La primera dama Fabiola Yañez, esposa del presidente argentino Alberto Fernández, se encuentra en los últimos días de gestación, ya que la llegada de su hijo, a quien llamarán Francisco Fernández Yañez, está prevista para los próximos días de este mes.

En este contexto, hay que destacar que el nacimiento del pequeño se trata de un acontecimiento histórico para la Argentina, debido a que Francisco será el primer bebé que nacerá en la Quinta de Olivos, residencia oficial gubernamental del primer mandatario, así lo reveló Fabiola a la revista Gente, publicada por el diario Clarín.

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Por lo que expresó: “Sé que llevo en mi vientre al primer bebé en la historia nacional que nacerá en la Quinta Presidencial de Olivos. Lo sé, es algo histórico, pero para mí es un orgullo, nazca aquí o donde Dios disponga”.

En cuanto a su visión como mamá declaró: “Me imagino como una madre protectora y compañera. Quiero que conozca y sea consciente de las muchas realidades que coexisten en este mundo y se forme con valores. Me gustaría que posea de mí lo de ser una persona positiva y valiente, a pesar de cualquier adversidad, y que no fuera tan vulnerable como yo”, afirmó.

De acuerdo a lo publicado por el prestigioso medio, en la ocasión Yañez también recordó su infancia, la cual fue dura a consecuencia de la ausencia de su padre y el viaje de su madre, por lo que se vio obligada a criar a su hermana menor, mientras sus abuelos trabajaban.

“Yo no tuve una infancia feliz, fue muy triste. Sufrí abandono. Mi padre no me quiso conocer hasta que tuve 23 años. Cuando cumplí seis, mi madre se fue a vivir lejos durante cuatro años. En ese momento mi hermanita tenía menos de un año, y quedamos a cargo de mis abuelos”, manifestó.

Comentó que aunque se educó en un colegio religioso y le habían inculcado valores nunca recibió cariño en esa etapa de su vida: “La contención y el afecto que un niño debería recibir. Siempre fueron obligaciones. La vida me hizo madurar a muy temprana edad”, confesó.

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“Durante el tiempo en que no tuve a mi mamá a mi lado, lloraba casi todas las noches, me iba a la cama y lo hacía en silencio por horas sin que nadie me escuchara, necesitando su presencia. No quería decepcionar a mis abuelos ni hacerlos sentir mal”, dijo la primera dama, de acuerdo con la publicación del medio del país vecino.

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