• París, Francia. AFP.

La estrella de telerrealidad Kim Kardashian declaró el martes pasado ante un tribunal de París que temió por su vida cuando unos atracadores irrumpieron en su hotel en París en 2016 y robaron a punta de pistola un millonario botín, pero otorgó su perdón a pesar del “trauma”. Desde finales de abril, diez sospechosos están siendo juzgados por el atraco a mano armada de joyas valoradas en 10 millones de dólares de la reina de las redes sociales, que la prensa francesa describió como “el robo del siglo”.

La ‘influencer’ estadounidense de 44 años llegó al tribunal en el centro de París vestida con un traje negro con hombreras, gafas de sol, un collar de diamantes y escoltada por su madre, Kris Jenner. "Quiero dar las gracias a todo el mundo, en especial a las autoridades francesas, por permitirme testificar y contar mi verdad“, declaró Kardashian al inicio de su comparecencia en una mediática audiencia, que terminó sobre las 18:30 (16:30 GMT).

“Estaba segura de que iba a morir esa noche”, declaró la estrella estadounidense de la telerrealidad, que, entre lágrimas y sollozos, contó que les suplicó a sus agresores. “Les dije: ‘Pueden llevarse todo, pero tengo que poder volver a casa, tengo bebés, por favor’”. Cerca de 500 periodistas, muchos de ellos extranjeros, están acreditados para el juicio.

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“Vine a París para la Semana de la Moda y París siempre ha sido un lugar que me encanta”, declaró Kardashian al relatar ante el tribunal los detalles del atraco ocurrido en octubre de 2016, en un hotel exclusivo y discreto de París. La famosa, que ha usado su notoriedad en las redes para lanzar varios negocios, relató que estaba en su habitación cuando escuchó fuertes pisadas y vio a varias personas --que pensó que eran policías, ya que iban uniformados-- entraron.

Kardashian contó que uno de los atracadores dijo varias veces la palabra “ring”, anillo en inglés, hablando con un fuerte acento francés. Al principio “no entendí que se refería a mis joyas”, pero después los asaltantes enmascarados encontraron el anillo de diamantes de 3,5 millones de euros que le regaló el rapero Kanye West, su marido de entonces.

“Iban a dispararme”

Kardashian, que entonces tenía 35 años, fue amenazada con una pistola en la cabeza, atada y amordazada. “Estaba segura de que iban a dispararme, así que recé por mi familia”, relató la celebridad. También dijo que temió ser violada. En el banquillo de los acusados estaban sentados en su mayoría hombres de entre 60 y 70 años con antecedentes criminales. Responden a apodos como “el viejo Omar” u “Ojos Azules” que recuerdan a los ladrones a la antigua del cine negro francés de los 1960 y 1970.

“Son todo un equipo”, dijo el investigador Michel Malecot. “Pero cometieron algunos errores”, como dejar rastros de ADN que permitieron su identificación. Aomar Ait Khedache, conocido como “el viejo Omar”, de 68 años, admitió haber atado a Kardashian, pero niega ser el cerebro detrás del golpe. Otro sospechoso, Yunice Abbas, de 71 años, escribió un libro sobre el atraco.

“Lo perdono”

Khedache, que según sus abogados ya no puede hablar debido a problemas de salud, dijo a Kardashian, en una carta que se leyó en el tribunal, que “lamenta” lo ocurrido. La ‘influencer’ derramó lágrimas durante la lectura de la carta. “Yo deseaba tanto ser abogada y luchar por las personas... Siempre he creído en las segundas oportunidades”, dijo.

Dirigiéndose a él, añadió: “Lo perdono por lo que ocurrió, pero eso no cambia la emoción, los sentimientos, el trauma y la forma en que mi vida cambió”. “Gracias por la carta”, concluyó. Sin embargo, el robo supuso para ella un antes y un después en cuanto a cómo ve su propia seguridad. “Cambió la forma en la que me siento segura en casa”, señaló, y afirmó que ahora tiene seis guardias de seguridad en su domicilio. “Tenemos personal de seguridad allá donde vamos”, dijo, y explicó que ya no publica dónde está en tiempo real “a no ser que figure en una agenda pública”.

Según contó, fue a terapia porque tiene “bebés que criar” y no quiere “vivir con miedo”. “Intento ser fuerte”, apuntó. Kim Kardashian se hizo famosa al comienzo de los 2000 tras protagonizar programas de telerrealidad. Es de las personas más seguidas en X e Instagram y la revista Time la sitúa entre las 100 celebridades más influyentes del planeta. El juicio por el robo culminará el 23 de mayo.

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Un ladrón torpe

Yunice Abas, uno de los “abuelitos atracadores” acusados del robo de joyas por 10 millones de dólares a Kim Kardashian en 2016, intentó minimizar su responsabilidad presentándose como un ladrón torpe ante el tribunal penal de París este miércoles. Desde finales de abril, diez sospechosos están siendo juzgados por el atraco a mano armada a la reina de las redes sociales, que la prensa francesa describió como “el robo del siglo”.

Abás, de 71 años, es un hombre bajo, con la cabeza rapada, el brazo derecho tembloroso por el Parkinson y se presentó vistiendo un chaleco azul marino. Es uno de los dos únicos acusados que reconoce haber participado en el atraco, ocurrido en la noche del 2 al 3 de octubre, y hasta escribió un libro al respecto: “Secuestré a Kim Kardashian”.

El día anterior, al igual que Aomar Ait Khedache —presunto cerebro del golpe—, presentó sus “sinceras disculpas” a la estadounidense, que cuando ocurrió el atraco tenía 35 años. “Vine para dar vuelta la hoja. Acepto sus disculpas”, respondió la estrella desde el estrado. Abás fue arrestado principios de 2017 debido a que su ADN había sido hallado en el sitio del crimen y confesó su participación.

Pero el miércoles “esquiva las respuestas”, destacó el presidente del tribunal, David De Pas. Según él nunca había oído hablar de Kim Kardashian, solo sabía que la víctima era una “mujer de rapero”, que se trataba de un “golpe de varios millones” y que había un gran “diamante” que ella mostraba en las redes sociales. Pero nada sobre el plan ni sobre su propio papel.

Una vez neutralizado el recepcionista, debía vigilar mientras dos cómplices subían a la habitación de la estrella. “Bajaron menos de 10 minutos después sin nerviosismo”, detalló, con una caja de joyas Louis Vuitton en la mano, cuyo contenido vaciaron en una mochila. Sin que estuviera previsto, aseguró el acusado, fue él quien se marchó con la bolsa colgada del manillar de su bicicleta.

A pocos metros del hotel apareció un coche de policía y pensó que estaba atrapado. “Levanté un brazo para decir: ‘me rindo, no estoy armado’, pero los policías creyeron que saludaba. Me devolvieron el saludo y siguieron camino”, subrayó. El relato de Yunice Abás intentó retratar un ladrón poco profesional y torpe, al cual incluso durante su fuga en bicicleta se le cae la bolsa con las joyas y al recogerlas olvida una cruz con incrustaciones de diamantes que una transeúnte encontró al día siguiente, única pieza del botín que fue recuperada.

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