Provienen de varios escenarios.

Uno de ellos podría derivarse de los hábitos familiares que “se nos han pegado”. Cuantos de nuestros progenitores han pasado gran parte de sus vidas tomando deuda para comprar lo que precisaban para la cobertura de necesidades personales, y sus hijos también asumen inconscientemente “dicho vicio” de que esa podría ser la forma de crecer y de que contribuya a lograr objetivos, imitando dichos comportamientos.

A veces entramos a “un círculo vicioso” en el que permanentemente pensamos en endeudarnos y no ver alguna otra alternativa que nos pueda ser más viable y con mejores retornos a través de autofinanciarnos con recursos genuinos siempre y cuando el manejo de nuestras finanzas nos permita.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

También los hacemos por presión social, pues vemos amigos que poseen un nivel de gastos más elevado, y para “no quedarnos atrás” asumimos la falsa creencia de que también necesitamos endeudarnos y que a posteriori generaríamos la fuente de repago necesario.

¿Cuántas veces nos endeudamos sin necesidad, simplemente porque vemos que otros tienen tal o cual bien y también nosotros “nos lanzamos a la pileta sin agua” en forma compulsiva sin que en contrapartida exista una decisión racional de por medio?

Se dan las falsas premisas de que alquilar una vivienda o departamento es “tirar nuestro dinero”, y nos “meten en la cabeza” que bien podríamos destinarlo dicho monto a la compra de una vivienda propia a través de un préstamo hipotecario de largo plazo.

Muchas veces, salvo excepciones, terminan de alguna manera alquilando un ingreso para pagar por su propio techo, dado que trabajan en relación de dependencia y salvo que uno tenga una cierta estabilidad laboral, resulta impredecible si en algún momento podrían desvincularnos de la organización y quedarnos súbitamente sin dicha fuente de ingreso.

Si los ingresos que tenemos muestran la consistencia necesaria y nos damos cuenta de que estamos haciendo una buena inversión con la compra de la casa que nos estarían generando ingresos pasivos, sí justificaría adquirir el inmueble, con lo cual tendría sentido el desbaratar las premisas mencionadas precedentemente.

También se dan casos de creencias personales donde decimos entre sí, el endeudarme hace que me sienta obligado a esforzarme cada vez más para poder pagar las cuotas, ideas que en realidad no tienen mucho sentido, pues la presión generalmente no es recomendable para el ser humano cuando proviene de factores exógenos.

Se dan casos concretos en que debido a nuestra limitada educación financiera, cuando recurrimos a un una entidad financiera, el oficial de negocios nos dice que la tasa nominal activa es reducida muchas veces nos autoengañamos, pues lo que se debe evaluar es el costo financiero total del crédito cuando decimos creemos que tenemos capacidad de repago y al final resulta lo contrario.

Dejanos tu comentario