Por Alba Delvalle alba.delvalle@nacionmedia.com - Fotos: Alba Delvalle

El diario La Nación/Nación Media, invitado por la Agencia Brasileña de Promoción Internacional de Turismo (Embratur) y el Servicio Brasileño de Apoyo a la Micro y Pequeña Empresa (Sebrae), comparte con los lectores de La Nación del Finde lo que fue toda la experiencia del tour por el nordeste brasileño, animándolos a aventurarse en esta travesía.

La maravillosa playa de Porto de Galinhas fue el inicio y luego despedida de un recorrido por al menos dos estados, Pernambuco y Alagoas; que también incluyó a las playas de Carneiros, y Alagoas, cuyo destino visitado fue la playa de Maragogi. Realizar un tour por esta zona bañada por las aguas del Atlántico merece necesariamente visitar la Praia dos Carneiros en el municipio de Tamandaré, al cual se puede llegar ya sea con paseos en catamarán que dura tres horas o por tierra en buggy, protagonizado por las playas más desiertas del litoral sur de Pernambuco, con un mar tranquilo, arena blanca y piscinas naturales.

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Con la primera opción, que fue la realizada por el equipo, se disfruta de una postal entre el azul del mar y el cielo, que realizó tres paradas; visitando un banco de arena, otra para realizar fangoterapia o baño de arcillas extraídas del propio mar por mujeres trabajadoras de la zona, quienes también ofrecen el producto en bruto. Este mineral se convierte así en el sustento de numerosas familias, pues la fangoterapia es conocida por sus múltiples beneficios, ya que la arcilla es buena para la piel, para el sistema digestivo, para aliviar dolores y bajar de peso entre otros, según estas mujeres. Las lugareñas además de aplicarlas en la playa, comercializan el producto ya sea en seco para aplicación directa así como jabones.

La Capilla de São Benedito, construida prácticamente en el mar, es la principal postal de Carneiros, a 120 km de Recife.

TURISMO COMERCIAL

Otro de los atractivos más llamativos de Carneiros, situado a 120 km de Recife, la capital de Pernambuco, es la Capilla de São Benedito, que se encuentra construida prácticamente en el mar; está a pasos, con una arquitectura rústica pero atrapante y es la principal postal de Carneiros, admirado por todos.

Este punto es aprovechado no solo por los turistas para lograr las mejores tomas fotográficas frente a la capilla, a la que de fondo abrazan inmensos cocoteros, sino también por pequeños comerciantes que se ganan la vida gracias al turismo de playa.

Desde la venta de atuendos de playa, infaltables sombreros, bolsos, camisolas, bebidas, tragos, helados, carros de milho cocido, y hasta un peculiar microemprendimiento que refresca a los visitantes con una recarga de cerveja gelada para soportar el calor, pues recordemos que en la costa disfrutan del calor diurno durante casi todo el año, con temperaturas agradables cercanas a los 30° hasta en otoño.

Para llegar a estas paradas se utilizan los transportes fluviales, generalmente, del que se desprenden también una serie de trabajadores como los conductores de catamaranes o lanchas; que gozan hasta de una barra de tragos, así como el guía y un grupo musical que acompaña el paseo con melodías tradicionales y divertidas. Aquí, conversamos con uno de ellos, Elías el Sanfoneiro, un oriundo de la zona, de 56 años, que lleva trabajando 14 años en las embarcaciones deleitando a pasajeros con el forró, la música y danza folclórica de la zona, quien confesó que “es difícil ganarse la vida siendo músico, y dedicarse solo a esto, porque tengo varios hijos que alimentar”.

Maragogi, en el estado de Alagoas, considerado como el Caribe brasileño.

PISCINAS NATURALES

Ya en una tercera jornada de playa, el destino fue la paradisiaca ciudad de Maragogi, estado de Alagoas, considerado como el caribe brasileño con la Costa de los Corales, y se encuentra entre Maceió y Recife, a aproximadamente 120 km de ambas ciudades. Posee un horizonte envolvente en escala de azules, turquesas y agua marina, cuyas aguas cristalinas invitan a realizar otro paseo en catamarán, en sus piscinas naturales para realizar buceo, fotografía submarina además de poder compartir aguas con los pececitos.

La travesía contempla a la vez el circuito conocido como “Camino de Moisés”, un espacio de aguas calmas donde se puede literalmente caminar en el mar, eso sí, la marea en la playa de Barra Grande debe estar muy baja.

GASTRONOMÍA

Además de los días de sol y playa, los paseos incluyeron una excelente gastronomía, con las características propias de cada región, predominando los mariscos, frutos, peces de mar, en ciertos casos de río, con ingredientes regionales y exóticos, en los que cada lugar sabe aprovecharlos muy bien para conquistar a los paladares visitantes. Las propuestas nocturnas como restaurantes y bares, sin duda son acompañadas con infaltable y buena música regional, que también gozan de la combinación culinaria perfecta para estar en sintonía.

ENOTURISMO EN VALLE DE SAN FRANCISCO

Visita a la vitivinícola Rio Sol del Grupo Global Wines, en Lagoa Grande.

Pero no todo es playa en Brasil, pues el golpe de la pandemia enseñó a otros sectores a convertirse en destinos turístico alternativos, como se encaró en el valle de San Francisco donde se trasladó el tour, una región drenada por el río São Francisco, que abarca los estados visitados de Pernambuco, Alagoas y parte de Bahía. Aquí realizamos enoturismo; turismo en zonas vinícolas, con una visita a la vitivinícola Rio Sol del Grupo Global Wines, en Lagoa Grande, donde procesan hasta 20 variedades de vino. Este circuito incluyó también un paseo en catamarán con degustación de espumantes por el río San Francisco y descenso a la playa. También la vinícola Terranova, Bodega Miolo, en el mismo valle pero ya en el estado de Bahía, brindó una visita técnica guiada por un enólogo, accediendo al proceso de producción; unos 5 millones de botellas año, de los cuales 4 millones son espumantes en 14 variedades y el resto vinos con 7 cepas.

Realizar un tour por esta zona bañada por las aguas del Atlántico merece necesariamente visitar la Praia dos Carneiros, en el municipio de Tamandaré, al cual se puede llegar ya sea con paseos en catamarán, que dura tres horas, o por tierra, en buggy.

Los paseos incluyeron una apreciación de la gastronomía con las características propias de cada región, predominando los mariscos, frutas, peces de mar y de río, con ingredientes regionales y exóticos.


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