El ex ministro del Interior sigue husmeando en instituciones altamente sensibles a la seguridad y el combate al crimen organizado, pese a que este perdió el cargo por su estrecha vinculación, como favores recibidos del presunto narco más buscado en su momento Marcus Vinicius Espíndola Marqués de Padua, principal objetivo del frustrado operativo Turf y a quien el defenestrado Giuzzio casi convirtió en proveedor del Estado.

El ex ministro de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) y del Interior Arnaldo Giuzzio, que calzó como un dispara­dor de la campaña proseli­tista oficialista, valiéndose de algunas instituciones e intentando prender fuego a las que no se alinean a sus objetivos, como el Ministe­rio Público, al que busca des­cabezar precisamente desde meses previos en que se acti­varan varios operativos anti­drogas, frecuenta la institu­ción antinarcóticos como si fuera un funcionario en cum­plimiento de sus labores.

Aprovechándose del benefi­cio que le otorga la Ley 6667 que rige para los ex altos fun­cionarios de la Senad de con­tar con custodia hasta dos años después de haber dejado la institución, Giuzzio se pasea por las oficinas del ente, pese a que precisamente fue destituido del cargo público por sus vinculaciones con Marcus Vinicius Espíndola, presunto narcotraficante de gran interés del Brasil.

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Acta de ingreso del ex ministro Arnaldo Giuzzio a la Senad, que quedó registrado en puesto de control el 19 de mayo pasado.

Investigaciones realizadas por nuestro equipo consta­taron que el defenestrado Giuzzio va cuando quiere, entra y sale frecuentemente de las instalaciones de la Senad con todas las prerro­gativas de cualquier máxima autoridad, en este caso, igual a las de la ministra Zully Rolón.

El ex ministro tiene a dis­posición dos camionetas del Estado, cobertura de guar­dia permanente. Uno de los móviles es una camioneta Toyota Prado color plata, pro­piedad de la Senad, y la otra es una Land Cruiser del Minis­terio del Interior.

En la Toyota Prado de la Senad frecuenta esta insti­tución y por los anteceden­tes de conexión con presunto capo narco, sus visitas alerta­ron para que fuentes provean la información.

¿Por qué un ex ministro des­tituido por sus vínculos con el narcotráfico y que se dedicó en los últimos tiempos a cam­pañas mediáticas para des­viar el problema de seguridad sigue ingresando a la Senad?, es una pregunta cuya respuesta capaz guarde relación con los últimos ataques políticos que viene realizando a través de la prensa oficialista, utilizando información reservada con­forme a sus intereses.

La ministra de la Senad, Zully Rolón, ensayó una versión muy poco convincente sobre las “visitas” de Giuzzio a su institución.

Al parecer, leal al ex funcio­nario que le cedió el puesto, la secretaria de Estado argu­mentó que en el contexto de la cobertura de seguridad que tiene el ex ministro se toma la molestia de llevar hasta la Senad la camioneta para el mantenimiento de la misma. “Él viene, en ese contexto, a dejar su vehículo para su man­tenimiento correspondiente, porque eso sí es nuestra res­ponsabilidad y seguramente que al dejar se le ve, pero él no hace oficina acá, yo, para ser sincera, en una oportunidad conversé con él encontrándole por el patio, le invité a pasar y fue nada más que eso”, sos­tuvo Rolón.

Marcus Vinicius Espíndola y Arnaldo Giuzzio en tiempos que planeaban hacer negocios a través del Ministerio del Interior.

Llama la atención que, para el servicio de mantenimiento, Giuzzio traslade el vehículo hasta la Senad y no hasta un taller. Consultada si esta tarea no le corresponde al chofer asignado, Rolón manifestó: “Pero nosotros no le pode­mos negar la entrada a nadie a la institución, yo creo que él de paso suele hacer eso. Pero yo desconozco porque él trata con la dirección de servicios gene­rales y también con la direc­ción administrativa”.

Cabe recordar que Giuzzio fue destituido el 22 de febrero pasado tras haberse conocido el favor recibido por parte de Marqués de Padua, quien le había prestado un vehículo al ex ministro para vacacio­nar junto con su familia en el Brasil. Además, se supo mediante investigación periodística que el supuesto narco venía reuniéndose con Giuzzio para hacer negocios con el Estado, en carácter de proveedor de equipos de blindajes y chalecos anti­balas para el Ministerio del Interior y la Policía Nacional.

Según Rolón, Giuzzio apenas fue dos a tres veces en este tiempo a la Senad; si toma­mos lo dicho por la ministra, el vehículo que le dieron a su antecesor es bastante proble­mático ya que en menos de tres meses fue varias veces “por mantenimiento” a la ins­titución.

“JJ”, brazo de Giuzzio en ministerio

Juan Manuel Jara, conocido como “JJ”, leal de Giuzzio en ministerio.

Juan Manuel Jara, conocido como “JJ”, aunque varios quienes trabajaron con él lo llaman “Pepino”, es un incon­dicional a Giuzzio y a quien este nombró director de inte­ligencia de la Senad durante su administración.

Al asumir como ministro del Interior, Giuzzio llevó a su leal “JJ” a esta institución donde todavía ocupa un puesto y desde donde opera para man­tener informado a su padrino político. Fuentes muy fidedig­nas incluso alertan que “JJ” está en un fuerte operativo de presión a funcionarios de inteligencia de la Senad sobre datos estadísticos para gene­rar otro ataque político, a través de la prensa amiga con información sesgada como la trascendida recientemente desde la Seprelad.

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