• Jorge Zárate
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  • Fotos: Gentileza

A 12 kilómetros de Pilar, es punto obligado de visita para el que quiera conocer Ñeembucú y los sitios históricos de la guerra contra la Triple Alianza. El templo de la localidad, centro de memoria y religiosidad, será puesto en valor en el marco del programa Tekorenda, dando inicio así a una recuperación de un valioso patrimonio nacional. Aquí la historia.

“Venir a nues­tro pueblo es como entrar en el túnel del tiempo”, dice Mabel Franco, de la Univer­sidad Nacional de Pilar, des­cribiendo la sensación que siente al ingresar al “cuadri­látero”, el antiguo dibujo de las manzanas centrales de Isla Umbú.

Un paisaje que refleja el estilo de construcción de la década de 1860 se percibe en las casonas de tipo colonial que enmarcan la plaza grande en la que está el cuartel desde que el mariscal Francisco Solano López dirigió en un momento la defensa del sur durante la Guerra Guasu.

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En el centro mismo de ese espacio, como un elemento de identidad, está el templo San Atanasio, de gran valor simbó­lico, histórico y cultural. Este último fue elegido por el Pro­grama Tekorenda de restaura­ción de sitios históricos impul­sado por la Secretaría Nacional de Cultura (SNC) para una intervención destacada.

El intendente Jorge Marecos se muestra agradecido: “Es la primera vez después de mucho tiempo que tendremos una intervención del Estado en esta refacción”, dice con alegría.

Sin embargo, los restantes edi­ficios requieren intervencio­nes para preservar uno de los pocos cascos urbanos que ayu­dan a reconstruir época que quedan en pie en el país. “Este entorno le da ese toque cul­tural antiguo al pueblo, pero lastimosamente algunas casas están desocupadas, con techos derrumbados. Son casas parti­culares y es difícil intervenir, pero presentamos a la SNC un proyecto para conservar por lo menos las fachadas”, destaca el jefe comunal.

UNA INTERVENCIÓN NECESARIA

El intendente Marecos indica que “el templo está con dificul­tades. Los técnicos de la SNC el año pasado hicieron una visita y detectaron que necesitaba esta restauración que se va a encarar desde octubre si todo va bien”, apuntó.

“El edificio está sólido, bien parado, pero tiene sus años. Así que esta tarea que durará más o menos un año o un poquito más será más que importante para nosotros”. Entre tanto, habrá que encontrar un buen sitio para oficiar las misas, ya que allí se congrega la feligre­sía católica los domingos. “Es un tema sensible”, señala.

La activista cultural Mabel Franco recuerda que “es muy importante este acto porque la última restauración fue en 1979 y estuvo a cargo del Ministe­rio de Obras Públicas y Comu­nicaciones (MOPC), donde se pudieron intervenir algunos horcones, ya que sus cimientos estaban muy comprometidos.

Los técnicos de la SNC hicieron una visita el año pasado y detectaron que necesitaba una restauración, que se va a encarar desde octubre

Pero desde esa vez a esta parte es la comunidad la que man­tiene el edificio y ya se nece­sitan nuevas intervenciones en los cimientos, teniendo en cuenta el tiempo y que el edi­ficio es original de la época, es un patrimonio demasiado importante porque es único en su tipo”.

Explica entonces que en Lau­reles tuvieron que hacer una réplica de la iglesia antigua, en tanto que en Guasu Kua se hicieron intervenciones que reemplazaron componentes originales de su templo. En cambio, San Atanasio, en Isla Umbú, mantiene su estruc­tura original.

TURISMO

A apenas 10 minutos de Pilar, capital del Ñeembucú, se asienta esta población de 3.700 habitantes, centro de la produc­ción lechera regional. Franco apunta: “Nuestra comunidad lleva hasta 2.000 litros por día de leche para las familias pila­renses”.

Enmarcada por el imponente paisaje de los humedales, su verde intenso, su laguna Capi­lla destaca por la belleza que aporta la visita de una varie­dad notable y colorida de aves silvestres.

El jefe comunal de Isla Umbú asegura que están prepara­dos para recibir más turismo. “Formamos parte del circuito turístico, pero no tenemos mayores auxilios de la Secre­taría Nacional de Turismo (Senatur), lo hacemos a nivel municipio”.

Contó que la gente no solo puede visitar el museo, el cuar­tel, el templo, sino que también acercarse a la laguna, “que ahora tiene un lindo muelle y caminero para tomar sol en estos días tan lindos”, propuso.

Recordó que una idea que tie­nen es avanzar en el recorrido turístico extendiéndolo hacia “las compañías como Boque­rón y Tajy, donde hay escena­rios de la guerra contra la Triple Alianza que ayudan a entender lo heroico de la defensa que se dirigió desde Isla Umbú”.

La laguna Capilla destaca por la belleza que aporta la visita de una variedad notable y colorida de aves silvestres

UN POCO DE HISTORIA

Mabel Franco, de la Facultad de Humanida­des de la Universidad Nacional de Pilar (UNP), recuerda que “la reorganización de Isla Umbú fue dispuesta por Carlos Antonio López, que le dio orden al jefe del cabildo de Pilar para poder formar el pueblo. Eligieron el mejor lugar para asentar el pueblo y luego se hizo una expro­piación. Para ello tenían que pagar el diezmo los más adinerados y a los más humildes los ayudó el gobierno”.

Así fue que “se diseñó ‘el cuadrilátero’ en el estilo de los jesuitas, iglesia en el medio y en el lado oeste el cuartel, el cabildo y luego las casas a los costados con una gran plazoleta en el medio”, explica.

“Cuando la Triple Alianza, el Cabildo se convirtió en cuartel y fue el centro de aprovisionamiento del Ejército paraguayo en batalla, que entraba en acción más hacia el sur”, cuenta.

Una de las calles de Isla Umbú

Posteriormente, en el siglo XX el cuartel fue escuela, juzgado de paz, todo lo que necesitaba administra­tivamente funcionó allí y el cuadrilátero se mantuvo”, refiere. “La Municipalidad aprobó en 2003 una ordenanza declarando las casonas antiguas patrimonio distrital, cultural, dictando así un no innovar para que se mantengan las casas antiguas”, recordó.

Ese elemento político necesita ahora de inversiones para una recuperación que se espera se inicie con la restauración del templo. Como antecedente, vale señalar que en 2002 se restauraron los tres cuarteles históricos de la llamada “diagonal de sangre”: Isla Umbú, Humaitá y Paso de Patria.

UN PATRIMONIO A DESCUBRIR

La arquitecta Silvia Rey es la coordinadora del Eje de Intervención del Programa Tekorenda y cuenta que la iglesia San Atanasio de Isla Umbú “es un templo típico paraguayo, con estructura de madera independiente, muros de adobe de simple cerramiento y techos de teja y picanilla. Debido a sus características materiales, las condiciones climáticas y el paso del tiempo han afectado su estado”.

Describe a su vez que “los problemas de conservación se concentran principalmente en la cobertura debido a filtraciones de agua pluvial. Asimismo, presenta lesiones en los muros, como grietas, fisu­ras y desprendimiento de revoque.

La presencia de murciélagos es otro de los factores de degrada­ción; además, se observan rastros de la acción de termitas (kupi’i), que aunque parecen estar inacti­vas actualmente habrían afectado la estructura del altar y algunas piezas de la estructura”.

–¿Qué pidió la comunidad en el marco de la audiencia pública?, ¿cuáles son los reclamos cen­trales?

–La comunidad expresó su preocupación respecto a la necesidad de salvaguardar la memoria histórica, muchas de cuyas tradiciones y conocimientos se conservan y transmiten de manera oral, debido a la pérdida de las fuentes documentales. Asimismo, manifestaron su interés en la protección del patrimonio cultural material, tanto mueble como inmueble, especialmente la iglesia y el museo. Concientes del valor de su entorno, otra de las preocupaciones principales es la preservación del ambiente urbano y natural de Isla Umbú. Para ello, se considera fundamen­tal la implementación de un plan de ordenamiento urbano-territorial que promueva un desarro­llo sostenible en la zona.

La iglesia San Atanasio de Isla Umbú “es un templo típico paraguayo, con estructura de madera independiente, muros de adobe de simple cerramiento y techos de teja y picanilla.

POTENCIAL

–¿Está pensado también un tratamiento para los otros edificios?

–En esta primera etapa, la intervención se centra específicamente en el templo. Sin embargo, la edi­ficación que alberga el Museo Coronel Pedro Hermosa también se encuentra en el listado de edi­ficios en necesidad de salvaguarda urgente de la SNC, lo que implica priorizar la obtención de fon­dos para su intervención en el marco del Programa Tekorenda.

No obstante, es importante señalar que el trabajo en territorio involucra varias otras acciones, las cuales son abordadas en un trabajo coordinado con la Dirección General de Patrimonio de la SNC en el marco de la política de protec­ción del Patrimonio Cultural, como la documentación y el registro.

Dado el potencial que posee Isla Umbú, se espera que, con el proceso de puesta en valor, se genere un mayor interés hacia el sitio, lo que podría facilitar la inversión en la recuperación física y funcional de otras edificaciones.

–¿Qué rol tuvo el edificio durante la guerra contra la Triple Alianza?

–La Triple Alianza es el episodio más recurrente en la memoria colectiva de Isla Umbú. Según la tradición oral, la construcción de la iglesia fue motivada por la victoria que obtuvo el mariscal Fran­cisco Solano López en la batalla de Estero Bellaco, cumpliendo una promesa hecha a San Atanasio, a quien se había encomendado. Sin embargo, el año de construcción referido, 1862, no coincide con este hecho histórico, que se dio cuatro años más tarde, en 1866.

–¿Cuáles son otros edificios his­tóricos que requieren interven­ción?

–El edificio que hoy alberga al Museo Histórico Cnel. Pedro Her­mosa, en homenaje a un comba­tiente de la guerra del 70, habría funcionado como cuartel de las tropas paraguayas durante las batallas desarrolladas en la zona de Ñeembucú. Se habría cons­truido en la misma época que la iglesia, al igual que otras viviendas construidas alrededor de esta.

–¿Podría contarnos un poco la historia del distrito?

–A pesar de que los orígenes de Isla Umbú se remontan a 1779, cuando se inicia la ocupación efectiva de la zona del Ñeembucú, luego de la fundación de Pilar, la fecha de fundación que reconocen los pobladores es la del 8 de mayo de 1862, cuando, como parte de su política urbanística, don Carlos Antonio López ordena la reorganización del pueblo.

Sin embargo, según investigaciones realizadas por la historiadora Viviana Paglia­lunga, existen fuentes documentales en el Archivo Nacional de Asunción que dan cuenta de la existencia de cuatro escuelas y de trabajos en las obras del templo en el partido de Isla Umbú que datan de 1842.

–¿Cómo fue su evolución durante el siglo XX hasta la actualidad?

–A pesar del paso del tiempo, Isla Umbú ha mantenido sus características urbano-arquitectónicas, con la iglesia en el centro de la plaza y las viviendas con galería a su alrededor, disposición típica de los poblados del Paraguay desde la época colonial. La población va decreciendo debido a la migración campo-ciudad y, lamentablemente, hoy varias edificaciones se encuentran abandonadas y en riesgo de derrumbe.

–¿Isla Umbú está lo suficientemente referenciada como para movilizar el turismo histórico o ser parte de quienes llegan al Ñeembucú por sus humedales y paisajes?

–Isla Umbú está entre los secretos mejor guardados de nuestros pueblos pintorescos. Queda a tan solo 15 kilómetros –20 minutos en auto– de Pilar, recorrido que vale la pena, dadas sus características urba­nas, ambientales y paisajísticas, así como su riqueza histórico-cultural y la calidez de su gente, que la convierte en un punto obligado para quien quiera conocer y disfrutar del Ñeembucú.

Entre sus tradicio­nes más arraigadas están la fiesta patronal en honor a San Atanasio, que se celebra el 2 de mayo de cada año y en la que no faltan las comidas típicas, los juegos tradicionales, la música y el baile.

Esta festividad culmina con el Festival Anual de la Leche, celebración en la que Isla Umbú hace gala de ser cuna lechera debido a que la producción de leche es la fuente principal de su economía.

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