferentes al placebo en el tratamiento del dolor crónico y que se observaron efectos adversos. Pero, aclara que las muestras fueron pequeñas, y que los posibles efectos beneficiosos de los fármacos con cannabis sobre el dolor neuropático crónico podrían importar más que sus posibles efectos perjudiciales.

“Muchos analgésicos para el dolor están trayendo efectos secundarios importantes, por lo que investigar compuestos alternativos es un desafío importante para la medicina. En ciencia, el rigor metodológico es muy importante para poder demostrar con objetividad los resultados, es por ello que, ante evidencias de buenos resultados, los estudios controlados y una mayor investigación de sus propiedades, es un desafío para la ciencia”, enfatiza Rojas.

NUEVO RUBRO DE PRODUCCIÓN

El lunes 21 de octubre, mediante el Decreto 2725, el Poder Ejecutivo estableció las condiciones generales para la producción e industrialización del cáñamo industrial. A decir del ministro de la Senad, Arnoldo Guizzio, “hay un interés importante de la industria mundial sobre este producto y están viendo en Paraguay un lugar en donde la producción puede ser ideal”.

La medida apunta a que los pequeños productores accedan a este nuevo rubro. Los mismos podrán cultivar un máximo de 2 hectáreas.

“Esto va a permitir desarrollar la agricultura familiar campesina. Ya hay empresas interesadas, de hecho, ya están instaladas en Paraguay. Se habla de asegurar un precio, de firmar un acuerdo con los productores”, menciona el ministro de Agricultura, Rodolfo Friedmann, y añade que la institución que encabeza se encargará de reglamentar el manejo, que incluye un sistema de trazabilidad. Se estima que el productor reciba G. 10 millones por hectárea, por cada cosecha, que sería dos por año.

Para el neurocirujano Velázquez, sin embargo, será difícil controlar las semillas usadas y las plantaciones por cada familia productora, además de lograr la trazabilidad del producto. “¿Cómo los pequeños productores van a hacer la trazabilidad? Los productos, sin la trazabilidad, no podrán ser vendidos ni comprados por las empresas para industrializarlos”, reflexiona.

Por su parte, Cabezudo, directivo de la empresa Cáñamos del Sur, asegura que el rubro del cannabis es una alternativa para dignificar a los pequeños productores y beneficiar a toda la cadena de valor, empezando por quienes hoy tienen derecho a la medicina.

“Buscamos crear una red industrial que convierta a Paraguay en el destino principal de fondos transparentes”, concluye.


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