En el 2020, la Unidad Interinstitucional para la Prevención, Combate y Represión del Contrabando (UIC) liderada por el ministro Emilio Fúster había inaugurado un centro de monitoreo para evitar el ingreso ilegal, sin embargo, los productos de contrabando, como el combustible, ganan terreno hasta en las inmediaciones de Asunción, donde bidones de cinco, diez, veinte litros o más, son utilizados para el comercio irregular de carburantes.

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Hace unos días denunciábamos el fructuoso nego­cio de la venta de combus­tible de contrabando en zonas de Falcón, Nanawa y Remansito. Lugares mina­dos de puestos de venta en donde asiste diariamente una incontable cantidad de compradores por los tenta­dores precios que rondan los G. 5.500 y G. 6.000 el litro. En una nueva edición de “Tierra de Nadie” emitido anoche por el canal GEN, se reveló la casi nula operati­vidad del Centro Nacional de Monitoreo, supuesta­mente, con control cons­tante en los puntos estraté­gicos del territorio nacional (ver www.gen.com.py).

El presidente de Apesa, Miguel Corrales, y Enrique Duarte, presidente de la UIP, anoche en el programa “Tierra de Nadie”.

El comercio clandestino del combustible no solo pisa fuerte en la frontera, sino también en Central, una especie de “estación de ser­vicio” opera de manera clan­destina en una vivienda a plena luz del día en Villa Elisa, a tan solo una cuadra de la entrada a la planta de Petropar, donde se comer­cializa carburantes y son almacenados en tambores y bidones.

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En el domicilio, que se encuentra ubicado en el barrio Villa Bonita de la men­cionada localidad, el producto se cotiza a G. 6.000 la nafta súper, a G. 5.500 el diésel mbarete y el diésel común a G. 5.000, según mencionó uno de los vendedores el cual se encontraba acompañado de otra veintena de comercian­tes quienes con cierto recelo respondieron a nuestras con­sultas. A un costo tan suges­tivo, acuden hasta el lugar vehículos de todo tipo para llenar los tanques, tanto es así que hasta la misma Policía de la ciudad de Villa Elisa es ten­tada por el fructífero negocio y recurre a esa vivienda para recargarse y luego seguir con su patrulla por la zona.

Patio de una casita, una innovadora miniestación de servicios en el barrio Villa Bonita.

El esquema de monitoreo de la UIC, en su inicio, aspiraba tener una funcionalidad de 24 horas, con 74 cámaras estáti­cas y 11 cámaras móviles ins­taladas para el control perma­nente de las zonas con mayor tránsito comercial, en cam­bio, productos de contrabando ingresan diariamente al terri­torio paraguayo, pese a que se había anunciado un megaope­rativo para los que se pondrían a disposición helicópteros, drones y otros equipos para monitorear por agua y tierra, pero la realidad es totalmente diferente. Pudimos constatar que nada de lo mencionado se realiza y los controles que debería ser constantes en la zona, se dan de manera muy aleatoria.

El coordinador de la UIC, Emilio Fúster, reconoció que la situación se está dando de forma desmedida y que fue visualizada por su equipo hace apenas un par de sema­nas, cuando el hecho viene dándose desde hace meses. Fúster, quien en lugar de buscar soluciones inmedia­tas crea confrontaciones con sectores industriales y de la producción, aseguró que hay funcionarios aduaneros que apañan el ingreso ilegal de productos “Existen funcio­narios contaminados con los contrabandistas y esa es inne­gable razón por la cual ingre­san o salen del país de forma clandestina”, señaló.

Una patrullera de la Comisaría 13 de Villa Elisa es “cliente” fiel del modesto surtidor.

Durante una reunión en el Senado, Fúster acusó a la UIP de tener “socios contraban­distas”. Al respecto, Enri­que Duarte, presidente de la Unión Industrial Paraguaya (UIP), retrucó al coordinador de la UIC mencionando que el mayor incurso a la lucha con­tra la informalidad lo dieron desde el gremio. “No apaña­mos a nadie, nunca lo hemos hecho, somos los responsables de la lucha contra el contra­bando y nos pareció un comen­tario desafortunado”, expresó. “Lastimosamente el contra­bando está normalizado, ya no se ve como delito y tene­mos que despertarnos. Todo ese comercio ilegal del cual el contrabando es parte, afecta a todos”, confesó el titular de la UIP.

Por su parte, el presidente de la Asociación de Propie­tarios y Operadores de Esta­ciones de Servicio (Apesa), Miguel Corrales, manifestó preocupación ante lo que llamó “mal endémico” que es el contrabando de com­bustible. Incluso, expresó que los contrabandistas ope­ran como agrupaciones cri­minales. “Acá hay muchos factores que afectan en esta impunidad, hoy ya son car­teles. Ya se cobraron vidas con gente que quiso denun­ciar esta situación”.


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