Conocida como Rhododen­dron indicum en botánica, la azalea es un pequeño arbusto de origen oriental muy apre­ciada en jardinería por sus características y belleza. Se destaca por sus flores exóticas y colores vibrantes, pero es una planta que requiere de ciertos cuidados específicos para que se desarrolle correctamente. El otoño es un buen momento para sembrarla. Gracias a las múltiples hibridaciones que tuvo a lo largo de los años, se adapta a diferentes tipos de climas y ubicaciones. Exis­ten diferentes tipos de azalea: rosa, japonica cristina, mollis, blanca y de montaña. Todas ofrecen floraciones diferen­tes, pero comparten las mis­mas pautas de cuidado.

Interior y exterior: Al ser una especie que se puede cultivar en macetas, es importante tener en cuenta su ubicación, temperatura y frecuencia de riego. Esta especie no logra desarrollarse si se encuentra en ambientes secos y caluro­sos, tampoco soporta las bajas temperaturas. Para tenerla en el interior del hogar, es impor­tante ubicarla en un lugar donde reciba suficiente luz natural, pero no el sol directo; tampoco conviene ponerlas en las habitaciones que cons­tantemente se climatizan con aire acondicionado, ya que la falta de humedad y ventila­ción puede hacer que la planta muera. Los climas extremos tampoco le hacen bien, por lo que conviene cuidarla de la exposición directa al sol y las bajas temperaturas en los meses más fríos del año.

Azalea ( Rhododendron simsii ) in a pot near the watering can on the window

Riego: La clave para que crezca y regale flores hermo­sas y exóticas está en el riego. Esta planta necesita mucha humedad, tanto en el sustrato como en el ambiente. Por eso, la hidratación debe ser dia­ria, pero diferente a las demás plantas. Lo ideal es colocar la base de la maceta dentro de un plato con agua durante 10 minutos, de esta manera las raíces van absorber todo el agua que necesitan y se evitará el encharcamiento. Otro deta­lles es que, al ser una planta aci­dófila, se alimenta mejor con agua de lluvia.

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El sustrato: Al ser acidófila necesita ser plantada en un sustrato ácido y no en tierra “común”; en caso de cultivarla en el jardín, hay que enrique­cer el suelo. Otro detalle, debe tener un buen drenaje para que elimine el agua que no necesita.

Abono: Si las hojas se ponen amarillentas con venas verdes, es momento de darle nutrien­tes. El abono debe ser de libe­ración lenta y específico para este tipo de planta, lo ideal es realizar este procedimiento después de la floración.

Al ser una especie que se puede cultivar en macetas, es importante tener en cuenta su ubicación, temperatura y frecuencia de riego.

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