• Paulo César López
  • Fotos: Jorge Jara

A apenas 3 kilómetros del cruce Guarambaré-Villeta, a la altura del km 30 de la ruta PY-01, en el camino a Nueva Italia se despliegan los vestigios de una cantera abandonada en la zona conocida como Tacuruty, en la ciudad industrial y portuaria. El sitio alberga rocas muy antiguas que datan de un periodo de extinción masiva que afectó al planeta en el periodo de la glaciación.

Los fines de semana la cantera de Tacuruty recibe a una no muy numerosa cantidad de visitantes, que quedan absortos ante el paisaje conformado por el remanente de una pared pétrea y un espejo de agua de tono verdoso, así como una accidentada rampa que es utilizada por ciclistas aficionados a las mountain bikes.

Además de los amantes de la naturaleza que se congregan a observar las puestas de sol reflejadas en el agua y que rebotan en la pared natural de varias decenas de metros, el lugar también es escenario de actividades non sanctas.

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El área tiene una dimensión de 550 m por 192 m. La pileta formada por la extracción de rocas está poblada por colonias de pequeños peces que atraen a pescadores y, si bien el lugar no es considerado apto para el baño recreativo, también es refugio de bañistas en las tardes de verano y es un emplazamiento ideal para el avistamiento de aves.

UN GEOSITIO

El geólogo Moisés Gadea, de amplia labor en la investigación y difusión del patrimonio abiótico de nuestro país, destaca el potencial de este yacimiento como un geositio, que según define “es una localidad que conlleva algún rasgo geológico destacable, que debería ser resguardado de toda forma de destrucción y de uso inapropiado, y así ser tenido en cuenta para actividades educativas y de geoturismo”.

Para ello sería deseable, e incluso no demandaría un esfuerzo excesivo, el retiro de las cubiertas que fueron abandonadas en el lugar, así como el cese de la extracción clandestina que se sigue practicando.

–¿Cuáles son las características de las rocas de que se observan en este lugar?

–Se trata de una intercalación de rocas sedimentarias muy antiguas. El conjunto en sí no se dispone en forma horizontal, sino que se inclina hacia el noreste. El macizo se encuentra completamente fracturado debido a los resquebrajamientos regionales de la corteza superior durante el Mesozoico; es decir, debido a los esfuerzos corticales involucrados en la separación de América del Sur y África.

–¿A qué formación pertenece y qué tipo de rocas se encuentran en ella?

–Las rocas de esa cantera pertenecen a los depósitos sedimentarios del Paleozoico inferior de Paraguay (541 a 443 millones de años). Se ha constatado la presencia de una interestratificación de areniscas, siltitas, diamictitas, porcelanitas y brechas de falla. Se interpreta a estos materiales terrestres como remanentes erosivos de la sección litoestratigráfica superior del Grupo Caacupé. Se exponen en superficies geográficas que no presentan conexión visible o aparente entre sí. El lugar de referencia de este tipo de rocas se encuentra en las afueras de la ciudad de Eusebio Ayala (Cordillera), luego en algunos lugares en el contexto de la cordillera de los Altos, o en Villeta y Nueva Italia.

DATACIÓN

–¿Cuál es la datación aproximada?

–De 470 a 440 millones de años, que corresponde al periodo Ordovícico medio-superior.

–¿A qué eventos geológicos estaría relacionada su formación?

–Se relaciona a diferentes ambientes de sedimentación, del tipo continentales fluviales, costeros o fluvio-glaciales. Hasta el presente no se han reportado fósiles en el lugar, por lo cual la deducción del origen de estos depósitos se realiza a partir de los tipos de rocas y sus estructuras sedimentarias.

–¿Cuáles son los indicios que apuntan a que esta formación guarda relación con una extinción masiva ocurrida durante la glaciación?

–La roca que señala evento de glaciación en el lugar es la diamictita. Este hallazgo en Paraguay fue originalmente realizado por el profesor geólogo Delio Orué a mediados de década de 1990; unidad que él designó como Formación Boquerón. Esto en considera­ción de que los sedimentos de origen glacial ya fueron reco­nocidos y muy estudiados en el otro lado de la cuenca del Paraná en Brasil. Se predijo la existencia de esta unidad de origen glacial en rocas del Paleozoico inferior del Para­guay por continuidad trans­fronteriza de la cuenca del Paraná, lo cual más tarde ocu­rrió por medio del profesor.

EXTINCIONES MASIVAS

–¿Cuáles son algunos de los eventos registrados en ese periodo?

–A lo largo de la línea de tiempo de la Tierra, existie­ron numerosas extinciones de animales. Sin embargo, se destacan cinco de ellas por su impacto en el reino de los seres vivos y ocurrieron por varias causas: de actividad volcánica y modificación del medioambiente, impacto de meteoritos y glaciaciones. El ejemplo más dramático fue la extinción de los megarrepti­les a finales del periodo Cretá­cico, cuando el impacto de un meteorito produjo una reac­ción en cadena de eventos tec­tonovolcánicos que modifi­caron el medioambiente de ese entonces. La primera extinción masiva, según se ha comprobado por medio de diversas investigaciones, se debió a una glaciación del tipo snowball (bola de nieve), que supone a una tierra con­gelada en la que el 86 % de las familias de seres vivos fue­ron extintos. Los depósitos de origen glacial reconocidos en Paraguay corresponden tem­poralmente con la glaciación responsable de la primera extinción masiva.

–¿Qué potencial geoturís­tico le parece que tiene este lugar?

–El lugar tiene la particu­laridad de que, a pesar de la depredación, pudo reconsti­tuirse como una belleza pai­sajística de otra manera.

–¿Qué reflexión puede apor­tar respecto a la resiliencia de este ecosistema para transformarse en otra cosa?

–El ejemplo del cerro Ñemby es pertinente en el sentido de que ya no siendo explotado, concurren miles de perso­nas habiéndose convertido en un lugar de esparcimiento, de eventos culturales, de acti­vidades al aire libre, etc. En el caso de la cantera de Villeta, deberían evaluarse las posi­bilidades para estimar otro uso provechoso que se le podría conceder.

VALORACIÓN DEL USO DE LA TIERRA

Consultado sobre la importancia de la geo­logía en la comprensión de nuestro medio natural, Gadea sostiene que el profesio­nal de esta rama “es capaz de prodigar una valoración justa del uso de la tierra, por lo cual su criterio debería ser considerado en el momento de decidir si un lugar será sujeto a explotación minera o de piedra bruta; o, en su defecto, si se debe preser­var el lugar como patrimonio cultural del país”.

A renglón seguido observa que “los recur­sos geológicos nacionales no son en su totalidad explotables ni tampoco preser­vables. Aquí el rol del geólogo es decisivo para la toma de una elección correcta y conciliatoria entre las actividades extracti­vistas con relación al medioambiente y del patrimonio nacional”.

–¿Cuál es el aporte que puede brindar el geólogo en nuestras sociedades?

–El alcance de la geolo­gía en los diversos aspec­tos sociales es muy amplio. De hecho, el Paraguay fue descubierto por motivos geológicos. A lo largo de su histo­ria como país, o incluso antes de su independencia, los recur­sos de la tierra ya eran utilizados para diversos fines civiles. Las misiones jesuíticas fueron construidas apelando en gran medida a los materiales de construcción obtenidos de las canteras en el siglo XVII y mediados del XVIII. En su tiempo, el presidente Carlos A. López se interesó en la extracción de los recursos minerales apuntando al desarro­llo tecnológico nacional.

Los geólogos fueron los primeros en estu­diar los terrenos donde se construirían las represas; usualmente son contratados como consultores en la construcción de obras viales o edificios de relativa enver­gadura; trabajan para la habilitación de canteras, que ciertamente son miles en el territorio paraguayo y que generan impor­tantes fuentes de ingreso y puestos labo­rales.

La labor del geólogo es importante para conocer potenciales lugares para cap­tación de agua subterránea para abastecimiento de la población, ya que el 80 % del suministro de agua para los paraguayos proviene de los acuíferos. Su trabajo presenta muy varia­dos escenarios de acción que se relacionan con la actividad agropecuaria, urbanismo, minería, gestión de ries­gos natura­les, etc.

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