En esta entrega de Mito o Realidad, abordamos una de las creencias más generalizadas en el imaginario popular sobre el periodo de preguerra de la Triple Alianza: que el Paraguay tuvo el primer ferrocarril de América del Sur. Dos conocedores de la historia de este medio de locomoción en nuestro país ayudan a arrojar más luz sobre este frecuentado tópico de nuestra historia.

  • Fotos: Gentileza

Desde la educación informal y en algu­nos casos desde comentarios al margen reali­zados por los propios maestros en las aulas, se ha propagado el mito entre los paraguayos de que nuestro país contó con el primer ferrocarril de la Amé­rica meridional.

Respecto al origen de esta leyenda, el investigador Cons­tantino Lissandrini señaló que muchas veces se atribuye a Carlos Antonio López la afir­mación de que el ferrocarril paraguayo fue el primero en América del Sur. Sin embargo, López tampoco dijo esto, sino que en sus discursos habría aludido a que con la introduc­ción de este medio de locomo­ción el Paraguay se unía a la vanguardia del transporte en el mundo.

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Lissandrini empieza rela­tando que en 1853 el presidente López envió a su hijo Francisco Solano a una misión diplomá­tica y el primer país donde llegó fue Inglaterra, donde ya se perfilaba un creciente défi­cit comercial. Rápidamente los comerciantes ingleses vieron en el joven brigadier un potencial cliente. Además de la com­pra del buque mercante para exportación e importación que le fue encargado, también le fue ofrecido un servicio ferroviario para el transporte de mercade­rías y pasajeros.

ENTUSIASMO

Francisco Solano reaccionó con gran entusiasmo al ofre­cimiento. Entonces, se realizó el pedido de los rieles y de tres locomotoras, entre ellas una pequeña de maniobra, que ter­minan llegando en 1861.

“La historia podríamos decir que comienza en 1854, con la llegada de los primeros equipos destinados al funcionamiento del sistema ferroviario, para lo cual se instalan los rieles desde el Arsenal hasta la Gran Mura­lla de la Rivera, hoy avenida Colón, frente al Puerto, ya ope­rativo desde 1857 y desde ahí posteriormente hasta la futura casa del tren para junio de 1859. En el transcurso de 1860 llegan diversos materiales y locomotoras, entre ellas la que pode­mos apreciar en la estación central San Francisco, la glo­riosa Sapukái, como la cono­cemos actualmente, que es la única que queda de la época de López, ya que el resto fue des­truido durante la guerra contra la Triple Alianza para que no caiga en manos enemigas. Los rieles traídos eran suficientes para llegar a Paraguarí. Para el 14 de junio de 1861 queda habilitado el primer tramo del ferrocarril desde los arsenales hasta la casa del tren. Para ello se usaban aún animales de tiro para estirar los vagones plata­formas, tramo utilizado para mercaderías y todo tipo de car­gas y que fue utilizado hasta la década del ochenta ya con locomotoras a vapor. Definiti­vamente la fecha de inaugura­ción del servicio ferroviario en Paraguay es el 21 de octubre de 1861. No antes”, afirma.

No obstante, luego “se trató de colocar que teníamos trenes desde 1857, pero la realidad es que la inauguración se dio en 1861, figurando entre los pri­meros países en América del Sur en tener trenes: Perú y Chile en 1851, Brasil en 1854 y Argentina en 1857. De esta manera, en orden cronológico estaríamos en quinto lugar. Sí podríamos decir que Paraguay fue el primero en tener trenes del Estado, ya que en los otros países se dio de manera privada, pero eso no quiere decir que hayamos sido los primeros”.

Sigue detallando que el primer tramo el servicio fue entre la estación San Francisco, cono­cida actualmente como esta­ción central, hasta la estación Botánico, donde estaba ubicada la quinta del presidente López.

Las redes sociales son un terreno fértil para la propagación de leyendas

ENCARGADOS DE LAS OBRAS

De su lado, respecto a quiénes estuvieron encargados de las obras, el investigador y funcio­nario del Museo de la Estacion Central del Ferrocarril Car­los Antonio López Guillermo Soria refiere que “en junio de 1858 llegaron al país los grupos de profesionales que estarían en la construcción del ferroca­rril de Asunción a Villarrica. Entre dichos profesionales se encontraban el director de obras, el ingeniero George Paddison, secundado por el ingeniero George Thomp­son en la parte vial y en obras los ingenieros Henry Valpy y Percy Burrell. Secundando a estos técnicos trabajó en las construcciones del ferrocarril personal militar, entre quie­nes se destacaron el sargento mayor José M. Bruguez, sar­gento mayor Juan de la Cruz Estigarribia, el teniente Eli­zardo Aquino, el capitán Fran­cisco Fernández, además del director general de Obras del Gobierno, el ingeniero Williams Keld Whitehead, que puso en manos del ingeniero George Paddison los planos de la red ferroviaria hechos por él mismo. Para la construcción de los terraplenados para la vía férrea y las estaciones trabaja­ron unos 5.000 hombres. Los presos, los soldados y escla­vos del Gobierno eran utiliza­dos en estos trabajos con paga mensual. Los esclavos y presos cobraban 15 pesos mensuales, en tanto que los soldados y per­sonal paraguayo contratado tenían un pago de 25 pesos mensuales”.

El primer nombre del sistema fue Ferrocarril del Estado. Posteriormente, cuando el servicio es comprado por los ingleses en 1887 pasa a lla­marse Ferrocarril Central del Paraguay (FCCP) y desde 1961, cuando fue adquirido nueva­mente por el Estado, pasó a denominarse Ferrocarril Car­los Antonio López, periodo en el cual el servicio ya se había vuelto obsoleto.

El sistema dejó de funcionar como tren de pasajeros en 1999 y en 2002, a partir de la aper­tura de un proceso que permi­tía su privatización en el marco de la Ley N.º 1615/2000, pro­mulgada por el gobierno de Luis Ángel González Macchi, adquirió el nombre de Ferro­carriles del Paraguay S. A. (Fepasa), “regida con las nor­mas pertinentes del derecho privado, siendo el Estado el principal accionista con miras a su privatización por alguna empresa interesada”, según reza el sitio oficial de la firma.

Un cuarto de siglo después, el tan ansiado servicio aún no fue reactivado. Sin embargo, la reciente sanción de la ley del tren de cercanías man­tiene viva la esperanza de que algún día nuestro país vuelva a contar con ferrocarril.

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