Por Dolly Galeano, dgaleano@gruponacion.com.py - Ciudad del Este. Agencia Regional. -Fotos: GUSTAVO GALEANO

La única esperanza que tenían para una vida más digna se truncó. En abril del 2018, la Senavitat presentó un proyecto habitacional para los nativos, pero la actual administración del MUHV no le da curso.

“No existimos ante las autoridades, nadie nos volvió a hablar sobre casas para nosotros. Estamos cada más apretados, avanzan construcciones de afuera. Seguimos buscando quiénes nos hagan las casas”, dice Carlos Etcheverry, líder de la comunidad maka que sobrevive hace casi 4 décadas en un agujero de la multicultural y cosmopolita Ciudad del Este. Prácticamente nadie sabe sobre la existencia de estos nativos en la meca comercial del país.

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En un espacio absolutamente precario, ubicado en medio del enjambre comercial del Este, vive esta comunidad. Recién hace poco más de un año vio, por primera vez, un proyecto habitacional para sí en el mismo predio. Sin embargo, éste quedó en el olvido con la actual administración del Ministerio de Urbanismo, Vivienda y Habitad (MUHV), encabezada por Dany Durand.

El 6 de abril del 2018, la entonces Secretaría Nacional de la Vivienda y el Hábitat (Senavitat) presentó en la Gobernación de Alto Paraná el proyecto habitacional para la comunidad maka de la capital departamental. Las imágenes del diseño virtual de lo que sería la futura estancia de los nativos hacinados en medio de los edificios, mostraron que finalmente iba a cambiar su estilo de vida.

La ministra de entonces, Soledad Núñez, explicó que a pesar de restar pocos meses para terminar su gestión, esperaba por lo menos el inicio de las obras antes del 15 de agosto. No hubo tiempo, el proyecto no encontró financiación y en el actual MUHV se desconoce el plan, de acuerdo a las consultas realizadas por La Nación. La Coordinación Indígena de la Gobernación de Alto Paraná, a cargo de Israel Arévalos, tampoco tiene conocimiento sobre el citado proyecto.

El diseño fue elaborado por la arquitecta Olga Villagra como parte de su pasantía al término de la carrera, teniendo como tutora a la profesora y arquitecta Mercedes Florentín, funcionaria del MUHV. El complejo habitacional estaba destinado a 40 familias e iba a ser construido en el mismo lugar donde hoy viven los maka, en el barrio Emiliano R. Fernández, en la periferia del centro comercial de Ciudad del Este. El predio es municipal y es apenas un pasillo en medio de moles de cemento, que cada vez se vuelve más estrecho.

La obra iba a consistir en tres bloques de viviendas, áreas para actividades educativas, infraestructura para el servicio de salud y un espacio para los encuentros de la comunidad. Igualmente, tendrían un lugar para la actividad comercial de los maka, ya que ellos se dedican a vender sus artículos de artesanía. Los turistas son los principales compradores de sus productos en esta triple frontera. Esto fue explicado aquel abril del año pasado por la misma Soledad. La obra iba a demandar una inversión de G. 2.500 millones.

Carlos Sánchez, de la Dirección de Comunicación del MUHV, informó que el proyecto no figuró en el informe de gestión de la anterior administración, entre obras en ejecución, ni en obras a iniciar.

CADA VEZ MÁS ACORRALADOS

La Nación visitó a los maka y conversó con varios de ellos. Su principal preocupación es que sienten que los ocupantes de los edificios lindantes los están empujando a un espacio cada vez más pequeño, sacándoles metros de su ya de por sí pequeño predio, de 70 metros cuadrados. El inmueble les fue otorgado en el año 1982 por el entonces intendente Juan Carlos Barreto Sarubbi. Los primeros maka ya habían llegado ante el impulso comercial de la ciudad y deambulaban entre Presidente Franco y la otrora Pto. Pdte. Stroessner, en la época de la dictadura.

Un promedio de 50 familias son permanentes en la comunidad y sobreviven hacinadas en precarias viviendas construidas una encima de otra. En la consulta manifestaron que sienten la hostilidad del mundo exterior porque no se respeta el lugar de ellos, porque la intención es sacarlos de allí. Ellos defienden la pertenencia de ese predio que ocupan desde hace tantos años. A pesar de ser un reclamo que vienen realizando desde hace décadas, siguen esperando una solución habitacional digna, además de los servicios básicos, sin salir de ese lugar.

Cuentan que hay periodos en que son más familias porque los de Mariano Roque Alonso llegan hasta la comunidad para luego volver. Dicen tener una población itinerante, pero existen familias que se mantienen allí hace mucho tiempo.

ME ENAMORÉ DE ESE LUGAR”

La arquitecta Olga Villagra, autora del proyecto, dijo que una vez culminado el trabajo lo entregó a la Senavitat. “Me gusta mucho diseñar y acercarme a problemáticas como estas, la verdad me di cuenta que si yo no agarraba, nadie iba a hacerlo. No había financiación para el proyecto, fue a puro pulmón”, relata la profesional sobre cómo fue para que, siendo entonces alumna de Arquitectura en la Universidad Nacional de Asunción (UNA), se haya interesado por los maka de Ciudad del Este.

“Cuando llegué por primera vez a la comunidad ya me enamoré de ellos, esa fue la mayor motivación, ser parte de un aporte que sea distinto, quería dejar algo interesante con el trabajo”, explicó. Otro aspecto motivador fue que, “en ese momento, había mucho interés de que se realice, se habló de financiación de Itaipú por ejemplo, obviamente, a qué proyectista no le va a gustar que su trabajo se haga realidad”.

Villagra sostuvo que en todo momento fue un desafío, “por tratarse de quienes son los destinatarios, donde iba a ser hecho, siendo el terreno un agregado a la complejidad del proyecto”.

SIN PRESUPUESTO

La arquitecta Mercedes Florentín explicó que siendo directora de uno de los programas de la ex Senavitat, acompañó a la entonces ministra Soledad Núñez a Ciudad del Este, para ver algunos trabajos y en esa oportunidad, desde la gobernación, se les planteó el problema habitacional de los maka y, ante eso, fueron a visitar a la comunidad y recogieron muchos datos del lugar.

Coincidente con eso, a la arquitecta Florentín, docente en la UNA y realizadora de tutoriales para trabajos finales de graduación, se le acercó Villagra pidiéndole ser su tutora. Ella no tenía definida su tema, por lo que le sugirió trabajar en un proyecto para mejorar la situación de los maka de Ciudad del Este. Así nació el único proyecto pensado para esa población nativa en la meca comercial del país.

Reiteró que el proyecto no tenía presupuesto y fue entregado a la Dirección General Técnica de la Senavitat y también a la gobernación para que algunas de las instituciones puedan ver la financiación de la obra. Complementó diciendo que Villagra hizo talleres participativos con ellos para detectar sus necesidades, ya que los nativos están en un terreno bastante difícil, con una forma muy irregular.

“Son demasiadas familias hacinadas y no quieren salir del centro, son artesanos”, precisó y lamentó que la posibilidad de una vida mejor para esta comunidad esté nuevamente lejos de la realidad.

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