LUIS IRALA, NACIÓN MEDIA
Más de medio siglo atrás, en 1971, la selección juvenil paraguaya marcó un hito inigualable en la historia de nuestro fútbol al alcanzar el título en forma invicta. El torneo se jugó en Asunción y tuvo como escenario el entonces estadio de Sajonia. El 25 de marzo del 71, la albirrojita empató 1-1 con Uruguay y dio la vuelta olímpica en el V Campeonato Juventud de América.
La entonces Liga Paraguaya de Fútbol (hoy APF) organizó por segunda vez un torneo Juventud de América, como se lo llamaba antiguamente a los actuales Sudamericanos Sub-20. El primero fue en 1967, que tuvo como escenario el estadio de Sajonia y también el Manuel Ferreira. En aquella ocasión, el título se le escapó increíblemente a nuestra selección. En el partido final ante Argentina se empató 2 a 2 y el cetro se perdió a través del lanzamiento de una moneda. Cuatro años después, Paraguay quería revancha, que se daría al final.
SORPRESA MAYÚSCULA
Aquel jueves 25 de marzo, el viejo reducto de Sajonia fue escenario de la única conquista que hasta el momento logró una selección guaraní en esa categoría. El empate le alcanzaba a Paraguay para dar la vuelta olímpica teniendo en cuenta que tenía mejor diferencia de goles que los uruguayos.
Los paraguayos llegaban al partido definitorio luego de vencer a Perú 3-1, en una de las semifinales (goles de Carlos Diarte, Secundino Aifuch y Cristóbal Maldonado), mientras que los “charrúas” superaron a Argentina por 2-1.
En la fase de clasificación, el equipo compatriota ganó el Grupo B al vencer a Bolivia 3-1 (tantos de “Lobo” Diarte, Roberto Cino y Maldonado), a Uruguay 2-0 (con dos conversiones del “Verdugo” Maldonado) y empató contra Chile, 1 a 1 (tanto de Celso Báez).
Aquel histórico jueves 25 de marzo del 71, apoyados por el aliento de casi 50.000 aficionados presentes en Sajonia, la Albirroja desde el inicio mismo fue ataque y más ataques. Sin embargo, la fracción inicial terminó en blanco.
La sorpresa mayúscula se produjo a los 21 minutos del complemento, con el gol de Uruguay, de tiro libre, ejecutado por el capitán Julio Islas y por primera vez en el encuentro el silencio se apoderó del público.
Pasado el momento de estupor, volvió el aliento de los aficionados y los ataques se redoblaron, pero la notable actuación del arquero celeste, Omar Garate, impidió por lo menos seis goles cantados. Por fin, a un minuto del final, se llegó al tanto del empate por intermedio de Roberto Cino, que le daba a Paraguay el ansiado título del torneo. Un centro alto de Pedro Rodríguez fue rechazado a medias por el golero uruguayo, cayendo el balón a los pies de Cino, quien de un derechazo mordido anotó la igualdad que le permitió a los guaraníes dar la vuelta olímpica. Así concluía la máxima fiesta juvenil sudamericana, que desembocó en la única conquista paraguaya a nivel de selecciones Sub-20.