• Jimmi Peralta
  • Fotos: Gentileza

Óscar Bogado Rolón y Javier Acosta Giangreco desarrollaron una investigación que aborda la vida y obra de uno de los herederos musicales de Agustín Pío Barrios, el villarriqueño Cayo Sila Godoy. Tras prácticamente salvar del olvido el legado de Mangoré, el suyo requiere de manera impostergable que se realice lo propio. A ese objetivo apunta esta empresa conjunta entre un investigador histórico y un musicólogo e intérprete.

En la primera mitad del siglo XX, Paraguay vivió un desarrollo de talento y formación musical que marcó su historia cultural para siempre. Con nombres como Agustín Pío Barrios, José Asunción Flores, Herminio Giménez, Félix Fernández, Remberto Giménez, Gerardo Fernández Moreno, Mauricio Cardozo Ocampo, Darío Gómez Serrato, esas primeras décadas cimentaron la música paraguaya contemporánea.

Entre esos nombres aparecerá Cayo Sila Godoy (1919-2014), un guitarrista virtuoso que se formó con maestros de la talla de Andrés Segovia. Trabajó en la vanguardia compositiva, en trazar la escuela de otros artistas y en el rescate de la creación del más importante señor de la guitarra clásica en Paraguay, Agustín Barrios.

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En esta charla con El Gran Domingo de La Nación, los autores se refieren al libro que han presentado esta semana, “El sortilegio de Sila Godoy. Vida, obra y legado”, que es una investigación sobre su devenir como persona y artista, rescatando su aporte en un país amante de la guitarra.

“El sortilegio de Sila Godoy. Vida, obra y legado” es una investigación sobre su devenir como persona y artista

–¿Cuál fue el elemento que los impulsó a realizar esta investigación sobre la vida y obra del maestro?

–OBR: Es un proyecto que ya lleva algunos años de trayecto. Coincidimos con Javier (Acosta Giangreco) en la necesitad de revalorizar la figura de Sila Godoy y de trabajar un texto completo, no solo biográfico, sino de análisis musicológico. Esta obra busca rendir un homenaje a un músico destacado que ha caído un poco en el olvido y unir, con ellos, los cabos sueltos de la historia de la música paraguaya, principalmente en guitarra clásica, donde tenemos una tradición centenaria y muchos cultores.

–¿Como autores tienen o tuvieron algún vínculo particular con Sila Godoy y la guitarra?

–OBR: Javier es guitarrista de profesión y musicólogo; yo, además de ser un apasionado de la música paraguaya, me estoy centrando, en los últimos años, en investigaciones sobre la cultura paraguaya. Hace veinte años que trabajo en investigación histórica y he optado por priorizar lo cultural, pues hay mucho por descubrir y rescatar. No tenemos vinculación de amistad o parentesco con el maestro Sila Godoy, conocemos su trabajo y coincidimos en que merece mucha más difusión de la que tiene actualmente.

ENLACE ENTRE ÉPOCAS

–¿Qué relevancia les parece que tiene la figura de Sila Godoy en la historia musical paraguaya?

–JAG: Sila Godoy fue el puente entre Agustín Barrios y la actualidad, su legado fue fundamental para las generaciones posteriores. Hay que recordar que Agustín Barrios muere en El Salvador en 1944. Su figura prácticamente quedó en el olvido en años posteriores a su desaparición física. Sila Godoy fue el primero en interesarse en recopilar el trabajo y documentos del genio sanjuanino. Así es como se encargó de difundir su trabajo en todo el mundo, llegando a los guitarristas más importantes del planeta. Esto permitió que la obra de Barrios sea hoy tocada en todo el mundo. La causa de Sila Godoy en rescatar a Barrios fue inspiración para los guitarristas posteriores que tomaron la misma senda.

–¿Qué fuentes bibliográficas preceden a este trabajo?

–OBR: Una fuente muy valiosa para nuestra investigación fue el álbum de programas de concierto que publicó Elisa Godoy Álvarez, la hija de Sila. Sirvió de guía y acortó mucho tiempo en cuanto a la orientación cronológica. Fue más fácil buscar información sobre hechos y fechas bien determinados.

Óscar Bogado Rolón, investigador histórico

HIPÓTESIS

–¿Qué hipótesis pudie­ron ser confirmadas con esta investigación y qué otras fueron descarta­das?

–JAG: Pude confirmar que efectivamente Sila Godoy fue el que presentó las obras de Barrios al gui­tarrista australiano John Williams. Hay una carta firmada por Williams en la que afirma que gracias a Godoy descubrió el tra­bajo de Mangoré. Mucho se dijo que fueron los alumnos de Barrios en El Salvador quienes hicieron este nexo, pero Williams asegura que este acceso fue gracias a Sila Godoy. Otra cosa que pude constatar fue que Sila Godoy fue el primer músico paraguayo que escribe música atonal. Aunque de manera tímida, arranca con su pieza “Jana Szennes”, a finales de la década del 40 del siglo pasado. Así tam­bién, fue el primer guita­rrista clásico en tocar gua­ranias de José Asunción Flores. Al mismo tiempo, pude descartar varios mitos, siendo el principal que Sila Godoy fue autodi­dacta. Esto es completamente falso, ya que fue de los músicos mejor formados que tuvimos en el Paraguay.

–¿Cuáles fueron los archivos que pudieron con­sultar?

–OBR: Consulta­mos toda la biblio­grafía disponible, hicimos hemeroteca. Felizmente hay muchas publi­caciones perio­dísticas que testimonian las distintas etapas de la carrera de Sila. Entrevistamos a sus familiares y músicos que llegaron a tratar con el maestro. Pudimos hallar también muchos audios y textos de entrevistas del propio Sila Godoy, con pro­pia versión de muchos epi­sodios de su vida.

–¿Qué pudieron hallar respecto al contacto ini­cial de Sila Godoy con la música?

–OBR: Sila Godoy creció en una familia donde la música siempre estuvo pre­sente y fue un niño prodi­gio. Desde temprano se des­tacó en la guitarra, pero no se conformó con esa habili­dad innata. También desde temprano se formó y prac­ticó disciplinadamente. Es decir, trabajó su talento para llegar a niveles muy elevados.

–¿Con qué referentes de la época compartió en ese proceso?

–OBR: Sila Godoy se formó con los mejores profesores del país, tanto en Villarrica como en la capital, donde recibió una beca en el Ate­neo Paraguayo. Después siguió un curso de perfec­cionamiento en Buenos Aires con la guitarrista Consuelo Mallo López y, más tarde, con el maestro Andrés Segovia, en España. Es decir, probablemente fue el músico mejor for­mado de nuestro país.

EXIGENCIA TÉCNICA

–¿Como guitarrista te tocó interpretar obras o arreglos suyos?

–JAG: Sí, toco con regularidad su arreglo de la guara­nia “India” que creo que es una cima muy difícil de superar en cuanto a calidad y exigencia técnica llevada a la música paraguaya. También me gusta mucho tocar “Sorti­legio”. Esta composición de Sila Godoy es muy efectista y tiene un uso muy exótico de la armonía.

Javier Acosta Giangreco, musicólogo

–¿Cuál fue la relación que tuvo Sila Godoy con figuras como José Asun­ción Flores y Carlos Lara Bareiro?

–OBR: Con Flores fueron amigos y trataron bastante en la década del cuarenta. En ese tiempo Sila residía en Buenos Aires. Fue uno de sus periodos más crea­tivos. Escribió versiones para guitarra de varias de las clásicas guaranias de Flores, entre ellas “India” y “Ne rendápe aju”. Con Lara Bareiro los unió una entra­ñable amistad. Ambos fue­ron compañeros de estudio en el Ateneo Paraguayo, también en la década del cuarenta, a inicios de esa década.

–¿Qué características técnicas y estilísticas presentan sus obras?

–JAG: No voy a enmasca­rar o suavizar la cosa... Sus obras son muy complejas y exóticas. Sila Godoy tenía una habilidad rara de des­treza en ambas manos. Esto hacía que toque de manera sorprendente. Natural­mente, sus composicio­nes y arreglos serán una apuesta aún más exigente que el mismo propone gra­cias a sus dotes naturales. Su obra “Éxtasis” es tal vez una de sus piezas más exi­gentes, que requiere una alta coordinación entre ambas manos. Su estilo va siempre por lo atonal. Le gustan las sono­ridades duras y armonías disonantes. Es un compo­sitor del siglo XX que busca expresarse mediante técnicas muy van­guardis­tas de composi­ción. El guitarrista que se anime a trabajar su obra no solo requiere de una téc­nica muy sólida, sino tam­bién de conocimientos de música del siglo XX. No se puede entender la música de Sila Godoy sin entender cómo funciona la estética de Arnold Schönberg, com­positor austriaco que formó toda una corriente musical de vanguardia. Lastimosa­mente, en la actualidad la mayoría de los guitarristas se cierran a un repertorio más digerido y se aventuran menos a explorar el reper­torio de vanguardia.

–¿Podría hablarnos un poco de su faceta de crea­dor?

–OBR: Hemos encon­trado cerca de treinta obras compuestas por Sila Godoy siguiendo distin­tas fuentes. Lastimosa­mente, muchas partituras han desaparecido o están incompletas. La búsqueda de esos documentos conti­núa y una siguiente etapa sería reunir y publicar todos sus trabajos.

INGENTE LABOR

–¿Qué se puede sinteti­zar de los aportes de Sila como maestro, investiga­dor, gestor y compositor?

–OBR: Sila Godoy como investigador se encargó de construir el acervo de Agustín Barrios, que hoy forma parte del patrimo­nio de la humanidad. En esa labor, descuidó inclu­sive su faceta de compo­sitor, aunque dejó obras muy valiosas, como “Sor­tilegio”, que dio nombre al libro; “Éxtasis”, que reci­bió el Premio Nacional de Música en 2013, por dar un par de ejemplos. Sus com­posiciones merecen, asi­mismo, una mayor difusión. Entre nuestros proyectos está también la publica­ción de sus partituras. Fue principalmente un gran concertista, aunque dejó muy pocas grabaciones en comparación a su dilatada carrera de ocho décadas.

–Finalmente, para cerrar la charla ¿qué podría destacar de la obra que inspiró el título del libro?

–JAG: “El sortilegio de la guitarra” es una obra dedicada al encanto o el hechizo de este instru­mento. Esta pieza Sila la escribe en plena madurez creativa. Es una suerte de homenaje a la compa­ñera de toda su vida (la guitarra). Esta pieza es una poderosa síntesis de muchas técnicas propias de la guitarra. En cuanto al uso de la armonía, pasa de una primera parte que aparenta tener un centro tonal, pero en la parte cen­tral se vuelve completa­mente atonal. La transi­ción que hace entre tono y no tono es sorprendente­mente natural, casi imperceptible. En suma, “El sortilegio de Sila Godoy” es un homenaje al encanto de este grandioso exponente de la guitarra paraguaya.

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