Puede vanagloriarse de que las estampas que regala para el regocijo y deleite de los ojos no se hallan en ningún otro lado del país. El Chaco tiene encanto con sello propio, de agrestes tierras que conviven en armonía con densos bosques, lagunas saladas y áridas llanuras, imperio y dominio de maravillosas especies de fauna y flora como los flamencos y samu’û que ofrecen experiencias visuales únicas.
- Fotos Carlos Juri y Jorge Romero.
Decir Chaco pareciera remitirnos a un mundo totalmente lejano, inimaginable para muchos, aunque sea parte de estas tierras que configuran nuestro territorio nacional. Y es que la percepción que hemos tenido siempre de esa parte del país es la de una vida dura, de regiones impenetrables, de privaciones, un entorno al que se atreven a enfrentar solo unos pocos valientes por las hostilidades que lo rodean. Pero el Chaco es más que eso, tiene otros matices que lo hacen único, de estampas hasta si se quiere románticas que conquistan el corazón de hasta el más duro forastero.
Paisajes con elementos y colores que dibujan composiciones cautivantes como las captadas por los reporteros gráficos de La Nación/Nación Media Carlos Juri y Jorge Romero durante un reciente viaje por localidades del departamento de Boquerón. Sus cámaras quedaron prendadas por los más variopintos escenarios que se forman al despuntar el alba o durante el mágico atardecer. “En el Chaco se vive una sensación única, diferente.
A cada paso te regala una vista hermosa de la que es muy difícil mantenerse ajeno. Querés fotografiar todo”, dice Juri. Y sigue: “Mientras captás un gracioso samu’û en una picada, ves también pasar a un habitante de la zona en su vieja bicicleta, en un lento andar, por el trayecto de la supervivencia, en medio del polvo y la sequía. Y te quedás impactado y valorás todo lo que tenés. Es otra realidad que, en medio de su dureza, también tiene su propia belleza, porque solo en el Chaco podés encontrar, por ejemplo, unos magníficos flamencos disfrutando apaciblemente en una laguna con el ocaso de fondo. Un regalo impagable para la vista que ojalá más gente pueda ir a apreciar y fortalecer así también la experiencia del turismo chaqueño”, expresa el fotógrafo, cuyo trabajo compartimos con los lectores de La Nación del Finde.