- Jorge Zárate
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- Fotos: Gentileza/Archivo
La Asociación Mundial de Natación en Aguas Abiertas (WOWSA, su sigla en inglés) la tiene en su ranking entre las 10 principales competidoras con hazañas de esta modalidad. La más popular de las nadadoras paraguayas fue también profesora de educación física y promotora del handbol, padeció la dictadura y la trascendió. Aquí un poco de su historia.
Un ritmo, su propia corriente acompañando el río, la brazada constante, respirar la marcha. María Digna Escurra (San Lorenzo en 1928 o 1929 - Asunción, 28 de abril de 2013) sabe que eso es lo importante. Ya pasó por el Deportivo Sajonia y sigue nadando viendo las luces, los fuegos de artificio, oyendo el bullicio de los parlantes que reproducen la transmisión de la radio Comuneros que la viene siguiendo desde Concepción.
Reporteros que van en lanchas a distancia prudente describen una procesión que completan embarcaciones de porte diverso; las canoas de los pescadores y pobladores costeros en una inusitada fiesta popular que inclusive tiene una banda militar sonando en la playa.
Su equipo debe advertir a la gente que no se acerque, nadie la debe asistir, tampoco tocarla, porque su piel de tanto estar bajo el agua tiene daños. Esto a pesar de untarse con aceite de ricino y lanolina, del mercurocromo que se aplicó alrededor de los ojos al arrojarse al agua aquel 22 de marzo de 1957 a las ocho, hora en que comenzó el desafío.
“PODÍA SEGUIR”
Lleva nadando tres días y se acerca a Itá Enramada, piensa que puede seguir, pero Hilario Ortellado, que será su marido, teme por su salud y le pide que deje el agua.
“Llegué bien a Itá Enramada y podía seguir inclusive, pero mi futuro esposo tenía miedo de que me pasara algo, pues yo le había batido el récord a una norteamericana que nadó 80 horas –45 minutos menos– y la habían sacado en coma y a los tres días falleció. Es por eso que salí, pero sin problemas físicos, durante el trayecto no podía tocar nada y comía de todo, milanesas y hasta soyo aguado”.
Han pasado 80 horas y 45 minutos desde que dio las primeras brazadas. Este récord mundial vigente por décadas se estableció un 25 de marzo de 1957.
Digna será desde ese momento la Sirena del río Paraguay.
TENACIDAD, PERSISTENCIA
“Salté a Concepción a las 8:20 un sábado y llegué a Itá Enramada cuatro días después tras nadar 80 horas y 45 minutos”, contó alguna vez Escurra. “Durante la travesía, me acompañaron botes, barcos de la Marina, un médico y dos nadadores durante el día y dos nadadores durante la noche”.
La preparación fue importante: “Recuerdo que pesaba 65 kilogramos y querían que subiera 15 más porque pensaban que perdería muchos kilos durante el recorrido, pero solo subí a 72 kg y con el mismo peso, las mismas pulsaciones y la misma presión arterial llegué hasta el final”, recordó de su hazaña.
Pero llegar hasta ahí le llevó un camino interesante.
Deportista por impronta familiar, probó con la jabalina, carreras de velocidad, handbol, básquetbol y lanzamiento de martillo. Sin embargo, nadar se le daba bien y era lo que más le gustaba hacer mientras estudiaba Medicina y el profesorado de Educación Física.
CIRCUNSTANCIA ESPECIAL
Alguien la convenció de ir a la pileta a practicar como velocista. Así nadó los 50, 100, 200 y 400 metros en estilo libre, pero una circunstancia especial la hizo terminar siendo una nadadora de aguas abiertas.
Cuenta el periodista Hugo Fleitas que todo comenzó luego de la hazaña cumplida por Armando Burifaldi, el Tiburón paraguayo, que nadó en 46 horas los 179 kilómetros y 500 metros entre Asunción y Formosa un 22 de marzo de 1945.
“La natación paraguaya alcanzó un inusitado incremento y Digna Escurra fue la más prominente de sus figuras, batiendo en forma contundente la marca obtenida por Burifaldi”, memora.
“Digna se lanzó a las aguas del río Paraguay, frente a las instalaciones del Club Deportivo de Puerto Sajonia, el día jueves 11 de marzo de 1954, siendo las 5 horas y 55 minutos y llegó a Formosa al día siguiente 12 de marzo a las 20 horas y 38 minutos realizando el recorrido de 179 kilómetros y 500 metros en 38 horas y 25 minutos, marca que señala un récord no superado hasta ahora en nuestro medio”, agrega.
Al poco tiempo, Digna, ya entrenada por el argentino Héctor Segades, hizo el récord de mantenerse por 24 horas seguidas nadando en la piscina del parque Caballero.
UNA ADELANTADA
Cuenta Pedrito García, decano de los periodistas “polideportivos”: “Fue una adelantada a su época, un ejemplo como mujer combativa, digna heredera de las residentas”.
Agrega que “fue profesora de educación física y también una gran impulsora del handbol, al que lograron incluir en los colegios y escuelas como parte de las clases de gimnasia. Una deportista ejemplar, luchadora de la vida, tuvo que ser mamá y papá mucho tiempo cuando su esposo, que era capitán de caballería, Hilario Ortellado, fue preso en época de la dictadura. Pasó muchas vicisitudes y fue un ejemplo. Tuvo una hija médica y un profesor de educación física y durante muchos años tuvo que tomar el mando en el hogar”.
Su marido, el capitán Ortellado, estuvo preso y fue torturado por el caso del cadete Anastasio Benítez en uno de los tantos episodios oscuros de la dictadura. El cadete, según la versión que esgrimió el régimen, habría descubierto un complot de oficiales para derrocar al dictador Alfredo Stroessner. Entonces, acusó al capitán Napoleón Ortigoza, Guillermo Escolástico Ovando y Regalado Brítez, entre otros, a los que sumaron a Ortellado de haberlo matado colgándolo de un árbol en un descampado del barrio Trinidad.
MATERNIDAD
En ese momento sumó la desgracia de que su hijita Marité no sobreviviera al parto. Como el padre estaba preso en Investigaciones, Escurra llevó el cuerpo de la niña hasta esa dependencia para que Ortellado pudiera despedirse. La policía no le permitió el ingreso. A partir de allí se vio forzada a criar a sus dos hijos sola.
En 1970, cansada de enfrentar un caso lleno de irregularidades procesales y de vicios, con ayuda de amigos consigue que su esposo escape de una custodia y se refugie en la embajada de Brasil, donde consiguen asilo.
Regresarían en 1989 con la caída del tirano y, a partir de allí, el recuerdo de su hazaña volvió a hacerse presente entre quienes vivieron aquellas jornadas de algarabía popular que despertaron sus récords en natación.
UN FENÓMENO NACIONAL
Pedrito García, decano de los periodistas especializados en la amplia gama de deportes que están más allá del fútbol, bucea en la memoria: “Viví ese acontecimiento siendo un niño. Mi papá, que fue periodista deportivo también, me llevaba a cuanto evento deportivo había”, cuenta.
En esos años comenzaron los raides que tuvieron en Luis Gilberto Ruiz y María Digna Escurra en natación y en Lorenzo Prieto, en ciclismo, sus más importantes figuras, apunta.
García, en su libro “Deportistas del Paraguay. Memoria y rescate”, los destaca especialmente: “Hay que aclarar que no eran raids controlados por la Federación Internacional de Natación o la federación local, pero siempre estaba la infraestructura de apoyo y el respaldo que daban los clubes involucrados: En el caso de Ruiz, el Mbigua; en el caso de Digna Escurra, el Deportivo Sajonia”.
Recuerda que “una multitud recibió a Ruiz cuando llegó después de establecer el récord mundial de 105 horas lanzándose a las aguas río abajo desde Concepción y llegando hasta Itá Enramada”.
Era todo un evento: “El periodista Carlos Merlo transmitía desde una lancha, iba acompañando, había conjuntos musicales que de noche ejecutaban sus instrumentos para evitar el sueño y espantar los mosquitos a los raidistas. Todo eso nosotros acompañábamos por radio, era un acontecimiento cumbre, singular en una población que no tenía muchos entretenimientos y todo el país estaba pendiente”.
UN HOMENAJE EN PRIMERA PERSONA
La historiadora Ana Barreto Valinotti se mete en su piel: “¿Que si me asustaban los camalotes, los peces, los grandes barcos que pasaban a mi lado o la oscuridad de la noche? Pues al parecer logré superar todos estos miedos. Quizás de esos elementos se componía el mundo donde me sentía más segura y fuerte”, nos dice la Digna Escurra que recrea en un capítulo de su libro “Mujeres extraordinarias de Paraguay”.
Cuenta que “desde que el libro salió no dejo de tener comentarios tan maravillosos sobre Digna e incluso sobre la ilustración que hizo Adri Rojas. La gente parece volver a recordar, tener la sensación de oír el relato en radio o de verla llegar y desfilar por las calles de Asunción. ‘Ya no se ven hazañas así’, me dijo una señora. Yo me quedé pensando. Quizás hoy acaba de soñar con llegar a un podio una niña, nuestra próxima sirena de río. Quizás apenas sea una cuestión de tiempo”, espera.
–¿Cómo llega a vos la historia de Digna Escurra y cómo decidiste hacerla parte de tu libro?
–La historia de Digna Escurra la conocí desde una noticia de prensa al momento de su fallecimiento en 2013. Sin embargo, por una cuestión personal (fui diagnosticada de cáncer unos meses después) no le di continuidad a los aspectos que me llamaron la atención como lo fueron los años de entrenamiento intenso antes de la gran hazaña de nado en el río Paraguay. No fue sino hasta los Juegos Odesur 2022 y las Olimpiadas de París que sentí la necesidad de volver a releer la vida de María Digna Escurra pensándola como un perfil importante desde donde narrar un momento determinado de la historia del Paraguay. Y no lo digo solo por el deporte, sino porque en la mayor parte de su vida tuvo como una prueba durísima mantenerse fuerte frente al régimen de Stroessner. Cada vez que sabía más de ella, cada vez la admiraba más. Cuando la editora de Santillana me propuso elaborar una
lista de mujeres capaces de inspirar a niños y niñas, yo que además había soñado con ser nadadora, no dudé un segundo en incluirla.
ESPEJO
–Mujer, deportista exitosa, fue una adelantada a su época. ¿Qué te inspira su ejemplo?
–¡Tantas cosas! Determinación para arrojarse al río. Disciplina para entrenar todos los días. Paciencia consigo misma y con los tiempos que le marcaba la exigencia del cuerpo. Confianza en sus entrenadores y en sí misma (y en ser capaz de alcanzar una meta). Humildad y valentía en reconocerse parte de un río inmenso domando así sus propios miedos. Templanza en horas difíciles. Creo que la vida de María Digna es un espejo donde pueden reflejarse tanto niños como niñas deportistas, que desean serlo o bien que busquen una respuesta ante un gran desafío.
–¿Cómo ves a la mujer paraguaya y sus luchas?, ¿ves avances?
–Sinceramente los veo y, como no puede ser mejor, los veo exigiendo y ya no callando a las mujeres jóvenes. Hubiera deseado que no existiesen retrocesos, pero también somos testigos de que a veces el derecho que parece conquistado hay que defenderlo. Tenemos, sin embargo, saldos rojos en tanto historia cultural machista que moldea el ser varón y ser mujer en el Paraguay; pero en hasta eso siento que la voz de las jóvenes es –quizás más que fuerte– firme y decidida.