Una joven señorita de modesto origen de Villa Elisa junto con el cuñado del actual intendente, que en realidad se dedica a la actividad ganadera en el Chaco, figuran como accionistas de una empresa constructora que se adjudicó millonarios contratos en la municipalidad de la mencionada ciudad de manera directa con fondos provenientes del Fonacide y los royalties.

Por excepción y contra­tación directa el clan Estigarribia, confor­mado por el ahora gober­nador de Central, Ricardo Estigarribia Medina, y el intendente de la ciudad de Villa Elisa, Sergio Estigarri­bia Medina, tornaron prós­peros empresarios de la cons­trucción a dos jóvenes, uno de ellos de modesto origen, que difícilmente tengan la capa­cidad financiera para asumir millonarios compromisos en las obras públicas.

Natalia Magalí Duarte Yeruta, una señorita de 27 años de modesto origen y nivel social medio, según pudimos constatar cuando visitamos su residencia del barrio Ypatî en Villa Elisa, es una de las accionistas de Cospel SA, empresa a la que los hermanos Ricardo y Ser­gio Estigarribia adjudica­ron millones de guaraníes mediante una treintena de contratos en tiempo récord. En la firma figura también un joven de Benjamín Aceval de nombre Eduardo Manuel Mendoza Amarilla, hermano de María Esther Millán Ama­rilla, esposa del actual inten­dente de Villa Elisa.

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Ambos jóvenes (accionistas en los papeles) tienen acti­vidades muy distintas a las de un contratista de obras, según se puede apreciar en sus redes sociales que, en el caso de Natalia, fueron res­tringidas tras nuestra visita a su residencia. La joven de Villa Elisa es la que aparece como firmante de los contra­tos con la municipalidad y los hermanos Ricardo y Sergio Estigarribia.

Rendiciones de cuenta de los fondos provenientes del Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo (Fona­cide) y de los royalties, a las que accedimos a través de la Contraloría General de la República (CGR), revelan contrataciones por excepción y de manera directa, adjudi­cadas en menos de dos años y que sumadas a los montos publicados en el portal de la Dirección Nacional de Con­trataciones Públicas (DNCP) ascienden a un total de G. 3.633 millones.

Cospel aparece en las ren­diciones de Fonacide, royal­ties y en el portal de la DNCP con adjudicaciones exclusiva­mente en la Municipalidad de Villa Elisa, gracias a los herma­nos Estigarribia. Coinciden­temente, tres meses después de que Ricardo Estigarribia asumiera como gobernador de Central, la empresa en la que aparece el cuñado aceva­lense y la modesta joven de Villa Elisa comenzó a adjudi­carse contrato en la goberna­ción, pero para la provisión de toldos y mesas.

El caso de la modesta joven de Villa Elisa y el cuñado de Sergio que asumen la socie­dad de la empresa Cospel no es un hecho aislado, el modus operandi de inflar los bolsi­llos de la familia tiene como fachada a otras empresas. Es así como el clan Estigarribia además de obras tiene nego­cios detrás de licitaciones de contratos de almuerzo esco­lar, mecánica, etc.

El gran cuñado

Asispar SA, empresa a la que Ricardo Estigarribia adju­dicó contratos por almuerzo escolar, está vinculada a otro cuñado.

Ricardo Fernández Cam­puzano, pareja de Gladys Zunilda “Nuni” Medina Galeano, hermana criada por la familia Estigarribia. Según documentos proveí­dos por la Abogacía del Tesoro del Ministerio de Economía, registra 44 % de las acciones en la proveedora de la Muni­cipalidad de Villa Elisa bene­ficiada con contratos durante la administración de Ricardo Estigarribia.

En Asispar SA también apa­rece Rosa Nathalia Zena con el 46 % de las acciones. La mujer es pareja de Víctor Manuel Núñez Samaniego, un funcionario del Ministe­rio de Hacienda que figura como síndico en actas de asamblea de la citada pro­veedora y es socio de la fami­lia del intendente y el gober­nador en otra empresa en la que registran millonarios aportes en efectivo.

El gran cuñado Ricardo Fer­nández Campuzano, multifa­cético y próspero en los nego­cios con la comuna, registra facturaciones por servicio de aseo, mantenimiento, repara­ciones y mecánica en general.

En los documentos que obran en la Contraloría figuran fac­turaciones del gran cuñado Ricardo Fernández Campu­zano a través de dos empresas, gracias a los contratos que le adjudicó Ricardo Estigarri­bia con fondos de los royalties.

Automecánica Ricard, que registra actividad en el rubro talleres, y Aarón, del rubro comercio de ramos generales, firmas que fijan una misma dirección, son las empresas con las que facturaba el gran cuñado Ricardo Fernández Campuzano, principalmente en tiempos de la pandemia cuando la crisis económica afectaba a miles de comer­ciantes, emprendedores, etc.

Pareja de joven “constructora” es ordenanza del intendente

Natalia Magalí Duarte Yeruta y su pareja Ángel Gustavo Talavera, ordenanza del intendente Sergio Estigarribia.

Nuestro equipo intentó conversar con la joven que funge de contratista de obras que acapara adjudicaciones en Villa Elisa. Visitamos su residencia, pero Natalia se hizo inencontrable y en la casa donde vive, según nos confirmó una vecina, nos atendió un muchacho que señaló que ella ya no reside allí.

Fuimos a buscar a su pareja, Ángel Gustavo Talavera, en el intento de poder contactar con la joven contratista de la municipalidad.

Cabe subrayar que Ángel Gustavo es empleado leal al clan Estigarribia, percibe un sueldo de G. 3.500.000. De hecho, el hermano de Ángel Gustavo, de nombre Miguel Enrique Talavera, que tam­bién es funcionario muni­cipal, nos confirmó: “Jus­tamente está llegando hína con lekaja, con él lo que siem­pre está, con el intendente”, refiriéndose a Sergio Esti­garribia y muy gentilmente nos facilitó un número para comunicarnos con el mismo.

Llamamos a Ángel Gustavo y en comunicación telefónica se reservó datos sobre su pareja Natalia Duarte Yeruta, una de las accionistas de Cos­pel, y al ser consultado dónde lo podemos ubicar para una entrevista sobre el tema, así como sus funciones en la municipalidad y vínculos con el intendente, evitó res­ponder diciendo: “No tengo nada que responderles a uste­des”. Facilitamos número de contacto por si la joven qui­siera brindar su versión, pero no tuvimos retorno.

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