Emotivos momentos vivieron los usuarios de Instagram al ver una fotografía colgada por Rubén Rodríguez, que se remonta a la década de los ‘80s y ‘90s, donde se lo ve junto a una de las comunicadoras más conocidas de la radio y la televisión nacional, Bibiana Landó. Mientras que al pie de la publicación dice_ “Años de TV y fiestas. Aquí junto a Bibi Landó, yo con barba y ella eternamente bella… y hoy creo está más”, escribió Rubén.
Cabe destacar que, además de su vasta trayectoria en el mundo de la comunicación y el entretenimiento, el Pionero también es reconocido por ser coleccionista y en sus 45 largos años de permanecer en los diferentes medios de nuestro país ha logrado compilar cientos de imágenes de momentos capturados junto a diversas personalidades nacionales e internacionales.
En esta ocasión compartió una foto suya cuando estaba siendo ser entrevistado por la conductora del programa “El sueño mágico de Bibi”, que se emitía hacia dines de la década de los ‘80s y en los inicios de los ‘90s. La imagen fue capturada por el afamado fotógrafo Dany Adorno y llegó a manos del “Pionero” gracias al escenógrafo Emilio Duarte, reveló “La voz de oro”.
“Mi intención es que las nuevas generaciones conozcan la amplia trayectoria de grandes e importantes figuras y todo el trabajo que han hecho mujeres como Bibi, al igual que Mina Feliciángeli, Pelusa Rubin, Menchi Barriocanal, Adela Mercado, por citar algunas entre muchas otras”, destacó Rubén.
Por otro lado, y para finalizar, le consultamos sobre si ya están de regreso con la animación y realización de eventos sociales, ante lo cual expresó que ya están de vuelta con las actuaciones en todo el país. Él por lo general tiene presentaciones en la Capital, mientras su hijo, Júnior, recorre el interior.
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Yolanda Park compartió sus recuerdos de Semana Santa: “Que no mueran las tradiciones”
La periodista Yolanda Park se mostró nostálgica este Jueves Santo y compartió sus mejores recuerdos de cómo se vivía la Semana Santa en el interior del país: el tradicional chipa’apo no faltó entre sus memorias. Al reflexionar, la famosa instó a sus seguidores a incluir a los más chicos en las costumbres populares a fin de que trasciendan a través de las generaciones. “Que jamás mueran las tradiciones”, pidió.
“Todavía recuerdo los olores. A esta hora, los vecinos llegábamos con nuestros ingredientes para hacer la chipa comunitaria. Una vez que la masa estaba lista, todos los niños estábamos convocados a darle forma a las chipas. Todo el ruido es hoy, porque el Viernes Santo es de silencio absoluto. Son esos recuerdos imborrables de nuestro Paraguay de tierra adentro”, señaló la conductora de “Será Un Gran Día” del Trece al recordar cómo vivía la Semana Santa durante su infancia en Ñati’ûrymi, Caaguazú.
Según señaló la periodista en Instagram, la Semana Santa es de las festividades más importantes en la tradición paraguaya, por lo que es importante esforzarse por cultivar las tradiciones. “Te cuento todo esto porque me agarra la nostalgia, pero sobre todas las cosas, porque está en nosotros, en esta generación que tenemos hijos chicos, seguir manteniendo nuestras hermosas tradiciones. No hay nada más lindo que eso”, agregó.
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La famosa pidió a sus seguidores incluir a los niños y niñas en costumbres tan lindas como el chipa’apo para que no se pierdan con el tiempo. “Ya sé, estás cansado. A veces, hasta puede ser hincha hacer la masa, la chipa no te sale rica. No pasa nada. Comprá no más hecha, pero por favor no dejes de hacerlo, de compartir momentos y que jamás mueran nuestras tradiciones”, recalcó.
El mensaje cargado de nostalgia de Yolanda Park generó gran repercusión en redes sociales. Fueron varios los internautas que aprovecharon la publicación de la famosa para recordar cómo se vivía la Semana Santa en tiempos pasados. “Yota, al leer tu posteo me llegan recuerdos de la reunión familiar gigante del Jueves Santo” y “Qué lindos recuerdos, Yota”, comentaron.
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Llega la fiesta “La noche blanca” de El Retrovisor
Este sábado 9 de diciembre tendrá lugar una nueva edición de la fiesta “La noche blanca” de El Retrovisor, que esta vez tendrá como sede el estadio de La Nueva Olla de Cerro Porteño (Acuña de Figueroa 806 c/ Antequera), a partir de las 21:00.
La celebración más importante de la música retro del país tendrá su gala de fin de año, esta vez con la presencia de los DJ más importantes de la escena local: DJ Peajero, DJ Pasto, DJ Emilio Marín, DJ Conejo González y DJ Juan José Salerno. Las entradas están disponibles para la adquisición a través de Red UTS a los siguientes precios por sector: Generales: G. 80.000 y Vip G. 140.000.
INVITADO ESPECIAL
Esta edición tendrá como animador al Pionero Rubén Rodríguez, sin dudas una de las figuras más reconocidas de la cultura nocturna y melómana del país. Conducirán el encuentro los locutores Pablo Rodríguez y Marta Díaz.
“La noche blanca” es la cita vigente más clásica en la cartelera de retro del país, poniendo la selección de canciones y la estética al servicio de rememorar sonoramente las veladas disco de las décadas de los 70, 80, 90 y 2000.
La marca de El Retrovisor, que lleva el sello de Radio Montecarlo, ha desarrollado como cada año, en 2023, una agenda que le permitió marcar presencia en las pistas más relevantes del país, llevando el rescate de la tradición a nuevas generaciones amantes de la música y de la experiencia retro.
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Recuerdos desde la guía de 1968
Este domingo Toni Roberto hace un pequeño viaje a partir de la guía telefónica de 1968 y a personajes de esa época como los llamadores productores de chistes telefónicos de aquellos años.
- Por Toni Roberto
- tonirobertogodoy@gmail.com
Calle Alberdi 679. Por el vidrio inglés de la puerta entraba una luz verde. El sol estaba cayendo al oeste y la tarde tenía olor a café. La arteria lucía su impecable asfalto que llevaba rumbo al sur de la Asunción. Al lado de la entrada, a la derecha, el viejo pesado teléfono negro. En el sillón, sentada mi abuela, la pregunta: ¿Nonna, que hacés al lado del teléfono?: “Estoy sentada acá por si alguien llame”. La línea baja en aquellos años tenía un papel protagónico.
LA CASA CON TELÉFONO Y TODO
Eso es lo primero que me viene a la memoria al ver una guía, la de los abonados de 1968. ¿Qué pasaba en aquellos años? El hombre estaba a pasos de llegar a la luna, empezaban las primeras casas de arreglo de televisores
–cuya publicidad publicamos hoy–, ya que estábamos a tres años de su arribo al Paraguay en 1965 y las guías iban tomando volumen con más abonados. Ordenada, ya contaba con 354 páginas y mucha gente después de hacer un esfuerzo económico y padecer la espera, la línea se hacía realidad.
Recuerdo una frase de un querido compañero de infancia que decía: “Los Carreño ya tienen casa nueva con teléfono y todo”, refiriéndose a un ciudadano español que se había afincado en Asunción, gran ebanista, cuyo hijo era alumno de los jesuitas. Tener línea baja en esos años era un símbolo de estatus. En muchos barrios, seguía estando aquel vecino que tenía el único teléfono de la zona, muchos prestaban y algunos cobraban por el servicio.
DESDE EL TELÉFONO DE DOÑA VISITACIÓN HASTA LA “Z”
En un número en el que también me refería a “teléfonos de barrio” recordaba a doña Visitación, una antigua vecina del centro que, como su nombre lo indicaba, era muy visitada porque prestaba siempre el teléfono a algún ciudadano que lo necesitara. En el viaje a los recuerdos de una vida que pasaba, todavía, mucho más lenta, estaban los “expertos en teléfono ligados”, una situación muy frecuente en el rubro telefonístico hasta bien entrados los años 90 o los de los chistes telefónicos, como aquel de las lavanderías. ¿Señora, ahí se lava ropa? Y cuando la respuesta era negativa, seguidamente venía un “pero qué sucia que sos”.
Nano Costa Martí era uno de aquellos llamadores. Al recibir la guía anual buscaba el último abonado. En el caso de la del 68 la “víctima” fue el señor Ángel Yubero, que tenía el 23 825. Le decía: “No da vergüenza ser el último abonado de la guía”. Más adelante llegó la “Z” y el sorteado fue el señor Zunini, que al final, con el tiempo, hasta llegaron a ser amigos a partir de las bromas.
RECUERDOS MINÚSCULOS QUE ATESORAN GRANDES EMOCIONES
Así homenajeo a aquellas guías que parecían pequeños libros y que atesoraban información de los abonados de la época, en este caso la “Guía de abonados” de 1968, que después de un largo recorrido llegó a mis manos gracias a la experta en objetos del pasado Susana Uliambre, quien colabora denodadamente en la formación del Museo de la Guía Telefónica del Paraguay.
Tal vez pareciera un acto frívolo, pero no. Ahí está toda una época de una sociedad mucho más sencilla que merece tener su espacio dentro de los recuerdos de las historias minúsculas de la ciudad y de los barrios de Asunción.
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Recuerdos del Cristo Rey
Este domingo Toni Roberto nos lleva a sus recuerdos del Cristo Rey, la primera parte de un viaje al pasado de una institución que dio grandes hijos a la sociedad paraguaya.
- Por Toni Roberto
- tonirobertogodoy@gmail.com
Desfilar por las calles de los alrededores del Cristo Rey me lleva a imaginar recuerdos de aquellos primeros alumnos que empezaron en el viejo local de la calle Colón casi Ygatimí, cuando los jesuitas hacían su segunda llegada al Paraguay en 1927, siendo recibidos en Asunción por los sacerdotes del San José. Empezaban así una misión apostólica que luego se convertiría en el colegio Cristo Rey desde 1938.
LOS ALUMNOS Y UNA MIRADA AL SUR
En ese sueño recuerdo cualquier día de principios de los 80 y los compañeros habituales que subían Montevideo rumbo al sur. El viejo pantalón gris, la camisita blanca y las gastadas carteras de cuero iban tomando altura hacia la calle Segunda; los Köhn, los Cino, los Basili, los Speciale, los Poletti, los De Doménico, los Celauro, los Sacco y muchos más íbamos en una caminata que transcurría bajo la atenta mirada del señor de la Farmacia Austral de Primera y Montevideo.
La vida para muchos de los que pasamos por las aulas de aquella arquitectura moderna pero austera estaba acompañada por grandes profesores como Sally Filippi de Gómez Sánchez, Elvira y Estela Careaga, Lidia Scolari de Brítez, Tona Meza Lagrave de Méndez o Blanca de Oporto y en secundaria figuras de la talla de Idalia Flores de Zarza, Carlos Pusineri Scala, Reina Levi Ruffinelli de Arce, César Cataldo o el gran profesor de natación Héctor Segades.
UN MODERNO AUSTERO EDIFICIO
En 1961 empieza la construcción de aquel edificio bajo el diseño del arquitecto Cacho López Urbieta y la rigurosa supervisión de Ignacio Costas, aquel sacerdote de una acaudalada familia española que entregó todo su amor y fortuna al engrandecimiento de este colegio, al que honran sucesivas generaciones de alumnos, destacados en el ámbito que les toque desenvolverse.
“La caja de zapatos” lo llaman sus detractores o un “no es lindo” se suele escuchar. Sin embargo, cada detalle tiene un sentido. Amplias aulas con una fresca orientación norte-sur que miraban atentamente la construcción de aquellos primeros edificios en altura de finales de los años 60 y 70 del siglo pasado.
Así, los que pasamos por esas aulas en esa época podemos recordar el nacimiento de las altas torres como El Dorado, los Líder, los Deline, el Ytá Yvaté de O’Leary y Oliva o el helipuerto, en el que esperábamos se pose alguna vez un helicóptero.
En 1967 se inaugura el moderno edificio de la secundaria, que luego sería lamentablemente transformado en su sencilla pero elegante fachada con el agregado de otro bloque, perdiendo el elegante talud que exaltaba su arquitectura. Desde ahí brillaban la cúpula de la Encarnación y el Hotel Guaraní con su triangular esbeltez.
LOS ALUMNOS DEL OESTE Y DEL CENTRO
Sigo con el sueño de los recuerdos y de aquellos que se despedían e iban hacia el oeste, familias eternas habitantes de aquella poética zona de la ciudad con su avenida engalanada por altos jacarandás: los Prono, los Spatuzza, los Fustagno, los Guanes, los Giralt, los Battilana, los Pusineri, los Maneglia, los Pangrazio o los Diez Pérez. Hacia el centro enfilaban los Cabrera Cardús, los Elías o los Bittar.
Continúo marchando en el desfile mientras flamean las banderas. Al frente va don Henry Valiente, de una de las primeras promociones, con la fortaleza de sus años. Así, la poética calle Amambay, después avenida Ygatimí, que cambió varias veces de nombre, alberga un domingo de mañana los recuerdos de aquellos que pasamos por las aulas de este gran colegio, que formó hijos para aportar a la patria desde donde les tocara participar, siempre inquietos en el lema de amar y servir, con las armas del pensamiento y no con las que creen, hasta hoy, un grupo de aferrados a sus errados imaginarios y que llevara en 1976 a uno de los actos más crueles en los registros de la educación latinoamericana.
Para ello recurrimos siempre a los protagonistas de esa época, encendidos por el fuego del recuerdo de uno de sus hijos, Jorge Cataldo, de la promoción 1977, que junto a David Velázquez Seiferheld siguieran los pasos para que el predio de las casi dos grandes manzanas, que hoy también integran varias casas patrimoniales de la cuadra del frente norte, sea declarado Sitio Histórico y de Conciencia del Paraguay.
EL DESFILE TERMINA
Las emociones van y vienen. Las trompetas suenan y las nuevas generaciones llegan para seguir construyendo un mejor Paraguay desde las blancas aulas que miran al sol esperando un nuevo mañana. El desfile termina, los recuerdos quedan. Yo camino por la misma vereda de la avenida como lo hacía de niño en los años 70 y principios de los 80. Miro las arquitecturas de la avenida, pero ya no está don Leandro Cacavelos, Chona Bianchini, los Heisecke o los Bedoya. Solo quedan el eterno silencio de los “Recuerdos del Cristo Rey” y el imaginario barrio del mismo nombre que me inspiran a seguir escribiendo.