Entre las 8:00 y las 23:00 del próximo martes 15 de agosto, la avenida José Asunción Flores acogerá en un marco festivo una exposición y venta de productos de varios rubros en una actividad de gran envergadura dada en llamar Feria Asunción del Paraguay. La popular Costanera congregará a 64 emprendedores y artesanos formalizados de diferentes puntos del país, que expondrán sus productos desde desayunos tradicionales como el cocido y la chipa, arrancando así una jornada que se prologará hasta casi la medianoche.
Este evento especial se enmarca dentro de los festejos por el aniversario de fundación número 486 de la ciudad de Asunción y de las celebraciones por el Traspaso de Mando Presidencial. Y es que la idea del presidente electo, Santiago Peña, y de su esposa, Leticia Ocampos de Peña, es dar lugar a los emprendedores y artesanos en su gobierno desde el día uno. De hecho, la propia futura primera dama lidera los preparativos de esta gran feria que cuenta con el apoyo de varias instituciones y organizaciones como la Municipalidad de Asunción, Asu Cultura y Turismo, el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, Ministerio del Interior y el Instituto Paraguayo de Artesanía.
La noche del 15 de agosto habrá también en la Costanera un show artístico, en un escenario instalado en la explanada del Palacio de López donde consagrados artistas nacionales serán protagonistas de un gran festival abierto a todo el público. La feria surge entonces como un complemento importante para este evento artístico. La gente también podrá seguir a través de pantallas gigantes todo lo que va ocurriendo durante la festiva jornada que marcará el inicio de un nuevo tiempo para el Paraguay.
ARTESANÍA Y TALLERES
Desde el Instituto Paraguayo de Artesanía (IPA) informaron que en la feria se podrá encontrar todo tipo de artesanía: indígena, alfarería y barro. También habrá talleres ofrecidos por maestros artesanos quienes mostrarán, por ejemplo, las técnicas de la elaboración de piezas de cerámica, del emblemático ñanduti, cestería y tallado en madera, elaborando expresivas máscaras que representan la festividad.
Se contará igualmente con un artista paraguayo que hace monumentos de arena quien trabajará en una escultura en la playa. La idea es mostrar la diversidad de las expresiones de la artesanía, donde van a estar presentes artesanos de todo el país, y también la mejor calidad de nuestras artesanías nacionales.
GASTRONOMÍA
La Asociación de la Movida Nocturna del Centro Histórico de Asunción (Amcha) se sumará a la feria con diferentes puestos gastronómicos de bares, shows en vivo y otras atracciones. Contarán con comida variada, platos tradicionales de la cocina paraguaya y preparaciones gourmet, además de postres, hamburguesas, lomitos y pizzas. Está previsto que haya un amplio sistema de seguridad, baños, sectores de lavados y áreas para niños.
OPEN BUS
Otro de los atractivos que habrá ese día será un paseo en el Open Bus, un ómnibus panorámico y gratuito que recorrerá la ciudad y estará disponible para el traslado de las personas que quieran ir del Casco Histórico de Asunción a la feria.
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El ñandutí: una tradición que lleva el pan a los hogares
- Jimmi Peralta
- Fotos: Matías Amarilla
El ñandutí, tejido tradicional del Paraguay, presenta en sí misma una sutil metáfora de su naturaleza dentro de la ciudad que sin dudas es su hogar, Itauguá. Situado a 30 kilómetros de Asunción, el distrito es conocido como el centro de producción de vestidos, cuadros, blusas y manteles confeccionados a base de este tejido artesanal, que representa al suelo guaraní en todo el mundo en diversas instancias y certámenes. Las artesanas redoblan la apuesta y ahora van por el Récord Guinness.
El ñandutí es realizado generalmente de manera individual por manos de mujeres. En su desarrollo, tejen más allá del bastidor una trama de producción en comunidad que traza formas, líneas rectas y curvas interconectadas en la diversidad de colores y direcciones.
Como artesanía, el ñandutí se aprende en la casa, con la magia de la formación no sistemática, que da vuelo y vida a su esencia. Al mismo tiempo, pone el sentido de la transmisión de conocimiento de madres a hijas y de hijas a madres, entretanto se cimenta parte del sustento familiar. Este tejido primero pone pie en la función más elemental: llevar el plato de comida a los hogares de los itaugüeños para después barnizar el vínculo colectivo de una ciudad que cuenta con varios centenares de tejedores y tejedoras.
“Mi abuela no sé si tejía, pero yo aprendí de mi mamá, de muy chiquita, y ni bien cuando yo empecé a hacer los bordados, me daba la plata mi mamá. ‘Este es tu trabajo. Te va a servir para comprar otra vez tus materiales’, me solía decir mi mamá. Y así nunca dejé de hacer. Este trabajo también ayudó para criar a mis tres hijas”, comenta Antonia Morínigo, tejedora itaugüeña que esta semana se sumó a la Red Tejiendo Cultura, una plataforma que nuclea a más de 500 artesanas del ñandutí del Paraguay y de países como Australia, Puerto Rico, Chile, Reino Unido, España y Argentina.
Más de 150 de estas artesanas son de Itauguá, algunas jóvenes y otras de más de 90 años. Ahora forman parte de este proyecto que busca sumar el trabajo individual para armar el tejido de ñandutí más grande el mundo, que será de 120 metros de largo por 5 metros de ancho, buscando el récord mundial.
TEMPRANA INICIACIÓN
Como la mayoría de las tejedoras, Antonia empezó de niña. Ahora es abuela y ya no puede producir en bastidores grandes como antes. Ella tiene a su cargo las labores del hogar y todos los días, después del almuerzo, se sienta en su dormitorio a dibujar con el hilo y la aguja sobre su tela. “Este bastidor armado yo termino en un día, porque yo soy ama de casa, tengo que cocinar todo, yo soy la mamá de la casa. A la tarde, puede comer la comida, me suelo sentar acá en mi pieza y hago mi ñandutí, a la noche ya quiero descansar”, comenta. El proceso de producción arranca con el dibujo sobre el papel “y regla”, recuerdan las tejedoras. Luego se estira la tela en el bastidor, se dibuja en la tela y se comienza a tejer. Terminado el trabajo, se separa el tejido de la tela, se lo lava y finalmente se le pone el almidón para que se endurezca.
“Hay gente que tuvo que migrar a otros países, pero se llevaron parte de sus culturas y otras que se dedicaron a enseñar y así esparcir por todo el mundo. La ciudad de Itauguá es conocida como la capital del ñandutí y cuna de la misma. En cada compañía de Itauguá te encontrarás con un o una artesana elaborando su trabajo porque la técnica fue otorgada de generación a generación y se ha vuelto una tradición para las familias. Es por ello que hay más cantidad de artesanos en la localidad de Itauguá”, comenta Guillermo Acosta, coordinador de la Red, itaugüeño y profesor de ñandutí, quien en su propio perfil vital narra la historia del tejido y las familias de su ciudad.
“Todo se inició desde la tristeza de mi querida Maximina Quiñónez. En una tarde se puso triste y observaba su ñandutí y me dice ‘qué pena que ninguna de mis hijas va a legar esto que yo hago, ninguna de ellas dos sabe hacer’. Sentí tanta pena al oírla decir eso que entonces le pregunté cuál era el dechado más difícil y complicado de hacer. A lo que ella me respondió el arasape y la filigrana, que coincidentemente estaba haciendo. Entonces me fijo en sus idas y vueltas que realizaba sin decirle nada en absoluto. Como ella trabajaba cama adentro y venía a casa los fines de semana, la sorprendí con un trabajo que estaba realizando sin decirle nada. Era una imagen de san Blas, pero en ñandutí. Me pregunta quién hizo y le digo que yo.
Me mira y dice que no me cree. Para que me pudiera creer, me siento y le muestro que sí lo podía hacer y desde entonces le tomé como hobby”, narra Acosta sobre cómo en el ñandutí se reafirma el tejido social y el empoderamiento económico de las mujeres de una ciudad.
TRANSMISIÓN INTERGENERACIONAL
Juliana Centurión (88) y Esmérita Antonia Centurión (91) son dos hermanas tejedoras que viven junto a la hija de la segunda en una humilde casa en el centro de Itauguá, donde las tres comparten además el amor al ñandutí y su creación.
Las hermanas aprendieron el oficio desde pequeñas. Su madre transmitía el conocimiento a su descendencia femenina, “porque los varones buscaban otras formas de aportar, como trabajando en la carpintería y otras cosas”.
“Cuando teníamos entre 7 u 8 años nosotros mirábamos a escondidas cómo trabajaba nuestra mamá y hacíamos que practicábamos en papel. No podías hacerlo bien porque ella no quería que nosotras trabajemos. Pero cuando se dio cuenta de que ya lo hacíamos, finalmente decidió mostrarnos cómo hacerlo bien”, comenta Esmérita.
“Cuando me siento puedo producir rápido, pero ahora ya no puedo sentarme por mucho tiempo, ya estoy grande”, explica Juliana.
“Antes valía más nuestro trabajo, se pagaba mejor por el ñandutí. Nosotras ya no salimos a vender ahora, no nos vamos a ninguna parte. Vienen a hacernos el pedido y hacemos. Antes salíamos, ahora tenemos una patrona. Antes producíamos muchísimo más”, explica Esmérita.
El oficio que le legó su madre le sirvió para sostenerse durante una larga vida y para la crianza de su hija, que también teje. Las hermanas se sumaron esta semana al proyecto que busca batir el récord mundial con un tejido de producción colectiva.
ENSAMBLE
Actualmente la producción de las tejedoras se realiza de diversas maneras, pero la preferida es la realización individual de piezas que después son acopiadas e integradas a vestidos, manteles y otras piezas.
Los precios pueden variar y los productos se realizan en algunos casos bajo pedido y en otros es un proceso a la espera de clientes. Las pequeñas piezas se suman entre sí y de esta manera diversas tejedoras pueden finalmente articular sus trabajos en un producto final, que provee a sus hogares de sustento y de prendas a las principales tiendas especializadas de la ciudad o, como varias de ellas dicen, “a mi patrona”.
Entre tanto, para el proyecto del tejido más grande del mundo se les proveerá a todas las artesanas de insumos (bastidores, lienzos, hilos, agujas) y ellas decidirán cuántos módulos realizarán de acuerdo a sus capacidades y habilidades. Las piezas serán posteriormente certificadas para el ensamble. Como es dable esperar, la producción del tejido significará un ingreso económico.
Se estima que se juntarán unas 2.200 piezas a través de la red. Esta será de los diez dechados (dibujos) seleccionados para la ocasión: jazmín poty, mbokaja poty, buey pypore, machete punta, arasape, arapaho un lado, estrella de cuatro puntas con kurusu’i, takuru con karê’i doble, margarita y pensamiento. A los costados la pieza contará con randas con cadenilla doble y en las esquinas estrellas de cuatro puntas con filete. La puesta en valor del ñandutí a través de este proyecto genera un aporte inmediato mediante la generación de pedidos para las tejedoras. A mediano plazo centralizará una red de trabajadoras, lo que podría facilitar a futuro la producción, la adquisición de insumos y la comercialización. A largo plazo se busca la valoración cultural y pecuniaria a nivel nacional e internacional de este tejido que data del XVI, y que surgió en estas tierras de la unión de una técnica europea y la creatividad de la mujer paraguaya.
“CADA VEZ QUE TE TENGO PEDIDO VENDO TODO MI ÑANDUTÍ”
Porfiria González (61), de Itauguá Guasu Costa Dulce, teje desde los 13 años. Ella valora la iniciativa del proyecto y celebra que significará más trabajo para ella.
“Aprendí a hacer ñandutí viendo a mi tía y mi prima. Al darle el primer trabajo que hice, mi tía ya lo llevó, vendió y me trajo ya directamente materiales para hacer más”, comenta Porfiria, quien trabaja mechando su artesanía con las labores domésticas con la ayuda de su hija.
“Yo me levanto a la mañanita y en medio de mi mate hago mi ñandutí. Después me levanto a hacer para el almuerzo, hago todo eso y ya me siento otra vez a trabajar. Si no hay pedido, igual nomás hago yo. En algún momento va a venir el pedido. Cada vez que tengo pedido vendo todo mi ñandutí; si no hago mi ñandutí, hago chipa”, comenta.
Relata que para ella la parte más difícil es el dibujo. “Eso se hace primero, el dibujo, con la regla se hace, se hace bien eso en el papel, después tenés que estirar con el bastidor la tela y dibujar. Ahí se trabaja”, narra sobre el proceso de producción.
“DESDE MUY CHIQUITA ME PAGABAN POR MI TRABAJO”
Felipa López (63) desde los 7 años se sumó a su mamá, su abuela y sus hermanas, todas de la ciudad del ñandutí, en el oficio de tejedora.
“Hago diferentes dibujos, con hilo fino y con hilo grueso, de ambas formas. Eso también me enseñó mi mamá. A ella le enseñó mi abuela. Desde muy chiquita me pagaban por mi trabajo. La plata me servía para mi escuela, para mis útiles. Tengo siete hijos, ahora conmigo ya solo vive uno. A tejer le enseñé solo a dos hijas mías”, comenta Felipa, quien desde sus manos y el arte dio de comer a su familia junto con su marido, quien es constructor.
“JAGANA´I, PERO JAGANA, UPÉA LA HE´ISÉVA”
Filemona Figueredo (68) arrancó como tejedora a los 12 años con su madre y sus seis hermanas. Ella también se sienta con su bastidor entre las actividades de cuidado y de la labor doméstica en su hogar itaugüeño.
“Recuerdo que cuando era chiquita cada 15 días nos tocaba a cada una ir a vender. De esa plata comprábamos para nuestra ropa para farrear”, comenta entre risas.
“Nunca trabajamos para otra persona”, refiere acentuando que nunca tuvo un trabajo en situación de dependencia.
“Siempre jagana’i, pero jagana, upéa la he’iséva. Igusto remba’apo, revende ha rejúma nde platamíre” (siempre ganamos poco, pero ganamos, eso es lo que importa. Da gusto trabajar, vender y venir con tu platita), explica Filemona, quien es madre de tres hijos.
SOBRE EL PROYECTO
Tejiendo Cultura – El Ñandutí Más Extenso del Mundo es una iniciativa impulsada por Innovaciones Comerciales y la Asociación de Ñandutí en Japón, con el acompañamiento de la Municipalidad de Itauguá y la alianza estratégica de la EBA.
Su objetivo no solo es confeccionar de forma colaborativa la pieza de ñandutí más grande del mundo, sino también visibilizar el trabajo artesanal, fortalecer el turismo cultural y abrir nuevas oportunidades económicas para las tejedoras del país a través del arte textil.
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Este finde, abrígate con artesanía
Una oportunidad perfecta para apoyar el talento nacional y llevarse piezas con historia, ideales para regalar o disfrutar.
Este sábado 05 y domingo 06 de julio, el Centro Cultural del Puerto se convertirá en el punto de encuentro ideal para quienes buscan abrigo con identidad propia. Se trata de la feria de Invierno “Artesanías que abrigan” en el Centro Cultural del Puerto.
Artesanas de diferentes puntos del país se reúnen este fin de semana para celebrar el talento y el abrigo hecho a mano, en una nueva edición de la Feria de Invierno, con propuestas únicas para esta temporada.
El evento invita a disfrutar de una experiencia que combina arte, tradición y diseño. Se podrá encontrar tejidos, cueros, lanas, cerámica, indumentaria, objetos decorativos y mucho más, todo creado de manera artesanal, pero con el valor agregado del trabajo hecho a mano.
La feria reunirá a artesanos de las ciudades de San Miguel, Santiago, Carapeguá, Caacupé, Itacurubí de la Cordillera, Atyrá, Capiatá, Areguá, Tobatí e Itá.
Además de la variada oferta de productos, la feria contará con un espacio gastronómico para compartir sabores invernales y actividades para toda la familia.
Habrá talleres para los más pequeños, con enfoque en la cultura y artesanía, así como demostraciones de las técnicas de artesanía, que sumarán como atractivos en esta gran fiesta de invierno.
De esta manera, la actividad se convierte en una oportunidad perfecta para apoyar el talento nacional, a más de llevarse piezas con historia, ideales para regalar o disfrutar. No te pierdas la cita con el talento en artesanía local, este sábado y domingo de 09:00 a 20:00, en el Centro Cultural del Puerto, con acceso libre y gratuito.
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Albergue de la Costanera: “Hay como 30 personas que ya se quedaron”
Durante una semana marcada por jornadas con mínimas por debajo de los 5°, los albergues de la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN) han jugado un papel fundamental para el resguardo de las personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad, ofreciéndoles un espacio seguro donde permanecer, en especial en el horario nocturno y de madrugada.
En conversación con el programa “Dos en la ciudad”, emitido por GEN y Universo 970 AM/Nación Media, el encargado del refugio ubicado en la Costanera de Asunción, Orlando López, informó que durante los últimos dos días el número de personas asistentes al refugio se mantuvo en 65, de las cuales 59 fueron hombres y 6 mujeres.
“Además de las 65 personas con las que amanecimos aquí en la Costanera de Asunción, en el albergue de Limpio fueron recibidas 4 personas y 10 en el albergue de San Lorenzo. Ahora mismo aquí hay como 30 personas que ya se quedaron, que pasan prácticamente todo el día aquí por las comodidades que tienen, y en los otros casos, se van, hacen sus trabajitos y regresan”, explicaba Orlando González.
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El mismo recordó que en el lugar las personas que acuden en busca de refugio cuentan con camas y frazadas, cambio de ropa, duchas calientes, cuatro comidas y atención médica en el caso de que se encuentran con algún problema de salud. Reciben la asistencia primaria en el lugar y se analiza si necesitan ser trasladados hasta centros asistenciales.
“Ahora mismo tenemos varios casos de personas que están con síntomas de resfriados y la gente del Ministerio de Salud está haciendo consultorio aquí, en la carpa que tienen instalada, pudiendo también asistir a estas personas para que reciban medicamentos y sus cuadros no empeoren”, comentó González.
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Valencia destaca el ñai’upo como una marca “femenina y mágica”
El Museu Valencià de la Il·lustració i de la Modernitat (MuVIM), de Valencia (España), lleva a la Sala Jerónima Galés la exposición ‘Mujeres ceramistas del Paraguay’, un conjunto de piezas escultóricas pertenecientes a la disciplina de cerámica popular contemporánea de Paraguay, que se caracteriza por no emplear el torno. Se trata de una selección de obras creadas por las artistas Julia Isídrez, Ediltrudis Noguera y Carolina Noguera, las tres ceramistas más representativas de esta corriente en la actualidad.
La muestra, que podrá visitarse de manera gratuita hasta el próximo 5 de octubre, recopila una serie de creaciones con la marca singular de sus autoras, lo que les dota “de una magia muy particular”, exponen desde el museo valenciano. A diferencia de la cerámica jesuítica o de la producida con torno, en estas comunidades el ñai’upo --el quehacer cerámico-- es femenino, doméstico y comunitario. La técnica de la cerámica popular de Paraguay ha sobrevivido durante siglos mediante la transmisión de madres a hijas.
El modelado por colombín, el uso del engobe natural y el ahumado son parte de una gramática heredada que cada artista resignifica a su modo. Julia Isídrez es natural de Itá, y las hermanas Noguera nacieron en Tobatí. En estas dos localidades paraguayas la cerámica constituye una de las expresiones más potentes de la cultura popular del país. Es un arte que nació de la fusión entre la cerámica indígena guaraní y la alfarería colonial introducida por los españoles en el siglo XVI. De ese mestizaje forzado y persistente surgió una práctica que, sin perder su raíz ancestral, ha sabido reinventarse una y otra vez.
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“La Diputació de València y el MuVIM siempre han estado comprometidos con la creción femenina. Además, con esta exposición el museo refuerza su apuesta por mirar más allá de nuestras fronteras, en este caso a nuestros hermanos iberoamercianos, con los cuales nos unen muchos lazos culturales y sentimentales”, ha destacado el diputado de Cultura de la Diputación, Paco Teruel.
La comisaria de la exposición, Adriana Almada, ha subrayado también los vínculos artísticos que unen a Valencia con Paraguay, y ha resaltado la calidad de las piezas expuestas. “Son las tres ceramistas más importantes que tenemos en Paraguay. Estas obras trascienden la artesanía, la creación funcional y utilitaria, para convertirse en puro arte popular. De hecho, Julia Isídrez ha podido exponer en la última Bienal de Arte de Venecia, siendo la primera persona de Paraguay en conseguirlo”, ha manifestado Almada.
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Proyección internacional
Ceramista y escultora, Julia Isídrez es una de las artistas paraguayas con mayor proyección internacional. Formada desde los 17 años junto con su madre, la reconocida ceramista Juana Marta Rodas (1925-2013), ha transformado la tradición alfarera guaraní en una forma personalísima de escultura contemporánea.
A través del modelado manual y con la técnica del churro (sin torno), Isídrez crea vasijas y urnas figurativas que se convierten en cuerpos animados: piezas con cabezas, patas o colas, inspiradas en animales del entorno local como el oso hormiguero o en formas fantásticas que parecen surgir del barro mismo. Ha participado en la última Bienal de Arte de Venecia.
Heredera de un linaje alfarero de la Compañía 21 de Julio en Tobatí, Ediltrudis Noguera es una de las figuras más reconocidas en la cerámica contemporánea de Paraguay. Aprendió el oficio desde niña junto con su madre, Mercedes Areco de Noguera, y su hermana Carolina, y desarrolló un estilo que conjuga técnica ancestral y escultura visionaria.
Sus obras de gran formato --animales fantásticos, figuras humanas-- son creadas sin torno, a partir del modelado directo con churros y herramientas caseras. Trabaja sentada en cuclillas, moldeando con las manos piezas que crecen como cuerpos vivos. Su cerámica se caracteriza por sus texturas rústicas y su fuerza expresiva.
Por último, Carolina Noguera, que también es ceramista de la Compañía 21 de Julio en Tobatí, inició su camino en la alfarería desde niña, acompañando a su madre en la preparación del barro y el pulido de cántaros. Hija de Mercedes Areco de Noguera y hermana de Ediltrudis, ha forjado una identidad propia en el universo de la cerámica paraguaya con sus inconfundibles*ángeles de barro negro.
Estas figuras, ahumadas con hojas al horno para lograr su característico color oscuro, encarnan una sensibilidad íntima y espiritual. En ellas, el barro se convierte en refugio, medio de expresión y modo de vida. Carolina ha transmitido su saber a sus hijas y colabora activamente con asociaciones locales de artesanas.
Fuente: Europa Press.