Años atrás se importaba cada una de las máquinas tragamonedas, pero ahora se importan los componentes por separado y se ensamblan de manera clandestina a nivel local. Según Aduanas las importaciones de los últimos tres años ascienden a US$ 12,5 millones, aproximadamente. El programa de televisión “Tierra de nadie”, reveló cómo funciona el esquema.

En un capítulo más de “El negocio de las máquinas tragamo­nedas”, emitido ayer por el programa “Tierra de Nadie” del canal GEN, el equipo de investigación del Grupo Nación reveló la informa­lidad que existe en torno a la fabricación de estos apa­ratos, una fuerte industria que opera de manera casera. Además del nulo control por parte de varias instituciones a la explotación del juego de azar, se suma la clandestini­dad con la que operan los pro­veedores de las máquinas.

La fabricación de estos juegos tiene un precio unitario esti­mado de entre G. 2 millones a G. 4 millones. Hasta hace unos años estas máquinas ingresa­ban al país por unidad, pero ahora experimentan una nueva modalidad de importa­ción mediante componentes. Tanto el Ministerio de Indus­tria y Comercio como la propia Conajzar permiten la explota­ción del negocio sin intervenir.

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Incluso en una metalúrgica de nombre Wan Lin, se ensamblan las maquinitas para venderlas.

De hecho, luego de las inves­tigaciones del Grupo Nación, el viceministro de Industria y Comercio, Pedro Mancue­llo, manifestó que van a empe­zar a controlar a los proveedo­res. Indicó que ya empezaron a pedir a pedir documentos e incluso ya tienen registros de las importaciones. Informó además que realizarán cru­ces de datos con el Ministerio de Hacienda. Admitió que la falencia es de años atrás.

Datos de Aduanas revelan que en los últimos tres años las importaciones de máqui­nas tragamonedas como componentes ascienden a unos US$ 12 millones, apro­ximadamente. El ingreso al país de dichas piezas se da de la mano de empresas grandes cuyas actividades principales figuran como playas de autos, metalúr­gicas, electrónica, etc.

La empresa Seprisa, ubicada en San Lorenzo, es una de las más conocidas proveedoras de tragamonedas del país. Sin embargo, nadie tiene registros de las fabricaciones que realiza.

Al menos 20 empresas importadoras aparecen en los registros de Aduanas que hicieron ingresar componen­tes entre el 2019 y este año. El equipo de investigación de “Tierra de nadie” descu­brió que hay, de manera clan­destina, varios lugares donde se ensamblan estos aparatos que están ocultos a los ojo del Ministerio de Industria y Comercio, que ni enterado está de la existencia de esta próspera manufactura.

Uno de los lugares más cono­cidos donde se arman las tragamonedas es Seprisa, ubicado en la ciudad de San Lorenzo, perteneciente a Yu Wen Huang Wang, en su local se pueden observar las par­tes de madera de la máquina que está en proceso de cons­trucción. Yu Wen también es dueño de Wan Lin Metalúr­gica que, según una fuente anónima, importa compo­nentes para las máquinas tra­gamonedas y las ensambla en Seprisa para después vender­las en todo el país.

Pedro Mancuello, viceministro de Industria y Comercio, dijo que comenzarán a intervenir estas empresas dedicadas a fabricar de manera oculta las máquinas.

El dueño fue precisamente sorprendido en su local y al ser cuestionado sobre el modelo de negocios que lleva adelante, se escondió y envió a una empleada para que hable con la prensa.

Por otro lado, la firma For­tuna SA es una de las que oferta en redes sociales la reparación y venta de máquinas tragamonedas entre los G. 2.200.000 y G. 2.400.000. Al momento de la consulta del equipo de investigación del programa no contaban con unidades disponibles para la venta, pero al confirmar el pedido, alegaron que las podrían conseguir rápidamente.

Asimismo, otra de los pro­veedores que se dedica al ensamble de componentes es Óptima Servicios Gene­rales SA que está ubicado en un barrio residencial de Asunción e importa directamente las máqui­nas completamente elabo­radas. Las fotos del local publicadas en internet en realidad no coinciden con la realidad, ya que se trata de una residencia particular.

El local de Sebuca está ubicado en la ciudad de Capiatá y vende también las maquinitas que se terminan en cuestión de horas, según consultamos.

Finalmente, para com­prar máquinas tragamo­nedas en cuestión de horas está en Capiatá la empresa Sebuca. El precio por uni­dad en este local es de G. 2.600.000. Vidrieras ente­ras ocupan las máquinas tra­gamonedas, principalmente en shoppings de la ciudad de San Lorenzo, consultamos con uno de los vendedores, Diego Meza de la firma Mad­sol, pero este negó realizar fabricaciones, pese a que le encontramos un minita­ller en el mismo distrito. En medio de contradicciones primero confirmó que solo ensambla por pedido, luego insistió en que solo reparan máquinas tragamonedas.

Lo cierto es que la fabrica­ción de las máquinas traga­monedas es toda una indus­tria, pero se maneja de manera casera, en medio de otros negocios de fachada como metalúrgicas, electró­nica, talleres de reparación de lavarropas, etc.

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