Freddy Miranda Afara, uno de los paracaidistas “de oro” del secretario general de la Presidencia de la República, se explayó sobre su carrera partidaria y “profesional” en su cuenta de Facebook para defender su jugoso salario.

Con el calificativo “publicaciones malintencionadas” del diario La Nación comenzó su descargo, en Facebook, Freddy Miranda Afara para defender su jugoso salario de paracaidista en la oficina del secretario general y jefe de gabinete de la presidencia, Julio Ullón.

Miranda Afara es un cono­cido seccionalero, fuerte operador político dentro del equipo de Mario Abdo Bení­tez que aterrizó como mano derecha de Ullón en la Presi­dencia mediante decreto del pasado 27 de agosto del 2018. Sin una carrera universitaria concluida tiene un salario de G. 22 millones, casi el equi­valente al de un ministro del Poder Ejecutivo cuyo sueldo es de G. 25 millones.

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De entrada se favoreció con un viaje a México, en viáticos se adjudicó con unos G. 23 millo­nes, con lo que sus ingresos se disparó a G. 45,2 millones al mes de ubicarse en la Presi­dencia.

Según el portal de la Presiden­cia, Ullón es ministro-secreta­rio general y jefe de Gabinete.

Miranda Afara es jefe de Gabi­nete de la secretaría de Ullón. Es decir, que Miranda Afara es jefe de Gabinete del jefe de Gabinete de la Presidencia.

El funcionario alegó que se pretende “menoscabar la ima­gen de todos quienes milita­mos en el Movimiento Colo­rado Añetete”.

“Con orgullo estoy afiliado a la ANR, tengo 20 años de vida partidaria y con mucha honra sirvo a la gente en mi seccio­nal N° 18. En el año 2002 fui candidato a presidente juve­nil, luego delegado partidario, miembro titular de seccional, convencional, ex candidato a presidente por dicha seccional, apoderado de la ANR y jefe de campaña Lista 1 en mi jurisdic­ción”, publicó en su Facebook.

“No soy paracaidista en la Fun­ción Pública. Soy funcionario público de carrera, desde el año 2003 trabajo en la función pública. Tengo cursado hasta el 4° año de la carrera de Aboga­cía en la Universidad Nacional de Asunción”, posteó el funcio­nario y citó una serie de cargos hasta ocupar su puesto cerca de Ullón. Señaló que “por desempeñar el cargo de con­fianza que actualmente ocupo, recibo un salario acorde a lo estipulado a la función que me corresponde cumplir y al nivel de responsabilidad y confianza que implica el cargo, que con­lleva además una carga laboral mayor a las 8 horas normales de trabajo, estando a disposi­ción a tiempo completo”.

Para rematar sostuvo que en la publicación, “en forma mali­ciosa, confunden el monto real de mi salario con el dinero que recibí para cubrir los gastos de estadía, alimentación, tras­lado e inscripción al Congreso Internacional de la CLAD de Reforma del Estado y Admi­nistración Pública en México, monto este, por el cual realicé la rendición de cuentas y el informe correspondiente en tiempo y forma”.

NO SOY PARACAIDISTA

Por su parte, Marcelo Faustino Centurión Velilla, el comisio­nado “de oro” del Ministerio de Salud que con Ullón expe­rimentó un meteórico ascenso salarial dijo, “no soy paracai­dista”.

El funcionario cuyo sueldo es de G. 4.728.000 en el minis­terio, ahora pasa a percibir G. 19.4 millones, gracias a sus bonificaciones en la presiden­cia. Centurión Velilla viajó a México en noviembre pasado e incluidos sus viáticos su ingreso trepó a G. 42,7 millo­nes, superando el sueldo del Presidente de la República, que es de G. 37,9 millones.

“Soy abogado, egresado de la Universidad Nacional de Asunción, poseo una espe­cialización en contratacio­nes públicas y otra en didác­tica universitaria”, posteó en su cuenta de Facebook Cen­turión Velilla. Mencionó que tiene cargo de director en la Presidencia y, entre otras responsabilidades, le corres­ponde “gestionar las deman­das de la ciudadanía”.

Añadió que “en la publicación se con­funde mi salario con el viático recibido para hacer frente a los gastos de un viaje de partici­pación del Congreso Inter­nacional CLAD de Reforma del Estado y Administración Pública en México, por el cual realicé la rendición y presenté el informe ante la dirección correspondiente en tiempo y en la forma estipulada”.

Concluyó así: “Espero que la calma vuelva a ese medio por el bien de la objetividad perio­dística”.

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