El fiscal Édgar Torales Gamarra formuló acusación contra un brasileño por el caso de una supuesta estafa de 500 mil dólares americanos y de igual modo requirió al Juzgado Penal de Garantías la elevación de la causa a juicio oral y público. El acusado está identificado como Marcio Claudino Ferreira. El requerimiento conclusivo fue presentado ante el magistrado de Garantías Carlos Vera Ruiz.
Según los antecedentes, a fines del 2017, Ferreira entró en contacto con la víctima Hicham Mohamad Nassar a fin de proponerle un negocio, que se trataba de la importación, venta y distribución de luminarias tipo led. El objetivo supuestamente era vender los productos al Brasil, donde el hoy acusado decía tener contacto con gente del gobierno y que incluso existía la posibilidad de vender los productos a entidades gubernamentales.
REUNIONES
Luego de varias reuniones, el encausado invitó a la víctima a reunirse en su residencia del Paraná Country Club de la ciudad de Hernandarias, donde se iba a concretar el negocio. Allí, incluso, Ferreira ofreció dicha vivienda como garantía para así demostrar una supuesta solvencia económica. Esto considerando que el costo de la casa supuestamente era mucho mayor al valor de lo que la víctima debería entregar, a fin de realizar dicho negocio.
Posteriormente, el 15 de diciembre del 2017, se concretó el negocio, entregando la víctima Hicham Mohamad Nassar por contrato la suma de 500 mil dólares, además la entrega del décimo piso del shopping DFS, del cual la víctima es propietaria, a fin de que en el lugar se instale la oficina y así poner en marcha el trabajo, que al principio se veía bien y con mucho movimiento.
A mediados del 2018, Hicham Nassar solicitó una rendición al señor Marcio a fin de interiorizarse sobre la rentabilidad del negocio, pero este siempre respondía supuestamente con evasivas. Poco a poco Ferreira iba vaciando la oficina que fue entregada para el trabajo, hasta que desapareció del lugar y la víctima ya no pudo contactar con él.
El acusado y su familia también abandonaron la vivienda que ocupaban en el Paraná Country Club, que había sido era alquilada y no propiedad de la familia, como habían asegurado al principio a la víctima y que pusieron como supuesta garantía para el negocio.