Mientras el viento sur contiene las llamas, quienes las combaten descansan, pero no bajan la guardia. Si bien el escenario es dantesco, el Gobierno sigue sin declarar emergencia nacional. Desde la SEN reconocen que la tarea que tienen no es fácil.

Imágenes apocalípticas. El fuego arrasó con fauna y flora en el Chaco. La magnitud del siniestro ya se ve y se siente en Asunción, donde la calidad del aire es insalubre y autoridades sanitarias recomiendan el uso de tapabocas. Todo se inició el 11 de agosto, cuando las llamas ingresaron desde Bolivia y siguieron propagándose.

Hoy, a pesar de que el escenario es dantesco, el Gobierno solo declaró emergencia ambiental en Alto Paraguay y Boquerón, pero sigue sin declarar emergencia nacional. Desde sectores empresariales, principalmente el ganadero, así como la ciudadanía, piden la declaración de emergencia nacional para recibir ayuda internacional y así contener un poco más al infierno desatado en el norte del país.

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Un equipo de La Nación y GEN se trasladó hasta el Chaco y habló con Egon Neufeld, un ganadero de la zona que cuenta que allí “el aire quema”. “La primera humareda se detectó el 11 de agosto. Recibí el primer golpe de fuego el 17 de agosto, cuando pegó a nuestro campo, que es Faro Norte, estancia Kuarahy Retã. Prácticamente, el siniestro continuó hasta hoy (16 de setiembre). Hubo viento norte y ráfagas de 70 km casi todo el fin de semana y se propagó. Comenzamos en línea 2, de aquí a 80 km al Oeste, sobre la frontera boliviana. Entró hacia Base Cinco, pudimos retenerlo, pero en horas comenzó a entrar al Este. En tres días se consumieron 60.000 hectáreas. La mitad de la estancia Tierra Buena está quemada”, relata.

Ante la posible hecatombe, ganaderos y personal de la SEN aunaron esfuerzos para sofocar las llamas. “Acá hay gente que está hace 10 días en trincheras de fuego”, expresa y asegura que si el viento sur no aparecía, ayer otras 2.000 hectáreas de la propiedad de Tierra Buena desaparecían. El viento sur hace más factible sofocar las llamas trabajando en cortafuegos. De acuerdo a Neufeld, la situación es prácticamente incontrolable por el hombre, atendiendo que existen 50.000 hectáreas de bosques y un incendio de gran magnitud. “Esto solo puede parar con una gran lluvia, otras intervenciones solo son paliativas, lastimosamente”, explica y agrega que no hay agua cerca y que las distancias para transportarla son siderales.

Se deben transportar hidrantes desde Filadelfia, es decir, unos 450 kilómetros de distancia. Sin contar que el combustible llega desde Asunción. Es una logística costosa. “Estimo que, hasta el momento, ya serían 140.000 hectáreas las quemadas”, precisa el ganadero.

TRABAJO LOGÍSTICO

En Alto Paraguay, según el ministro de la Secretaría de Emergencia Nacional, Joaquín Roa, bomberos pudieron reducir el fuego y evitar que llegue al casco de la estancia Uruguay. En cuanto a la estancia Tierra Buena y Pensilvania, en Filadelfia, utilizaron 2.000 litros de una avioneta brasileña para mitigar el fuego en zonas que afectaron pastizales. En Bella Vista Norte, en la estancia de la Alcoholera Paraguaya, también bomberos amarillos combatieron el fuego.

Roa menciona que hay cincuenta personales distribuidos entre Base Cinco, Tierra Buena, Bahía Negra y San Pedro, dispuestos a combatir lo que está ocurriendo en la zona. “En la estancia Tierra Buena es donde estamos teniendo focos importantes en este momento. También vamos a reforzar la dotación que está en Base Cinco. Las posteriores aeronaves van a ser destinadas seguramente a Bahía Negra y la protección del pantanal paraguayo”, detalla.

En Base Cinco el clima permanece fresco, con 19 grados. Los vientos soplan desde el suroeste a 10 km/h. Esperan que la velocidad del viento aumente a 25 km/h.

ACUERDO SEN Y DINAC

La SEN firmó un acuerdo con la Dirección Nacional de Aeronáutica Civil (Dinac) para usufructuar una pista de aterrizaje de ser necesario. Así lo menciona Édgar Melgarejo, presidente de la Dinac, y agrega que esto implicaría la provisión de fondos para contratar aviones. Por de pronto, son nueve las aeronaves que aterrizaron desde Chile, Argentina y Brasil. Con estas operando en simultáneo, se prevé una descarga de 15.000 litros de agua al mismo tiempo por cada intervención aérea en la zona afectada del Chaco.

“Esto requiere de una coordinación logística muy afinada. Llevar el combustible JP1, tener bombas para cargar el JP1 e instalar la fuente de agua, como mínimo de 10.000 litros, para que pueda estar dándole la suficiente agua y que por lo menos haga tres lanzamientos. En la medida en que se va succionando agua del reservorio, se va recargando inmediatamente. Parece fácil de decir, pero no lo es al momento de ir a aplicarlo en el Chaco paraguayo, en la zona de Chovoreca”, puntualiza Roa.

ARDIÓ LAGUNA BLANCA

El incendio forestal sigue afectando en gran proporción al departamento de San Pedro, causando daños irreversibles para el medio ambiente. Una de las zonas afectadas es la reserva natural de Laguna Blanca, ubicada en el distrito de Santa Rosa del Aguaray. Desde la semana pasada se iniciaron los focos de incendio en distintos lugares de esta reserva y se propagaron rápidamente con la ayuda del viento, arrasando con todo a su paso.

Los bomberos voluntarios de Santa Rosa del Aguaray, pese a los pocos equipos con los que cuentan, hacen frente a las llamas y batallan constantemente para extinguirlas. Ayer, martes, recibieron la cooperación de sus pares del departamento Central, del distrito de Choré y de San Pedro del Ycuamandyyú, capital del departamento de San Pedro.

“Estamos dando respuestas en la medida de nuestras posibilidades, las grandes ganas de trabajar que tenemos se contraponen a los pocos implementos que poseemos”, explica Gustavo Ayala, comandante del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Santa Rosa del Aguaray.

EN GUARDIA

“Recorrimos a pie la zona afectada y también con un dron para realizar la verificación. Pudimos constatar que ya quedan pocos focos de incendio, que prácticamente ya fueron controlados, pero quedaremos en guardia porque con algún viento podría reavivarse el fuego”, concluye el capitán Bernardo Galeano, titular de la Comisión de Bomberos Voluntarios de Santa Rosa del Aguaray.


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