En esta edición de “Cuadernos de barrio” recordamos algunos edificios que hasta hoy forman parte del paisaje asunceno, pero que fueron proyectos iniciados en los años 70 y 80 por recordados arquitectos y diseñadores.

Era un día cualquiera de 1972, en la esquina de 14 de mayo y Segunda, se levantaba un enorme cartel que anun­ciaba el inicio de un gran proyecto en esa histórica manzana que fuera la anti­gua Carrería Nacional, el primero, un edificio de dos torres, cada uno de ellos con alturas distintas con gran­des terrazas que miraban a la puesta del sol, al “Oeste de Asunción”, como llama la investigadora urbana Patricia Ygarza a esa zona que justo empieza en la calle Alberdi y termina en Puerto Sajonia.

NACIMIENTO DE MUCHOS EDIFICIOS CÉNTRICOS

El proyecto diseñado por el equipo de arquitectos Patiño/Miranda/Sténico, el primer edificio en altura que utilizó ladrillos vistos, justo casi al mismo tiempo que el Colón 1. En esa época se pro­yectaban otras edificacio­nes en el centro, a partir de un incentivo de construc­ción en altura bajo la inten­dencia de Porfirio Pereira Ruiz Díaz, así fueron sur­giendo como hongos varias torres como el Deline, el Apolo, el Canciller, el Pano­rámico, el Emilia, el Balmo­ral, el Alto, el Inter Express, el De la colina, los Líder, el Helipuerto, el Sabe, el edifi­cio Chaco o el Parapití, dise­ñado por el estudio Rugge­ro-Zarza.

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Muchas veces, en aque­llos últimos años de los 70, varios jóvenes del viejo centro capitalino estaban en alerta ante la demoli­ción de algunos de los últi­mos ejemplos coloniales que sobraban en la ciudad como la casa Zavala y Delgadillo; además, vimos caer la picota sobre edificios muy ligados a comunidades extranjeras como lo fuera el Circolo Ita­liano sobre la calle Estre­lla, que pasó a mejor vida a principios de los años 80, a pesar del pedido expreso de conservación de muchos de sus parroquianos.

Edificio Parapití. Diseño: Pablo Ruggero - Petrona Zarza. Asunción

MARCIAL JIMÉNEZ, LORENZO CODAS Y MICHAEL BURT

Pero antes de los 70 se cons­truyeron otros como el edifi­cio del Citibank, con un pri­mer diseño de un grupo de arquitectos americanos y que fuera adaptado local­mente por Michael Burt, y otros ejemplos como el Segesa, el Independencia o el Astral, diseñado por el ingeniero Marcial Jiménez, que junto con el ingeniero Lorenzo Codas y otros fue­ron los primeros ingenie­ros paraguayos recibidos en Río de Janeiro, este edi­ficio cobijaba en su recova a La Golondrina, una de las zapaterías más legendarias de Asunción.

Toda aquella década y la de principios de los 80 vimos nacer como hongos edifi­cios que hoy ya son parte del paisaje de la ciudad, que si bien en muchos casos tie­nen un importante aporte a la arquitectura paraguaya, no lograron una conexión con el espectador asunceno para convertirse en referen­cias patrimoniales, como sí lo fue el edificio de los David, diseñado por Fran­cisco Canese en los años 50, de la mano del Lido, su anti­guo inquilino, o el caso del hotel Guaraní que es patri­monio arquitectónico del Paraguay.

CARLOS CATALDI Y PEDRO FLORENTÍN DEMESTRI

Todo esto se dio a partir de la charla en “Cuadernos de barrio” con Carlos Cataldi y Pedro Florentín Demestri, en el programa que dimos a llamar “Edificios de barrio (Primera parte), zona cen­tro histórico”. A veces la arquitectura se convierte en un gran libro abierto, donde podemos entender nuestra propia historia como ciu­dadanos habitantes de un centro de Asunción que fue prácticamente abandonado a partir de los años 90, pro­yectándose la zona comer­cial hacia el este, tal vez buscando un nuevo cora­zón arquitectónico. Está en nuestras manos nuestra propia historia, la memo­ria urbana de la madre de ciudades nos exige, el cen­tro de Asunción merece la restauración de su antiguo corazón.

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