- Lourdes Torres
- lourdes.torres@nacionmedia.com
- Fotos Matías Amarilla / Gentileza
Aplicar de manera trasversal la educación ambiental desde la primaria está demostrando que puede generar importantes cambios en la sociedad. Así lo confirman padres, docentes y alumnos de algunas instituciones educativas donde desde hace unos años están implementando un programa de estudio ambiental impulsado por el Equipo Inspectorial Medioambiental de la Sociedad Salesiana del Paraguay.
Son poco más de las siete de la mañana y la densa neblina otoñal se va disipando con los primeros rayos del sol. En el aula del octavo grado se preparan con mucha ansiedad por salir al patio trasero de la Escuela Salesiana Pedro Ignacio Morínigo, de la ciudad de Fernando de la Mora, donde tienen su pequeña huerta escolar. Los acompaña el profesor Adolfo Ramírez, ingeniero agrónomo. La tarea del día es revisar cómo han quedado los pequeños plantines, así como el drenaje correcto del agua tras la intensa lluvia que se registró el día anterior.
El desarrollo de la huerta escolar forma parte del proyecto de formación y educación medioambiental impulsado por el Equipo Inspectorial Medioambiental de la Sociedad Salesiana del Paraguay, gracias al apoyo de la Cooperación Alemana y el Engagement Global. Este programa educativo medioambiental es aplicado además en 16 instituciones educativas salesianas y dos escuelas públicas.
Para conocer más acerca del programa, La Nación/Nación Media conversó con la coordinadora, la ingeniera María José Llamosas, quien señaló que el programa arrancó en 2021 con un plan piloto con cinco escuelas salesianas. Explicó que cerrar con éxito ese primer año permitió asegurar el financiamiento para los siguientes años. A la fecha ya se está ejecutando en un total de 18 instituciones educativas llegando a más de 11.000 estudiantes.
“Desarrollamos un documento que sirva a los docentes como base para poner en práctica la educación ambiental en los colegios. Y aparte de ese documento, también se realizan ciertas medidas concretas en favor del cuidado del medioambiente”, indicó.
Agregó que desde la red salesiana dan seguimiento al proceso de aplicación del programa educativo medioambiental, acompañando al docente en el aula, colaborando en las prácticas a fin de que el desarrollo ambiental sea sostenible en el tiempo. Además, involucra a padres y otros actores de la comunidad educativa.
PROBAR, EXPERIMENTAR Y APRENDER
Una de las instituciones que lleva adelante este programa es justamente la escuela Pedro Ignacio Morínigo, donde el programa educativo se está aplicando en todos los niveles escolares. La ejecución de esta iniciativa desarrolla un importante número de competencias y disciplinas, permitiendo probar, experimentar y aprender haciendo.
Al respecto, la directora de la institución, la Lic. Rosa Marengo, destacó que el desarrollo de la huerta escolar les permite promover una conciencia de cuidado y respeto al medioambiente. Además del aprendizaje sobre alimentación saludable, impulsando valores como la paciencia, responsabilidad, compañerismo y compromiso.
Indicó que a la par del cultivo de hortalizas, también cultivan plantas medicinales para que los alumnos conozcan y aprendan sobre sus propiedades. Asimismo, continúan con el programa de reciclados que ya desarrollaron con mucho éxito el año pasado.
“Hace cuatro años que trabajamos con este programa medioambiental y creo que ya es sostenible en el tiempo. Los chicos están muy entusiasmados, al igual que sus padres están muy pendientes del desarrollo de las actividades. Es muy interesante la forma como los chicos aprenden sobre el cultivo de hortalizas, porque ellos no tienen ese contacto agrícola. Muchas veces ocurrió que se han sorprendido de dónde provienen ciertas verduras u hortalizas”, indicó.
En tanto, la profesora Fabiola Gómez, docente del quinto grado de los turnos mañana y tarde, destacó la importancia de trabajar con los alumnos la idea del cuidado del medioambiente, subrayando la importancia del reciclaje y el cultivo de la huerta para una alimentación saludable. Mencionó que actualmente están con los plantines de lechuga, cebollitas, perejil, espinacas, acelgas, entre otros. Además, de las plantas medicinales, como ser el boldo, la mentita, cedrón.
“Es importante porque ellos ven el proceso de crecimiento y desarrollo de las plantas. Por eso, considero muy enriquecedor para las escuelas en general. Además, permite que los niños repliquen lo aprendido en sus hogares, es así que varios chicos ya comenzaron a tener sus pequeñas huertas en las casas”, comentó la directora Marengo.
EDUCACIÓN TRASVERSAL
Al respecto, Llamosas, coordinadora del Equipo Inspectorial, señaló que, para un mejor aprovechamiento del programa de estudio, se ha trabajado para que el mismo sea transversal al resto de la malla curricular. Indicó que para su implementación en las escuelas se firmaron convenios de cooperación con las instituciones. Así también, cuenta con la revisión por parte del Ministerio de Educación y Ciencias, a través de la Dirección de Desarrollo Educativo, que hace el control y la verificación del plan, certificando que es apto para el uso en escuelas en Paraguay.
“A la par de trabajar con el MEC, también colabora el Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades) con los contenidos específicamente ambientales que estén acordes a la actualidad. Es así que notaron la falencia de que la educación ambiental necesitaba una mayor trazabilidad con las demás asignaturas, como bien establece el currículum de la educación paraguaya. Justamente es donde la red salesiana ha colaborado para mejorar esa trazabilidad”, precisó.
RESILIENCIA AL CAMBIO CLIMÁTICO
Dentro de este programa de estudio ambiental, la ingeniera Llamosas destacó que trabajan con un total de 10 ejes temáticos. De estos, dos de ellos están directamente enfocados en lo que es el cambio climático y la gestión de riesgos de recursos con enfoque en la resiliencia. Explicó que el objetivo es que la comunidad educativa aprenda a identificar esos factores de riesgos y luego sepa cómo sobrevivir al cambio climático.
“El primer factor es identificar cuáles son los riesgos y después ir viendo cómo mitigar o de usar ese término que ahora se solicita, que es el de la resiliencia al cambio climático. Por ejemplo, las escuelas del Chaco tienen problemas más tangibles como la sequía, las inundaciones y lo mismo los incendios forestales que les llegan prácticamente a las escuelas y a las casas. Buscamos que desarrollen el pensamiento crítico y de parte de ellos mismos salga esa identificación de factores de riesgo, que hagan su diagnóstico ambiental o su diagnóstico de riesgo, su mapa de riesgo”, concluyó.
CAMBIO DE HÁBITOS
La ingeniera Llamosas mencionó que si bien al principio costó un poco bajar el programa trasversal ambiental, primero con los docentes y luego en el aula con los estudiantes, con el paso del tiempo tanto alumnos como docentes van comprendiendo la temática y ya les está resultando mucho más fácil ponerlas en ejecución.
“Todo proceso ambiental es generalmente a largo plazo, pero a corto plazo vemos también cambios en los estilos de vida. Son pequeñas cosas o acciones, pero ya es un cambio de hábito, de actitud y estilos de vida en las personas”, acotó.
Al respecto, la profesora María Cristina Snead, docente y referente del Equipo Inspectorial Medioambiental del Colegio Don Bosco de Ypacaraí, resaltó que desde que comenzaron a implementar el programa están observando esos cambios de hábitos, primero en sus alumnos, que se han convertido en celosos agentes de cuidado del medioambiente.
Es así que ya ha experimentado varias acciones por iniciativa de sus propios alumnos, que luego de aprender la importancia de la clasificación de los residuos comenzaron a colocar tachos de basuras diferenciados frente a sus hogares. Recordó que esto generó a su vez un problema nuevo al ver que los recolectores de basura no respetaban la clasificación y al final los residuos terminaban todos de vuelta mezclados en los camiones.
“Los alumnos volvieron enojados a la escuela, pero no se quedaron con los brazos cruzados, sino que, por iniciativa de ellos, llegaron a los intendentes municipales de Itauguá, Ypacaraí, Pirayú, Areguá y Caacupé –porque es el rango de influencia del colegio Don Bosco de Ypacaraí y recibe alumnos de estos distritos– para plantear y buscar soluciones con las autoridades locales”, comentó.
La docente recordó también otra situación en la que una alumna de la institución se quejó porque todos los días su vecina quemaba su basura en su casa, generando mucho humo. Entonces, sus compañeros decidieron escribir cartas a la vecina, un total de 30 misivas en las que le explicaban cada uno los efectos nocivos de la quema de basuras.
La profesora Snead agregó que ha sido fácil implementar el programa de estudio ambiental, que a su vez es trasversal al resto de las asignaturas en los distintos grados. Esto sin necesidad de que se alteren mucho los correspondientes indicadores de cada una de las materias.
“Es una experiencia maravillosa trabajar con los chiquitos porque están interesados en aprender lo que es educación ambiental porque realmente ellos asumen el compromiso y se vuelven unos celosos vigilantes de no tirar los residuos, de cuidar el medioambiente. Realmente para nosotros ha sido una experiencia maravillosa. Trabajar con los niños en educación ambiental creo que nos dará un futuro ecológico asegurado y vemos que está generando verdaderos cambios en los niños y en sus familias”, remarcó.