Tras serie de promesas incumplidas, familias de los estudiantes se ingeniaron en construir modesta estructura para proteger básicamente del sol y que no estén en la total intemperie. El ministerio solamente donó unos postes de metal. Escuelas tienen espacios de riesgo con baños averiados, vidrios rotos, y patios son utilizados como vertederos.

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  • Nación Media

La infraestructura de las escuelas públicas a cargo del Ministe­rio de Educación y Ciencias (MEC) se encuentra en alar­mante estado, pues en cada distrito que va recorriendo el Equipo de Investigación de Nación Media el paisaje es deplorable. Los limpeños deben hacer maravillas para que los niños, niñas y adoles­centes puedan tener un espa­cio techado para desarrollar el programa de estudio.

En la escuela San Ramón hay ocho aulas, pero del total tres son salones improvisa­dos por los padres de fami­lia para que los escolares ya no estén bajo los árboles dando clases en días de sol o que incluso no puedan dar clases en días de lluvia.

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El sanitario de la escuela San Ramón representa un riesgo para la integridad de los más pequeños con vidrios rotos.FOTO:EMILIO BAZÁN

Se trata de tres galpones con­vertidos en aulas cuya edi­ficación fue gerenciada por los mismos padres, ya que apenas tuvieron el apoyo del MEC con la donación de algu­nos postes de metal. Todo lo demás pusieron los padres.

Aunque hicieron todo el esfuerzo, los recursos siem­pre son limitados y no se pudo cerrar toda la estructura para que cada aula tenga cuatro paredes. Por ello, deben recu­rrir a colgar cartones y mallas de media sombra para que la luz solar no moleste tanto en las horas de clases.

Pero como si fuera poco, el colegio también necesita una renovación de los sani­tarios, ya que los vidrios rotos y las partes averiadas podrían representar un riesgo para los niños y niñas.

La escuela San José tiene todo un pabellón clausurado por peligro de derrumbe y se deben sobrecargar otras aulas para que los estudiantes puedan desarrollar las clases.

Por otra parte, la realidad de la escuela San José es otra, pues aunque sí tenga aulas, estas están con peligro de derrumbe, como informa­ron las autoridades de la ins­titución. Es todo un pabellón el que está en riesgo porque el techo empezó a ceder desde marzo pasado, apenas unos pocos días después del inicio del año escolar.

Esta situación de las aulas clausuradas obliga a la direc­ción a reorganizar y reubicar a los alumnos, y hay cursos que se enciman en una sola aula, teniendo una sobrepo­blación de estudiantes dentro de un mismo salón de clases, afectando la comodidad y el nivel de enseñanza.

Aquí tampoco pueden volver a utilizar el tinglado donde hace varios años se desarro­llaban los festivales artísticos porque esta estructura tam­bién se está derrumbando.

Esta es la oficina del director del colegio Fernando de la Mora de Limpio, que solamente tiene dos aulas propias.

Por último, tenemos el caso del colegio Fernando de la Mora de Limpio. Allí faltan aulas y para que los estudian­tes puedan tener un espacio digno de enseñanza deben prestar salones de la escuela Inmaculada.

El director del colegio, Emilio Daniel Giménez, explicó que tienen dos aulas, más una que prestan de la escuela, pero necesi­tan al menos cuatro más para poder estar de manera cómoda y optimizar el pro­ceso de enseñanza.

Mientras esperan que alguna vez el MEC les brinde una solución, la dirección de dicha institu­ción educativa debe funcio­nar en los pasillos del pabe­llón por ceder un espacio a los estudiantes y los docu­mentos importantes del colegio el director los debe llevar a su casa para que estén bien resguardados.

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