El elenco actoral está compuesto por Joaquín Díaz Sacco, Ariel Galeano, Ronald von Knobloch y Hugo Matto.
“Guerra” se denomina la nueva propuesta teatral escrita por Santiago Filártiga Lamar y dirigida por Carlos Arbués, que se presenta nuevamente esta noche en la sala Federico García Lorca del Centro Cultural de la Ciudad “Carlos Colombino” – Manzana de la Rivera (Ayolas 129), a partir de las 21:00.
Esta obra que aborda la problemática de la guerra, sin eufemismos y más allá del palabrerío patrioterista, forma parte de la trilogía teatral de sátiras políticas escrita por Filártiga y publicada bajo el título de “Esa mala palabra con P”.
“Guerra” se presentará mañana a las 20:00 y seguirá en cartelera durante un fin de semana más. Las entradas anticipadas tienen un costo de G. 65.000 y el día de la función y en puerta G. 80.000.
“Esa mala palabra con P” es libro de teatro paraguayo publicado en el 2021 y que cuenta con otros dos títulos: “Lo de piedra” y “La gran joda”. Otra trilogía del autor lo publicó en el libro “Tres tristes tramoyas”, que cuenta con los textos “A la luz”, “Misión cumplida” y “En lo de Astrea”, sátiras que fueron estrenadas en los escenarios del teatro capitalino.
El elenco está conformado por Joaquín Díaz Sacco, Ariel Galeano, Ronald von Knobloch, Hugo Matto.
La producción general y la asistencia de dirección están a cargo de Rafa Sandoval, el diseño de luces es de Santiago Schaerer de Schaerer Iluminación, la fotografía y el diseño gráfico fueron realizados por Dani González, Carlos Arbués diseñó el vestuario y la escenografía, Ronald von Knobloch realizó el diseño musical y sonoro, el sostenimiento de redes y difusión están a cargo de Montse Valladares, y el maquillaje es de Luis Arce.
Esta obra que aborda la problemática de la guerra, sin eufemismos y más allá del palabrerío patrioterista, forma parte de la trilogía teatral de sátiras políticas escrita por Filártiga.
Dejanos tu comentario
Un alto mando ucraniano advierte de que Rusia podría conquistar los países bálticos en una semana
El ‘número dos’ de los servicios secretos militares ucranianos (GUR), el general Vadim Skibitski, ha advertido de que Rusia está avanzando en el campo de batalla de Ucrania y que podría “tomar los países bálticos en siete días” si los aliados de Kiev no refuerzan su ayuda.
“Los rusos tomarán los países bálticos en siete días. El plazo de reacción de la OTAN es de diez días”, ha afirmado Skibitski en una entrevista con el periódico ‘The Economist’. El dirigente militar ucraniano ha restado importancia al Artículo 5 del tratado de la OTAN e incluso a la presencia de militares de la OTAN en estos países.
“La valentía y los sacrificios de Ucrania han dado a Europa varios años de margen y han eliminado durante al menos una década la amenaza inmediata que suponían las tropas aerotransportadas y los marines rusos”, ha añadido. Ahora la cuestión es si Europa “devolverá el favor y sostendrá a Ucrania”.
Lea también: Aumenta a 56 el número de muertos en el sur de Brasil
“Vamos a seguir luchando. No tenemos otra opción. Queremos vivir, pero el resultado de la guerra no depende solo de nosotros”, ha argumentado.
Skibitski apunta por otra parte que Ucrania deberá negociar con Rusia en algún momento para poner fin a la guerra, un tratado que resuelva la situación “incluso si las tropas rusas están de nuevo en sus fronteras”.
Ahora mismo ambas partes están intentando conseguir “la posición más favorable” con vistas a los posibles contactos, aunque ha advertido de que éstos no se producirán al menos hasta la segunda mitad de 2025.
A corto plazo, Skibitski cree que Rusia está intentando lograr una victoria significativa, “conquistar algo”, antes del Día de la Victoria que se celebra el 9 de mayo.
Fuente: Europa Press
Lea también: Fin de semana con lluvias dispersas y ocasionales tormentas
Dejanos tu comentario
Tres instituciones, abocadas a establecer política integral penal
El Ministerio Público, el Ministerio del Interior y la Corte Suprema de Justicia (CSJ), en representación del Poder Judicial, conformaron una mesa interinstitucional con el fin de coordinar acciones para la implementación de una política integral penal. Alberto Martínez Simón, ministro de la CSJ, habló de la necesidad de articular esfuerzos en el marco del respeto de los roles propios de cada institución.
“Fue el arranque de una serie de reuniones que vamos a mantener y hoy fue el punto inicial. Hay muchas cuestiones de interés común institucionalmente hablando porque nos involucra a los tres entes, Ministerio del Interior, Fiscalía General del Estado y el Poder Judicial, que tienen a la Corte Suprema de Justicia como cabeza de la institución en temas que hacen a la seguridad y al servicio de Justicia en nuestro país”, explicó.
El ministro detalló que el trabajo de las tres instituciones está vinculado, por lo cual se debe trabajar coordinadamente y poner sobre la mesa las cuestiones que atañen al mecanismo de trabajo de modo de armonizarlo. Martínez Simón señaló que el hecho de que la Corte tenga digitalizados los expedientes, hace necesario que el Ministerio Público y del Interior hagan lo mismo.
“Debemos coordinar para que esto funcione dentro del respeto de los roles propios, la Policía Nacional en su rol de investigadores de ciertos delitos y crímenes, la Fiscalía como acusador y los jueces como juzgadores imparciales, pero a efectos de que en el ámbito propio de estas tres instituciones se muevan armónicamente debemos tener estas reuniones de trabajo”, manifestó a la 1080 AM.
La conformación de esta mesa de trabajo nació a raíz de una conversación entre el Ministerio del Interior y la Corte Suprema de Justicia, en la que se abordó la necesidad de incorporar la Fiscalía General del Estado y establecer acciones en conjunto que permitan dar una respuesta rápida y eficiente tanto en la seguridad como en la investigación y persecución de los delitos y crímenes.
Dejanos tu comentario
Aprueban el plan de la nueva política energética
El documento incorpora la electromovilidad en el sistema de transporte público, la generación de nuevas fuentes de energía y su uso a nivel industrial. Miembros de la mesa energética se reunieron con el presidente de la República, Santiago Peña, para detallar sobre el plan energético que busca revolucionar al sector para que sea la base del desarrollo y de generación de empleo.
En conferencia de prensa anunciaron que dicha política será socializada una vez que el jefe de Estado firme el decreto correspondiente. La actualización ya fue aprobada esta mañana por Peña.
La política energética tenía su plan al año 2040, y hoy se actualizó al año 2050. Según el viceministro de Minas y Energías, Mauricio Bejarano, las metas fueron fijadas a corto, mediano y largo plazo. El documento consta de un total de 300 metas, de las cuales 200 son a corto plazo, que abarca la administración de Santiago Peña.
Uno de los ejes que tiene la política energética con miras al 2050 es la transformación del transporte público de pasajeros mediante la incorporación de una flota de vehículos eléctricos para sumarse a la existente.
El nuevo plan energético establece diferentes escenarios y desafíos que tiene el sector para darle una mayor participación a la energía eléctrica actual, poniendo además mucho foco en la generación de nuevas fuentes, además de promover la integración energética y gasífera.
“Vamos a trabajar en bioenergía para dar un rol preponderante a eso, insistir con la reforestación con fines energéticos para que la industria no pierda competitividad y buscar la sustitución donde se pueda. Los biocombustibles tendrán un rol preponderante para evitar el consumo de combustibles fósiles, otro desafío a futuro es la búsqueda de hidrocarburos nacionales para tener competitividad con nuestro gas natural, entre otros ejes”, comentó el viceministro.
Dejanos tu comentario
“Las cuatro naciones sufrieron retrocesos institucionales y sociales debido a la lucha fratricida”
- Por Jorge Coronel Prosman
En esta segunda y última parte de la entrevista al profesor e historiador ítalo-brasileño Mario Maestri, autor de importantes libros y publicaciones académicas sobre la historia paraguaya, abordamos el contexto socioeconómico de los países involucrados en la guerra contra la Triple Alianza, en especial el Paraguay, que sufrió de manera más directa y dramática los efectos de la contienda.
La perspectiva de Maestri pone énfasis en relatar la historia desde la perspectiva de los pueblos que pelearon y sufrieron la guerra, por lo que rechaza la visión de que los países vencedores resultaron beneficiados con el conflicto y, por el contrario, afirma que todas las naciones sufrieron retrocesos con secuelas que llegan hasta nuestros días.
–Después de tantos años de estudio sobre la Guerra Grande, ¿qué opinión le merecen las vertientes historiográficas más actuales, la corriente restauradora patriótica del discurso decimonónico y el neorrevisionismo que trata de introducir la visión de los pueblos sobre dicho conflicto.
–Con mis alumnos de maestría y doctorado cuestionamos los principales mitos historiográficos, ofrecemos nuevas explicaciones para el conflicto, planteamos problemas y avanzamos en una lectura popular supranacional de la guerra. Sin embargo, esta lectura ha sido poco discutida por el mundo académico, que comúnmente continuó presentando una restauración historiográfica de las narrativas patriótica con raíces en el siglo XIX. El ejemplo excelente de esta realidad es el libro hoy sacralizado de Francisco Doratiotto, quien escribió sobre la Guerra Grande prácticamente sin el estudio detallado, usando comúnmente “guaraní” como sinónimo de paraguayo. Lo mismo podría decirse de una historiografía paraguaya que navega en el actual pantano neolegionario, proponiendo literalmente que las naciones involucradas en el conflicto, todas, tuvieron logros y avances con la hecatombe de 1864-70.
EL PASADO DESDE EL PRESENTE Y EL FUTURO
–¿A qué atribuye usted esta situación?
–La historiografía es una de las ciencias sociales más politizadas, que habla del pasado, con los pies en el presente y ojos en el futuro, bajo la influencia de las clases sociales en lucha. La legitimación historiográfica de las interpretaciones que desvelan el pasado dependen en gran medida de las clases subordinadas que buscan interpretar. El avanzar o retroceder de las clases populares iluminan u oscurecen sus representaciones diversas. En Paraguay, Argentina y Uruguay, gobiernos más progresistas permitieron una apertura para las lecturas críticas sobre la Guerra Grande. En Brasil jamás hubo tales facilidades. La “guerra del Paraguay” es el mito fundador central del Ejército brasileño, eje conservador permanente en la historia del país. La Guerra Grande continúa siendo vigilada por Itamaraty y, sobre todo, por el Ejército de tierra.
–Entre los hechos que la historiografía tradicional dejó en el olvido está la relación entre el uruguayo Venancio Flores y el Imperio del Brasil con la masacre de la heroica Paysandú.
–La guerra comenzó con el apoyo del Gobierno paraguayo al uruguayo debido a que (Bartolomé) Mitre estaba financiando la invasión de Uruguay (19 de abril de 1863) por Flores para derribar al Gobierno oriental blanco. El Gobierno paraguayo declaró que la independencia uruguaya de hecho era esencial a los intereses paraguayos. Lo que era correcto en cuanto a los intereses mercantiles. Buenos Aires estaba en manos del unitarismo argentino y, si sucediera lo mismo con Montevideo, Argentina podría bloquear el comercio internacional paraguayo como en los días de (Juan Manuel de) Rosas.
La interrupción del comercio internacional disolvería la base social mercantil-exportadora de apoyo del lopismo, que favoreció el renacimiento de las fuerzas proporteñas, dependientes del comercio con el Plata. En 1863, Solano López y el Gobierno paraguayo se preparaban para una guerra con Argentina. Había posibilidades de ganar teniendo como aliados a los federalistas argentinos y al Gobierno oriental.
–Y luego la trama de alianzas sufre cambios importantes...
–Las tropas imperiales invadieron el Uruguay (10 de agosto de 1864) sin declaración de guerra. En respuesta, el Paraguay entró en guerra con el Imperio y la Argentina unitaria, con muy limitada posibilidad de vencer. Las tropas paraguayas avanzaron sobre el Mato Grosso, Corrientes, el Río Grande do Sul. Y no fueron enviadas como apoyo las tropas orientales, masacradas en Paysandú (2 de enero de 1865) por las tropas de Venancio Flores, de los hacendados del Río Grande del Sur, por el Imperio, con el vergonzoso asesinato de oficiales orientales rendidos.
EL LOPISMO
–¿Cómo observa la valoración de la imagen de Francisco Solano López en la época que se desempeñó como presidente paraguayo?
–La afirmación de que el lopismo, la valorización extremadamente positiva de la acción de López durante laguerra, fue una invención interesada de Juan Emiliano O’Leary es una mitología. Al concluir la fracasada campaña ofensiva, posiblemente el prestigio del mariscal era bajo, con las tropas paraguayas luchando mal, con la rendición en Uruguayana sin resistencia (18 de setiembre de 1865). Los soldados y las clases populares no se motivaron con la expedición al exterior, desinteresados en las cuestiones del Plata. Cuando las tropas paraguayas se retiraron a los territorios nacionales, las clases populares comprendieran que se trataba entonces de defender el Estado nacional y todo lo que habían conquistado: chacras, animales, autonomía. Lucharán, entonces, como leones, dando un carácter campesino a la resistencia, con la deserción de las clases dominantes incluida a la familia del mariscal.
–¿Cómo evalúa el papel de López como conductor militar?
–López permaneció irreductible en la dirección de la resistencia en una forma no muy hábil hasta su dramático asesinato, ya herido mortalmente, en Cerro Corá el 1 de marzo de 1870, lo que no lo transformó en general del pueblo, como (José Gervasio) Artigas, (Emiliano) Zapata y (Pancho) Villa. López luchó por la defensa del orden de la oligarquía mercantil-exportadora y antipopular inaugurada por su padre. Preparaba a su hijo Juan Francisco López para ser su sucesor. Intentó legar inmensos territorios a su compañera y herederos, pero no legalizó la posesión de tierras ni siquiera de los campesinos que lucharan bajo su comando. López y los campesinos paraguayos pelearon en la misma guerra con objetivos diferentes.
NARRATIVAS
–¿Por qué la resistencia del pueblo paraguayo fue tan tenaz?
–Las clases populares resistieron, hasta el último aliento, oponiéndose a la destrucción de los fundamentos del Estado surgido de la revolución francista. Luego de la derrota, los exoficiales lopistas, al integrarse a la política y gestión del Estado, aceptaron reivindicar, como mucho, la heroicidad de las tropas paraguayas y abrazar la anatematización del mariscal, las narrativas aliancistas y el nuevo Estado oligárquico, antipopular, antinacional, corrupto, en el contexto de la privatización de propiedades estatales, pobreza popular, expatriación de campesinos en busca de trabajo, etc.
–En un país devastado y ocupado, ¿cómo se fue construyendo la narrativa propia sobre la guerra?
–Incluso antes del fin de la resistencia, fue materialmente imposible producir narrativas defendiendo las razones nacional-populares sobre el conflicto. Las clases populares jamás aceptaron las narrativas legionarias, imperiales y argentinas sobre la guerra. Ellas emprendieron la producción y canonización defensiva de un mariscal demonizado, sustituyendo la heroicidad de la resistencia popular, por una visión de un mariscal semimesiánico, en producciones sobre todo orales, más registradas en cartas, canciones, poesías, dibujos y pinturas rústicas y cuadros de Solano López, etc., que aún no fue objeto de un estudio sistemático. Estanislao Zeballos, de visita en Paraguay relató asombrado la producción popular que se oponía a las interpretaciones de los aliancistas y de los legionarios, construyendo una visión romántica y heroica del mariscal, dando así vida al lopismo.
CONSECUENCIA PARA LAS NACIONES
–¿Cuáles fueron las principales repercusiones de la guerra en el Brasil?
–En el Imperio de Brasil, contrariamente a lo que tantos historiadores proponen, la victoria militar sobre Paraguay y Uruguay fortaleció la Casa y el Estado imperial. Don Pedro se fue en viaje de placer, dejando tranquilamente la regencia en manos de la princesa Isabel, educada y tratada por el padre y por el marido como una tonta. La guerra alivió la presión abolicionista. Después del fin del conflicto, el Estado imperial impulsó una reforma que mantuvo la esclavitud por casi vente años. Sectores populares murieron como moscas en el Paraguay y el Imperio nunca pagó realmente lo que prometió a los veteranos y mutilados. Jamás hubo apoyo popular al conflicto. A los capturados para ir luchar en el Paraguay, se les llamaba “voluntarios de palos y cuerdas”. Por el Brasil se gritaba “¡Dios es grande, la floresta es más grande!”, a la que se escapaban para los quilombos. La única preocupación del soldado imperial era retornar vivo.
–¿Para la Argentina?
La Guerra Grande atrasó la república y la industrialización al consolidar el carácter antipopular, oligárquico y esclavista del Estado imperial. En Argentina se consolidaron el unitarismo autoritario y elitista y los intereses de los grandes terratenientes, exportadores del comercio inglés, mientras que las provincias del litoral y del interior se hundieron en un atraso que no superan hasta hoy. Fueron aplastadas las fuerzas federalista y democráticas. El latifundio oligárquico se mantiene fuerte hasta hoy.
–¿Y para el Uruguay?
–Con la derrota del Gobierno constitucional y la imposición de la dictadura de Flores, la República de Uruguay permaneció, durante largas décadas, como un Estado dependiente del Imperio y luego de la República de Brasil, y bajo la presión de siempre de Buenos Aires. También fueran aplastadas las fuerzas democráticas y autonomistas, consolidándose el latifundio oligárquico en el país.
–¿Y para el Paraguay?
–Sobre todo el Paraguay sufrió las secuelas del conflicto. El país no conoció una reconstrucción de lo que fuera destruido más allá de la construcción de un Estado nuevo, antinacional y antipopular, con relaciones sociales refundidas por la destrucción humana, en la guerra, y la desorganización socioeconómica, después del conflicto, de su mayor riqueza: la clase campesina. Más allá de los intereses no nacionales de las clases dominantes, podemos decir que, en grado y formas diversas, con destaque para el Paraguay, las cuatro naciones involucradas en la guerra sufrieron retrocesos institucionales y sociales debido a la lucha fratricida de 1864-70 con secuelas que llegan hasta nuestros días.