• Fotos: Mariana Díaz

En este “Expresso” a puro canto y guitarreo, Augusto dos Santos recibe al cantante misionero Marcelo Gabriel, quien repasa el inicio de su carrera musical en los fogones en las estancias, pasando por sus primeros shows tras ganar popularidad en las redes y su etapa profesional en los espectáculos en vivo. En contraposición al panorama sombrío respecto a los riesgos que supone la inteligencia artificial para los derechos de autor, Marcelo Gabriel destaca las puertas que abre esta tecnología para hacer más asequibles los procesos de producción y grabación, así como los ingresos por las reproducciones a través de las plataformas.

–¿Cómo empieza lo de tu gen musical?

–Qué linda pregunta. Arranca en casa, yo traigo esto de mi papá, de su influencia. Siempre yo hago un comentario. Por más de que él haya oficialmente en la etapa que yo crecí dejado la música, la música nunca lo dejó a él porque él seguía tocando en casa. Agarraba el teclado, la guitarra, de repente un acordeón y eso me influye durante toda mi infancia hasta que un día yo no aguanto más y le digo “papá, necesito aprender”.

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–Aprendiste con qué instrumento en principio.

–Mi primer instrumento fue el teclado. Papá me mostró el teclado y me dejó jugando con eso y ahí hice mis primeras armas.

–¿Cuál es la música que te formó en este camino?

–Al crecer en Misiones, en San Miguel básicamente hago mi vida, pero me relaciono con todas las otras ciudades. Y ahí hay esa conexión con el folclore litoraleño. Yo crecí entre chamamés, sambas. Me acuerdo que uno de mis mejores amigos, que se llamaba Iván, me mostraba los festivales de Jesús María. Nos juntamos en su casa a ver esos festivales. Nosotros éramos seguidores de los grandes, de Soledad Pastorutti, El Chaqueño, Quemil Yambay, Contrapunto, Generación, crecimos con ese tipo de mezcla.

–Misiones es una región extraordinaria, es la única región que tiene nombre y apellido, porque vos sos San Miguel Misiones, San Juan Misiones, San Ignacio Misiones, y el otro tema es que no solamente tiene que ver con el litoral probablemente, tiene que ver también con la cultura de estancias, donde hay mucho de eso de mezclar chamamé, chacarera y compañía.

–Es la famosa música de fogón, que se defiende con una guitarra. Imaginate que yo a estas alturas de mi carrera artística me doy cuenta de la importancia que tiene eso. El poder agarrar una gran canción, defenderla con una guitarra que suene en un ambiente así y que vos te vayas con esa canción en la cabeza. Es lo que te marca ese tipo de ambientes. Y después también te lleva a analizar que esos son los ingredientes que tiene que tener una gran canción.

PERSIGUIENDO UN SUEÑO

–Y encontraste entonces inspiración en ese contexto y después tu siguiente momento fue venir a aprender música más formal en Asunción, ¿verdad?

–En ese deseo que yo tenía de perseguir la música, como papá y mamá me veían, entonces ellos me dicen “tenés que ir a estudiar al conservatorio, no te quedes sin esa oportunidad”. Me mandan al Ateneo Paraguayo, hago cinco años del profesorado ahí. Yo salía de San Miguel a las tres de la madrugada, llegaba en el colectivo a las 7 de la mañana, tenía piano con Manuel Domínguez, a las 8 de la mañana teníamos clases de apreciación musical, estudiábamos toda la historia de la música, 10 de la mañana tenía otra materia y a las 11 práctica coral. Una cosa hermosa que me dio las oportunidades de estar ahí. Y también estudié guitarra clásica en la misma época con Violeta de Mestral, que es la que me da los dedos.

–¿Qué te parece que tiene que mejorar en la escuela de música en Paraguay?

–Yo creo que lo académico tiene que enlazarse con la parte artística del vivo, de la música en vivo. Eso es lo que siempre le reclamé a la academia.

Marcelo Gabriel, cantautor y productor

–¿Cuáles fueron los referentes de tu vida que te marcaron?

–Yo escuchaba mucho cuando estudiaba en la Facultad de Derecho a la generación de Charly García, bandas como Serú Girán, donde estaban Pedro Aznar, Lebón y todo eso. Y eso me inspiró mucho. Y eran canciones. Yo siempre estuve muy cautivado por las grandes canciones. Y entonces me conectaba con la historia de ellos, yo me ponía a leer las biografías.

–¿Y te recibiste de abogado?

–Yo soy abogado por la UNA (Universidad Nacional de Asunción). No llegué a litigar. Tengo el título y todo eso, pero no ejercí, pero me dediqué a la música a partir de ahí.

UNA DEUDA SALDADA

–Háblame un poco de “Tengo tu mirada”, por favor.

–“Tengo tu mirada” conecta con lo que estábamos hablando. Era una deuda que yo tenía de escribir una canción para mi papá. Yo siempre tenía a mi papá en el sentimiento, pero me faltó siempre decirle “papá, te amo y te quiero mucho”. Hablábamos con lekaja, soñábamos juntos, hasta que salió esta canción que dice así... (momento musical).

–Maravilloso… Luego llega una etapa en tu vida en la que te convertiste en un personaje más público.

–Total. Yo creo que una de mis pasiones también siempre fue el ver para dónde va la cuestión. En esa época se abría internet. Y decía ¿por qué no canto y no subo esto? Después me venían los pedidos. Como veían esos videos, llegaban los pedidos. Eso me llevó a tocar a un montón de lugares. Mis primeros fans salían de esa dedicatoria y después te recomendaban otra vez.

–Luego llega la pandemia y nos arrebatan nuestra rutina. Probablemente vos mismo estabas en una etapa de crecimiento.

–Fue un momento complicado, porque nosotros veníamos tocando en eventos, habíamos tenido como una subida de shows en bodas recuerdo muy bien. Teníamos agendado todo el año, teníamos todo eso y cae. Nosotros milagrosamente nos encontramos en aquella época con Sol y dijimos “vamos a transmitir en vivo”. Yo recuerdo una siesta cuando estábamos arrancando la pandemia, conecto a Facebook y tenemos 600 personas. Y digo ¿qué tal si nos ponemos a cantar en vivo? Nos conectamos, le pusimos horario, viernes 22 horas y hacíamos un espacio que se llamaba “Viernes de peña”, donde no solo había gente de Paraguay, sino que se empezó a hacer una comunidad latina, gente de Venezuela, de toda Latinoamérica. Y tanto así que nosotros hicimos 178 ediciones de “Viernes de peña” a puro corazón, porque nos cambió la vida. Después de la pandemia toda la comunidad quería tenernos en la casa y no encontramos con las familias que no conocíamos, nos encontramos con fans, era un sentimiento hermoso.

–¿Y qué pasó después de la pandemia con la experiencia en internet?

–Creció el formato. Nosotros hemos arrancado entre dos, después teníamos ya una banda. Lo que nosotros hicimos fue ir todas las semanas a grabar al estudio y subir el video a YouTube, porque estaba explotando el canal. Entonces, teníamos el primer video que llegaba ya a 10 millones (de reproducciones).

LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL

–En algún momento dijiste que uno no puede volverse fan de una IA. ¿Qué te suscita esto que está pasando en este momento?

–Yo creo que la IA viene a cambiar y a revolucionar la música. Uno, viene a democratizar la producción. Antes el quid de la cuestión era llegar a un estudio. No es lo mismo grabar en tu zona con el pibe que aprendió ayer que grabar con el productor que está nominado al Grammy. ¿Qué viene a hacer la IA? Viene a cambiar el paradigma. Te viene a decir “vos tenés la posibilidad de escuchar cómo sonaría con una producción increíble y yo te voy a dar la idea por 5 % del valor que te saldría el productor”. Eso está ocurriendo ahora ya, está revolucionando todo porque la IA se alimenta de toda la base sonora que ya existe y te tira la referencia. Entonces, a mí me llevó ahora a acelerar mi proceso creativo, de tener una canción, de decir ¿cómo sonaría esto en el estudio? De ahí trabajar con mi músico, de decirle “tomá esto de referencia, quiero que vuele tu creatividad”, pero ya avanzamos mil veces más rápido. Y sobre los artistas de IA, yo creo que no hay creación sin creador. Si no hay esa cara visible, es difícil. La esencia de la música es la conexión entre el creador y el público.

–No descarto que en 50 años más todo lo creado por el hombre sea una cuestión de nicho que va a costar más caro, pero por el momento cuesta un poco adaptarse a ver un cantante que en realidad no existe y que canta canciones que sí existen.

–Encima estamos teniendo una revolución en dos ámbitos, en el ámbito de video y de música. Y los dos se mezclan y vos no sabés cuál es real. Yo coincido contigo. Yo creo que vamos a llegar a la experiencia y la IA va a ser baratija y lo caro va a ser la experiencia humana, el que pueda llevar la experiencia humana y al contacto real. O sea, la canción puede sonar increíble en el estudio, pero si no la podés defender en vivo, te quedaste hasta ahí. Ahora vos podés crear una canción en fracción de segundos, pero también cómo llevar esa canción al mundo vivo va a ser el gran tema.

Marcelo Gabriel, cantautor y productor musical

UN OFICIO A TIEMPO COMPLETO

–Quería preguntarte ¿cómo ves el negocio de la música y si es posible vivir de ella?

–Yo recuerdo bien que le dije a papá “estoy ganando la plata en esto”. Me acuerdo de cuando arrancaba, le dije que tengo la intuición de que acá hay algo que es grande. Tanto así que me encuentro un día con una frase de Quincy Jones que dice ¿cuál es el producto que está colocado en todos lados y sonando al mismo tiempo? La música, en el súper hay música, al acostarse hay música, está en todos lados. Entonces, yo ahí digo “es cierto, la música está en todos lados”. Tengo que aprender de este negocio. Ahí aprendo todo el negocio de la distribución digital, de los derechos, de lo que son los derechos del autor, de los negocios de publishing. Me puse a estudiar, hice todo un curso ahí. Entonces dije “bueno, si quiero vivir de esto, tengo que entenderlo al 100 % y desarrollarme”. Ahí es que yo aprendo a desarrollar el catálogo, me doy cuenta de que estamos en el mejor momento de la música.

–¿Por qué?

–Porque digitalmente el control de la música es mucho más eficiente que antes. Antes tenía que hacerse por monitoreos de repertorio de dónde sonaba. Ahora si vos escuchás mi música, un fragmento, me llega a mí el centavo de dólar. Significa que me escuchan allá en Tanzania y me va a llegar el centavo de dólar. Entonces vos recogés de todos lados y ese es el negocio. El mundo digital cambió todo. Entonces, ahí yo empecé a vivir en la música, también de decir “esto que construí en el tiempo de las grabaciones que hice, lo que yo invertí ahí, me tiene un retorno en el mundo digital” y por eso también te da la gana y la pauta de desarrollarte como artista. Porque es una inversión increíble. Vos estás trabajando en grabar en estudio, en hacer audiovisual, toda una producción que te sale también. Entonces, la respuesta es sí, se puede vivir en la música.

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