Uno de los principales tópicos en el imaginario nacional respecto al Paraguay de la preguerra del 70 es que nuestro país era una potencia que despertó la envidia de los vecinos, que se conjuraron para destruir a una nación próspera y rica. Los historiadores Margarita Miró Ibars, Mary Monte de López Moreira y Jorge Coronel Prosman brindan sus puntos de vista sobre esta histórica controversia.

“El único país independiente de toda América”

Vista de la fundición de Ybycuí en 1863

Paraguay era una poten­cia. Era realmente el único país independiente de toda América. Y su potencial era gigantesco. Uno de los celos que despertó Paraguay es que contrataba los técnicos para venir a hacer las insta­laciones como la siderurgia, los arsenales, el ferroca­rril, que eran todas empresas estatales, es decir, estaban a cargo del Gobierno.

Entonces, toda esa autono­mía y ese poder que tenía era lo que, por supuesto, desper­taba celos porque era un mal ejemplo para América, que se estaba independizando. Entonces, no podían hacer que se copiara ese modelo de gobierno. Poco se ana­liza desde el gobierno del Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia, porque él dejó un país rico, disciplinado, con las mujeres que tenían auto­nomía económica, que las liberó de la esclavitud espa­ñola. Ellas podían comercia­lizar, disponer de sus pro­ductos y todo eso hacía que haya un circulante de dinero y la producción, que era algo en lo que él insistía.

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Margarita Miró Ibars

Una de las obras que generó más envidia es la fabrica­ción de hierro. La Rosada de Ybycuí se manejaba a car­bón vegetal y sin importar hierro. El hierro y los otros materiales que se necesi­taban eran traídos de San Miguel, Caapucú y de los alrededores, llevados en carreta y también por agua, a través del Tebicuary. Fue también una obra finan­ciada totalmente por el Gobierno para­guayo y tam­bién se fabri­caba el acero, que era en ese entonces lo fundamental para las piezas más delicadas que necesita­ban cierta ductilidad y ese acero se hacía con carbón vegetal.

¿Cuál era la ventaja de ese acero a carbón vegetal? Que era de mejor calidad que el resto de las indus­trias que lo hacían con carbón mineral, ya que esto hacía que el material fuera contaminado. Ade­más, también había asti­lleros donde se fabri­caban barcos de la Armada Nacio­nal.

Paraguay estaba dispuesto a convertirse en una potencia”

Técnicos ingleses que llegaron al Paraguay en la época de los López

Paraguay estaba dis­puesto a convertirse en una potencia, estaba en vías de desarrollo como los demás países. Lo que a Paraguay le diferenció de sus países limítrofes es que durante el gobierno de Carlos Antonio López se habían contratado más de 200 técnicos especia­listas en diversas activi­dades. Fueron traídos ade­más maestros, arquitectos e ingenieros ingleses que instalaron el ferrocarril, que mucha gente dice que fue el primer ferrocarril del Río de la Plata y no es cierto.

Argentina ya tenía el ferro­carril en el año 1857. Se inauguró una línea desde el Teatro Colón hasta el barrio La Floresta en Bue­nos Aires. Si bien Brasil no tenía ferrocarriles, tenía una red de tranvías que comenzaron hacia 1859, Chile tuvo ya 1851 y fue una de los primeros países en Sudamérica.

Mary Monte de López Moreira

El Paraguay inauguró su ferrocarril el 21 de octubre de 1861, una línea corta que iba del puerto hasta cerca de Trinidad y posterior­mente recién hacia 1912 el ferrocarril llegó hasta Encarnación. Pero era un país que estaba siendo desarrollado. Lo impor­tante es que el Paraguay en 1850 tuvo la primera fundición de hierro del Río de la Plata, tenía astillero y también tenía telégra­fos. Si bien Uruguay inau­guró una línea telegráfica en 1855, se utilizó recién hacia 1860.

CONTRATACIÓN DE TÉCNICOS

De todas maneras, Para­guay sobresalió por la con­tratación de técnicos que no tuvieron los demás países. Lastimosa­mente vino la gue­rra y el proceso de esta primera modernidad en el Paraguay fue interrumpido.

Los viajeros que venían al comienzo del gobierno de Carlos Antonio López decían que Asunción era como una aldea, ya que las casas eran todas de techos de paja, de un solo piso, con algunas excep­ciones.

Sin embargo, cuando vie­nen los técnicos a partir de 1853-54, la fisonomía de Asunción y de muchas ciudades del interior cam­bió. De hecho, estaba en vías de desarrollo con los demás países gracias a estos técnicos. Con ellos se tuvo un desarrollo tecnológico importantísimo, una inver­sión que el gobierno estaba haciendo con todos estos adelantos técnicos.

Lastimosamente luego vino la guerra. Además del cercenamiento de nuestro territorio, porque la Argentina y Brasil lleva­ron más de 144.000 kiló­metros cuadrados, tam­bién se ocasionó un déficit extraordinario en la demo­grafía. Quedaron cerca de 200.000 habitantes, en su mayoría mujeres y niños, y unos 30.000 hombres úti­les de 14 a 60 años. Se los llama hombres útiles por­que podían trabajar.

Se calcula que antes de la guerra Paraguay tenía casi 500.000 habitantes y más de la mitad de la población murió en esa hecatombe. Además, también fueron lle­vados niños a los países alia­dos en calidad de esclavos. Los soldados regalaban a los niños o los vendían.

Esta hecatombe retrasó al Paraguay por un siglo en todos los aspectos, no sola­mente en el aspecto mate­rial, sino también en el aspecto cultural, educativo y científico.

“Tenía todo para convertirse en un polo de desarrollo”

Los soldados paraguayos estaban alfabetizados, a diferencia de las tropas de la Alianza

En líneas generales el Para­guay tenía una diferencia importante con los países de la Alianza, ya era un Esta­do-nación. En cambio, Bra­sil era un Estado esclavist a, Argentina estaba en una pelea casi inacabable entre federales y unitarios, y eso afectaba a todas las provin­cias, provocando profundas divisiones. Y Uruguay, sobre todo luego de la derrota de José Gervasio Artigas, tam­poco encontraba un camino como nación, atrapado en la tensión entre los intereses argentinos y brasileños, y su población o sus líderes for­maban parte de una u otra tendencia, lo que en defini­tiva impedía su consolida­ción como nación.

Paraguay, sin embargo, en la década de 1860 ya tenía características propias. Eso le permitió ser el país, en la región, que tenía un Ejército nacional, cosa que no ocu­rría con Brasil, que tenía una guardia nacional, integrada por pequeñas milicias loca­les. Paraguay sí ya tenía su ejército, que al comienzo de la guerra se calcula que tenía reclutados más o menos 65.000 hombres.

Jorge Coronel Prosman

Militarmente tenía un ejér­cito bastante numeroso, pero no logró avanzar en cuanto a la tecnología, no llegó a modernizarse antes de desatarse el conflicto. Los fusiles, los cañones, los barcos no eran los nuevos armamentos que se estaban ya usando en Europa y que el Ejército aliado sí usó masi­vamente. Cañones raya­dos y fusiles a repetición, belgas y franceses como el fusil Minié, no a chispa como eran los de Paraguay, y barcos militares acoraza­dos, etc.

Económicamente, los paí­ses del Plata también tenían diferencias. La administra­ción del Dr. Francia había dejado un país económi­camente consolidado, con reservas para el Estado, lo que le permitió ser uno de los pocos países que no tenían deuda externa, cosa que no pasaba con Brasil, Argentina o Uru­guay, que tenían fuertes deu­das con la banca británica, principalmente.

Pero tampoco se puede con­cluir que era un país rico y poderoso. Era un país con una economía rural-campesina, relativamente pobre, pero con tierras propias. Si bien legal­mente las alquilaba el Estado, era de hecho una finca fami­liar propia, con una calidad de vida donde la igualdad era bastante llamativa. Las cró­nicas de la época informan que no era fácil ni barato contra­tar mano de obra en Paraguay, pues la población prefería tra­bajar su tierra.

ADQUISICIÓN DE TECNOLOGÍA

En la década de 1850, Para­guay empieza a comprar tec­nologías, ferrocarril, telégra­fos, arsenal, siderúrgica y gran parte de eso se pagaba al con­tado. Es decir, Paraguay poseía esa capacidad de pagar al con­tado las compras de barcos, trenes y pagar sus técnicos. Esto sin necesidad de recurrir a los bancos, a los que estaban recurriendo los países de la Alianza.

Sin embargo, no se puede hablar aún de una potencia industrial. El astillero era más bien para barcos mer­cantiles y casi artesanales, la siderúrgica de Ybycuí producía, principalmente, pequeña cantidad de uten­silios, balas, herramientas, etc. Es difícil caracterizar eso como industria siderúr­gica. El ferrocarril, si bien novedoso para la región, tenía pocos kilómetros de vía y un solo ramal, Asun­ción-Paraguarí.

También en la educación se habla mucho sobre las varias menciones de extranjeros, describiendo un Paraguay sin analfabetos.

Esto no es del todo cierto porque, por ejemplo, las mujeres en gene­ral no recibían ninguna edu­cación. Pero en líneas genera­les los hombres recibían una educación y eso quedó tam­bién patente en la guerra.

El Ejército paraguayo fue bas­tante burocrático en el sen­tido de que todas las órdenes eran escritas, permitiendo que queden bastantes docu­mentos. Eso significaba que una gran parte de los oficia­les escribían y leían.

También la proliferación de los periódicos de trinchera jocosos, como Cabichuí, Lambaré y otros, que esta­ban destinados para levan­tar la moral de los soldados. Es decir, la gente leía, los sol­dados paraguayos leían, a diferencia de las tropas de la Alianza (que estaban con­formadas sobre todo por esclavos y gauchos reclutados forzo­samente, ndr).

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