Es importante tener conocimiento de algunas rutinas que, sin darnos cuenta, dañan el pelo y hacen que las puntas se abran. Además del uso excesivo de secador, planchitas o bucleras, hay otros hábitos que no colaboran para tener el pelo sano de la raíz a la punta.

Elegí uno de buena calidad, si es para cabello seco o dañado, mejor. “En el caso de no uti­lizar acondicionador en tu rutina de cuidado la punta se podrá debilitar a la hora de desenredar, se reducirá el brillo del cabello y ten­drás sequedad y un pelo más encrespado”, explica María Baras, experta de Pantene. Para los especialistas, los mejores acondicionadores son los que no tienen sulfatos.

La cantidad de producto empleada no determina un mejor resultado. La princi­pal función del champú es limpiar el cuero cabelludo y cuando abusamos de él eli­minamos la barrera natural que el cuerpo produce para proteger el cabello y favorece que las puntas se dañen y se partan en dos.

Esta es una de las costumbres más comunes que tenemos después de bañarnos. Apre­tamos el cabello con la toa­lla para sacar el excedente de agua e incluso para secarlo, esto puede provocar quiebres de las fibras capilares y cau­sar porras. Lo mejor es usar una toalla específica para el cabello y sacar el exceso de líquidos con cuidado. Tam­bién recomiendan dejar que el cabello se seque solo.

Este es otro hábito muy fre­cuente. La manera correcta de peinarnos es desde las puntas hacia arriba, si lo hacemos en la dirección con­traria predisponemos a que nuestro cabello se enrede, y más aún después del lavado, hacer esto también daña las puntas hasta el punto de que se resquebrajen.

Para evitar que tus puntas “flo­rezcan”, podés aplicarles un poco de aceite, al menos, una vez por semana para que se mantengan sanas y fuertes. Algunos de los que podrías usar son: el óleo de almen­dras, coco, oliva, queratina, argán. Se pueden conseguir fácilmente y no tienen un gran costo.

Toma suficiente agua; mantenernos hidratadas es clave para el buen funcionamiento de nuestro organismo, y esto también influye en el aspecto general de nuestro cabello y piel.