Un prestanombre, Ramón Vera Ferreira, un obrero con salario de apenas G. 1 millón, presentó facturas legales del consorcio Star Com Trading Limited para ingresar al país de manera irregular casi 3 millones de CDs por un valor de US$ 300.000. Vera dijo después que en realidad todo se hizo a través de allegados de Antonio J. Vierci.
El multimillonario empresario Antonio J. Vierci se vio envuelto en el 2003 en un escandaloso suceso de contrabando de un cargamento de casi 3 millones de discos compactos por un valor de US$ 300.000, que había sido incautado en un gran operativo aduanero policial en el gobierno de Nicanor Duarte Frutos. El procedimiento inclusive tumbó a ministros, aduaneros y policías.
Todo esto ocurrió tras la importación de un cargamento de 2.813.600 unidades de discos vírgenes, que luego de la intervención del Ministerio de Industria y Comercio (MIC) y del Ministerio Público se pudo constatar que la empresa importadora fue montada en el país con documentos de contenido falso. El responsable era Ramón Vera Ferreira, un obrero que ganaba apenas 1 millón de guaraníes mensuales, pero que tenía la capacidad para hacer movidas comerciales de gran porte. No obstante, Vera Ferreira terminó declarando que efectivamente era testaferro de Vierci y que la firma fue creada para la importación de mercaderías de dudosa procedencia.
Debajo de la investidura de hombre de fe, el magnate de los medios guarda una oscura realidad, la que hizo que hoy por hoy sea catalogado por muchos como una de las personas más poderosas del país. Sin embargo, sus fuertes conexiones con autoridades nacionales de turno aparentemente hacían que toda investigación que lo salpicara quede en la nada y sin explicaciones, siendo uno de esos casos precisamente el de la multimillonaria carga de discos compactos o CDs.
El programa televisivo El Ojo, emitido en aquel entonces en canal 13 y conducido por Mercedes “Menchi” Barriocanal, quien fue reemplazada luego por Luis Bareiro, realizó aquella vez una investigación en la que se descubrieron todos los detalles de aquella peculiar maniobra para las importaciones. Según los relatos, el 8 de octubre del 2003, Vera Ferreira inscribió la firma R Vera Import-Export como suya y solicitó al MIC la autorización para la importación de los 2.813.000 unidades de CDs. El cargamento fue cotizado por un valor aproximado de US$ 280 mil.
“Menchi” y Bareiro, quienes forman parte del conglomerado de medios de Antonio Vierci actualmente, vivieron de cerca aquellos acontecimientos, por lo tanto saben a la perfección los pormenores de este y otros casos. Sin embargo, mantienen un llamativo silencio sobre las fuertes sospechas de contrabando, evasión impositiva y de creación de firmas offshore para concretar sus negocios.
El supuesto propietario, Ramón Vera, presentó facturas legales a nombre del consorcio Star Com Trading Limited, con la aparente intención de hacerlo figurar como proveedor de las mercaderías; la citada empresa estaba situada en las Islas Vírgenes, en el Reino Unido, pero su domicilio comercial figuraba en la República de Uruguay, según los documentos presentados por Vera.
Como es lo requerido en estos casos, el MIC hizo las averiguaciones correspondientes para liberar la carga, pero grande fue la sorpresa cuando constataron que el supuesto proveedor no existía en los registros de empresas de Uruguay ni en aduanas de ese país. Tampoco la dirección Rincón 531 en la ciudad de Montevideo fue real, ya que en la oficina 502, en la que supuestamente funcionaba Star Com Trading, funcionaba el despacho de un estudio contable cuyos representantes negaron tener cualquier vinculación con la firma, tanto en Uruguay como en las Islas Vírgenes; es más, desconocían su existencia.
OTRAS IRREGULARIDADES
Las direcciones falsas del supuesto proveedor fueron solo el inicio de una serie de irregularidades que levantaron las sospechas de que algo andaba mal con la empresa R Vera Import-Export, a tal punto que se procedió a la verificación de los datos presentados por Vera Ferreira al momento de registrar su supuesta firma en el Registro Único de Contribuyentes. Eso fue en fecha 19 de junio del 2003. La dirección proporcionada en aquel entonces como sitio de la firma fue 12 Proyectadas casi Paraguarí, en la ciudad de Asunción. Lo extraño fue que el 15 de julio de ese mismo año, Vera dio otra dirección en el registro de firmas de importadores de Aduanas, la misma fue registrada en Coronel Oviedo casi San Martín, esta vez en la ciudad de Luque.
Una tercera inconsistencia de datos se dio el 10 de julio de ese año en su patente comercial, emitida en el municipio de Ñemby. La dirección proporcionada para tal efecto fue ruta Ñemby esquina José Asunción Flores, de la ciudad en cuestión. Tras la verificación in situ, se constató que todos los datos facilitados fueron falsos; además, ninguno de los pobladores de la zona conocía la existencia del supuesto consorcio.
IMPUTACIÓN A VERA FERREIRA
Una vez que el escándalo salió a la luz, representantes del Ministerio de Industria y Comercio se acercaron a la Fiscalía para formular una denuncia formal contra Ramón Vera Ferreira, además de cancelarle el registro de importación. Fue el 3 de octubre del 2003.
El encargado de la investigación en ese entonces fue el fiscal de marcas Amílcar Ayala Bonzi, quien luego de analizar todas las evidencias, procedió a la imputación de Vera Ferreira por el supuesto delito de producción de documentos no auténticos.
EXTRAÑA LIBERACIÓN DE CARGAMENTO
Al parecer, solucionar la imputación que pesaba contra Ramón Vera no era la prioridad del verdadero propietario del negocio. Más allá de buscar una solución para “el prestanombre” a través de contactos, como se acostumbra, lo que se hizo fue buscar la manera de liberar la multimillonaria carga que estaba retenida en el interior de tres enormes contenedores.
Misteriosamente, un mes después de la imputación y luego de aceptar una caución de G. 300 millones en póliza de seguros, el ex juez hoy ya fallecido, Pedro Darío Portillo, dio luz verde para la liberación del millonario cargamento sin haber dado a conocer el nombre de la persona encargada del pago.
La decisión de liberar el cargamento le costó el cargo al entonces ministro del Interior, Roberto González, en el gobierno de Nicanor Duarte Frutos (2003-2008), quien fue acusado de ser el responsable de dar la orden a los agentes policiales para liberar inmediatamente el contenedor. Además, se dieron cambios en Aduanas como consecuencia del operativo.
DICSA, TAMBIÉN EN LA “DANZA”
Casualmente, unos días después de que haya salido a la luz el oscuro negocio de R Vera Import-Export entra al “ruedo” la firma Dicsa, integrante del holding de A.J. Vierci. Esta ingresó al MIC una solicitud de aprobación para la importación precisamente de los mismos productos que habían costado la imputación de Vera Ferreira: los CDs. Fue el 20 de noviembre del 2003.
Unos meses después, el 28 de enero del 2004, Dicsa, empresa que también fue investigada por un caso de subfacturación de whiskies importados de Escocia, hizo su primer despacho y fue de un contenedor con 1.300.000 unidades de CDs que ingresaron al país el 30 de octubre del 2003.
Según el resultado de la investigación, el mencionado cargamento había ingresado a nombre de la importadora de Vera. El cambio de titularidad fue hecho el 7 de noviembre del 2003 por expediente Nº 2.608 de la aduana de Terport.
VERA HIZO TRATO CON ALLEGADOS DE AJV
Con todo el escándalo de la importación de casi 3 millones de unidades de CDs, se develó quién era realmente Ramón Vera Ferreira. Al verse acorralado por las cámaras de televisión, este terminó aceptando que efectivamente aceptó la suma de G. 9 millones de un empleado de “Don” Antonio Vierci, de apellido Valinotti, para registrar la empresa a su nombre.
Vera, quien se había presentado como un millonario empresario, en realidad era un obrero con un salario que ni siquiera alcanzaba los G. 1 millón. Vivía en una precaria vivienda y no tenía cajas de ahorro, mucho menos cuentas bancarias. Confesó a El Ojo que aceptó US$ 400 mil de otro de los allegados de Vierci por su silencio y bajo la condición de que huyera del país. Jueces y fiscales nada saben del paradero de este “prestanombre”.
CDs y DVDs tenían gran demanda
El cargamento de discos compactos incautado tenía una gran demanda en el país en el 2003, aunque su gran mercado siempre fue la Triple Frontera, en el límite con Argentina y Brasil. Al inicio del nuevo milenio, estos discos eran fundamentales para almacenar todo tipo de información: datos y videos. El pendrive, disco duro externo y la “nube” no eran opciones disponibles. En el mundo de la informática y del entretenimiento, todo se hacía a través de CDs y DVDs.
Estos discos compactos fueron muy utilizados para almacenar músicas, películas o videojuegos, que fueron comercializados a gran escala en diferentes puntos del país, pero preferentemente en Asunción y Ciudad del Este. Argentinos y brasileños inundaban las calles de ciudades fronterizas para llevar millones y millones de unidades. Este movimiento reportó millones de dólares en ganancias. Por el ingreso de las nuevas tecnologías, estos productos fueron quedando un tanto de lado.
Estos discos, que eran traídos en tubos por toneladas al país desde EEUU y China, son en parte los grandes responsables de que Paraguay sea conocido como “país pirata”. La Dirección Nacional de Propiedad Intelectual (Dinapi) lucha hoy por revertir esta imagen con acciones en contra de la piratería en general.