En entrevista con La Nación Investiga, el director nacional de Contrataciones Públicas, Pablo Seitz, dio una radiografía de las licitaciones del Estado de estos últimos cuatro años. Resaltó que actualmente uno de los puntos flojos es la poca planificación de los llamados, en los que se descuida la eficiencia del gasto público y se realizan las compras “porque se tiene presupuesto y porque se compró en años anteriores”.
- Por Santiago Rodríguez
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–SR. ¿Cómo evalúa el flujo de las contrataciones públicas en comparación con otros períodos?
– PS. Si me preguntás si hay mucha variación en la aplicación de acuerdo al presidente que haya tocado, te diría que no en materia de grandes números. Más o menos se maneja que un porcentaje del 10% de las contrataciones es objeto de protesta. El valor de las contrataciones siempre ronda entre el 25% y el 30% del Presupuesto General de la Nación, independientemente del presidente que administra el país.
– SR. ¿Hubo muchos casos de irregularidades durante estos últimos cuatro años?
– PS. Sí, muchos casos más de los que tuvieron repercusión mediática. Nosotros tomamos como una decisión de aplicar un control integral al 100% de los contratos que tuvieran etiqueta “covid”, es decir que cualquier contrato que figuraba como referido a la pandemia, automáticamente pasaba por un filtro mucho más riguroso, e incluso si ya había contratos firmados, se hacían controles a posteriori.
– SR. ¿Cuántas licitaciones están siendo investigadas actualmente?
– PS. Básicamente tenemos unas 300 investigaciones vivas todo el tiempo, cerramos unas investigaciones y se abren otras. Las protestas, por otro lado, son procesos de verificación que se inician a instancias de una parte interesada y ahí tenemos aproximadamente unas 1.800 protestas al año más o menos.
– SR. ¿Qué medidas toma la DNCP para evitar casos de irregularidades?
– PS. Las principales herramientas son la verificación previa de los documentos, que estén conforme a lo que requiere la ley, y cuando encontramos cláusulas que sabemos que fueron problemáticas, ya se objetan las mismas, eso en primera instancia, y luego están las protestas, investigaciones de oficio, los sumarios a proveedores y las verificaciones de cumplimiento de contrato. Todo el mundo piensa que con la adjudicación del contrato termina esto, cuando en realidad comienza, porque el objetivo final es el cumplimiento de este contrato.
– SR. ¿Qué pasa cuando no se cumple el contrato?
– PS. La principal controladora de la ejecución del contrato es la misma convocante. Esa institución que observa un incumplimiento en la ejecución eventualmente debe ejecutar las multas establecidas, pero si la suma de estas multas alcanza al valor de la garantía de fiel cumplimiento del contrato, se debe iniciar el proceso de terminación del mismo. En tal caso, debería existir una póliza de fiel cumplimiento del contrato, además de una póliza de anticipo si hubo alguno. El Estado debe percibir el valor de estos seguros y eso es un elemento muy importante, se debe verificar que esas pólizas siempre estén vigentes.
SR. ¿Quién controla que la convocante esté cobrando esas multas o pólizas?
– PS. Ahí es donde hay una falencia de control automatizado; si bien desde la DNCP hacemos un control indirecto de la verificación contractual de esas pólizas, que sean o no cobradas, ya no forma parte dentro del ámbito de competencia de control de la DNCP. Podrían controlar la Contraloría General de la República (CGR) o la Procuraduría porque estamos hablando de patrimonio del Estado que debe ser recuperado.
– SR. ¿Qué sanciones tienen para los responsables en el sector público?
– PS. Dentro del régimen de Contrataciones Públicas, ninguna sanción, absolutamente ninguna mención. Es como si fuese que no existe el sector público, hablando de irregularidades para la ley actual de Contrataciones Públicas. Es una falencia importante dentro de la ley actual y la suplimos recomendando a la máxima autoridad el deslinde de la responsabilidad en el ámbito administrativo; o sea, hacer sumarios administrativos para identificar a los responsables y remitiendo los antecedentes a la CGR para que se haga un análisis de la gestión y se comunique a quien corresponda, de ser necesario.
– SR. ¿Cuáles son los rubros que requieren mayor control?
– PS. Para mí son tres grandes sectores los que necesitan control estricto: obras públicas, por la alta inversión; todo lo referido a medicamentos, por lo delicado del rubro, y alimentación escolar, por lo complejo de controlar, que es un rubro sumamente sensible y de un importante monto de inversión. Por ejemplo, con las obras públicas se puede ir a controlar ahora los cimientos de una obra, siempre va a estar o debería estar ahí, y si no está, ya está detectada la irregularidad. En el caso de alimentación escolar, este control real solo se puede realizar en el momento en que se sirve el plato.
– SR. ¿Qué implica la cadena de suministros que menciona en la nueva ley?
– PS. La cadena de suministros implica no solo el proceso de contratación, sino también lo que viene antes y lo que viene después. En cuanto a la planificación, si se pregunta hoy a un funcionario público comprador del Estado “¿por qué está comprando esto?”. Probablemente la respuesta sea “porque tenemos presupuesto, ya se compró el año pasado y tenemos posibilidad de comprar nuevamente”. Es decir, no hay una planificación que mire los objetivos institucionales, que cuide la eficiencia del gasto público.
Luego está el llamado, con la ley vigente, este proceso es el protagonista. La máxima no escrita en esta ley parece ser “si haces todo el proceso de contratación, vas a tener una excelente oferta”, no necesariamente es así, el proceso por el proceso en sí no es suficiente, lo que busca la nueva ley es la eficiencia en la compra pública.
Y, por último, la evaluación final, no en el cumplimiento de los contratos, sino en el cumplimiento de los objetivos planteados durante la planificación, donde incluiste el contrato como herramienta para cumplir ese objetivo.
“No hay una planificación que mire los objetivos institucionales, que cuide la eficiencia del gasto público”.