Un Tribunal de Sen­tencia condenó a 40 años de cárcel a Jurandir Lopes Alves y Luci­neia Stael Gresosky, acusa­dos por el asesinato de Jhony Osmar Leith Prieto, crimen ocurrido en el 2010. Fue­ron sentenciados a la pena máxima de 30 años, más 10 años de medida de seguridad.

Los citados, además de Gilva­cir Lopes Alves (que ya estaba con sentencia firme), fueron condenados inicialmente a 40 años, en el 2012. Tras la apelación de la defensa, la Cámara confirmó el fallo. Sin embargo, los defensores de Jurandir y Lucineia recurrie­ron hasta la Corte Suprema de Justicia, que dispuso el reenvío de la causa para la medición de las penas. Ahora, nuevamente el órgano judi­cial –conformado por Mirta Aguayo, Norma Girala y Gra­ciela Ortiz– impuso los 30 años de cárcel para los acu­sados y más los 10 años de medida de seguridad.

El Ministerio Público estuvo representado por la fiscala Estela Mary Ramírez, quien se mantuvo en la acusación inicial contra los crimina­les, encontrados responsa­bles por homicidio doloso, extorsión agravada y asocia­ción criminal.

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Los antecedentes del caso datan del 3 de junio del 2010, ocasión en que una banda cri­minal, integrada por los hoy condenados, raptó a Jhony Leith del estacionamiento de un supermercado del kilóme­tro 4, donde el joven se encon­tró con Lucineia Stael, tras conocerse a través de la red social.

Los criminales asesinaron al joven al día siguiente del rapto, tras robarle su auto­móvil y pertenencias, y 48 horas después comenzaron a pedir dinero por la supuesta liberación del hombre, a tra­vés de mensajes de texto. Los delincuentes amenazaron con enviar la cabeza de Jhony Leith en un plato a los fami­liares, si estos no cumplían sus pretensiones económi­cas, aunque para ese enton­ces el hombre ya había sido asesinado.

El cuerpo de la víctima fue arrojado a las aguas del río Monday, en el límite entre Presidente Franco y Los Cedrales, donde fue hallado una semana después. El auto­móvil de Leith Prieto fue encontrado totalmente inci­nerado en una calle de la ciu­dad de Presidente Franco.

"Este crimen pudo quedar impune si no se tuviera la intervención de la tecnología en la investigación. La decla­ración de los familiares fue sumamente relevante para conocer la crueldad con la que actuaron, fue un hecho premeditado. La autoría de estas personas ya fue confir­mada por tribunales superio­res y la propia Corte", afirmó la magistrada Graciela Ortiz de Villalba en la conclusión de la audiencia pública.

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