Una distinguida y elegante dama asuncena cuenta el secreto de su longevidad desde su moderno chalé de la calle Segunda.

Era 1973, en Segunda casi Alberdi, la época del furor del VW Bra­silia. El legendario ingeniero paraguayo Marcial Jimé­nez llegaba en aquel novel moderno bólido celeste que llevaba el nombre de aquella ciudad del Brasil, hoy patri­monio de la humanidad. Del otro lado venía caminando su esposa, Yolanda Gómez Olmedo de Jiménez, aquella hermosa y elegante mujer de piel loza blanca como lo es hasta hoy con sus recién cumplidos 104 años.

YOLANDA Y SU SECRETO: CAMINAR

Al escucharle lúcida cuando le preguntaron “¿cuál es el secreto de llegar a esa edad?”, ella respondió algo clave y aleccionador: “Mi mamá vivía a 21 cuadras de mi casa y yo hacía esa caminata todos los días ida y vuelta. Ese creo que es el secreto, además de una alimentación sana”.

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En efecto, su madre Deside­ria Olmedo de Gómez Urbieta vivía en una gran propiedad familiar en la calle EE. UU. y Herrera, que luego se frac­cionó para los numerosos 12 hermanos Gómez Olmedo, uno de los cuales falleció en la guerra del Chaco, y donde quedaba la recordada zapate­ría Calzados Martita, fundada por uno de sus hermanos.

Yolanda Gómez y sus tres hijos: Yoyi, Marcialito y Mariló. Asunción c. 1955

PATRIMONIO VIVIENTE DEL BARRIO

Elegante, sobria y distinguida dama asuncena, hoy patrimo­nio viviente del viejo barrio Gral. Díaz de Asunción, fue maestra normal enseñando por muchos años en la pres­tigiosa Escuela Básica Gral. Díaz hasta antes de 1946, a una cuadra de su casa, en la esquina de Chile y Segunda, hasta mudarse por todo el periodo que duró el estudio de su marido en la capital carioca, donde naciera una de sus hijas, Yolanda Jimé­nez de Domaniczky.

EL LEGENDARIO ING. MARCIAL JIMÉNEZ

En la antigua capital del vecino país, cuando los gran­des arquitectos e ingenieros aún soñaban con la creación de aquella mítica Brasilia, Jiménez se estaba recibiendo en lo que hoy es considerada por la historia vernácula como la primera camada de ingenieros paragua­yos. Junto con otros formó la empresa Guaranisa, que construyó parte del estadio de los Defensores del Chaco en los años 60. Además, en esa misma época, algunos de los primeros edificios en altura del centro de Asunción y resi­dencias como la de los Nasta García, en el centro, o la de los Aguilera Figueres, en Las Mercedes.

ATAJOS INSPIRADORES PARA NUEVAS HISTORIAS

Hoy cada charla con Yolanda Gómez de Jiménez se con­vierte en un atajo hacia nue­vas historias que va con­tando, como la de una de sus hermanas que tenía Modas Marion en la calle 15 de Agosto casi Estrella, tal vez la primera boutique de Asun­ción en la primera mitad del siglo pasado, o los recuerdos que le contaban sus abuelas de la Guerra Grande.

La familia Gómez Olmedo. Asunción,1936

PARIENTES DE BARRIO

Al final, la nostalgia de su entorno en donde hasta hoy vive, desde el moderno chalé de la calle Segunda, no olvida a sus antiguos vecinos desde hace 70 años como los Ric­ciardi, los Yódice, los García Varesini, los Álvarez Sorera y mi familia materna, que como era antes todos se convertían en parientes de barrio.

EL SUEÑO DEL BRASILIA CELESTE

Me despido con los recuerdos de aquel auto celeste fabri­cado en el Brasil, sentado con el ingeniero y doña Yolanda yendo hasta la panadería de doña Berta y, de paso, hacer algún corto paseo por la popu­lar avenida Quinta, o Quinta Avenida, como le llamábamos en el barrio emulando a aquella gran arteria de país del norte. Sigo soñando, viajando en aquel viejo coche con la reina madre de mi antiguo barrio, que acaba de cumplir 104 años.

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