Hoy 2 de febrero se conmemora el Día Mundial de los Humedales, una fecha instituida por las Naciones Unidas para concientizar sobre la importancia de estos ecosistemas. En este diálogo con La Nación/Nación Media, la bióloga e investigadora Karina Núñez explica los servicios naturales y culturales que ofrecen estos nichos ecológicos y resalta la importancia de su conservación.

Al no ser considera­dos estrictamente ni cursos de agua ni terreno firme, es decir una porción de tierra sin uti­lidad aparente, a menudo los humedales son drenados o rellenados de manera indis­criminada para uso agrícola, obras viales o para asenta­mientos humanos sin mayo­res miramientos al impacto ambiental que estas inter­venciones pueden provocar.

Según advierte Naciones Uni­das a propósito de la fecha, los humedales son “uno de los ecosistemas más valio­sos de la Tierra, indispensa­bles para los seres humanos y la naturaleza por los bene­ficios y servicios que propor­cionan. A pesar de que solo cubren alrededor de 6 % de la superficie terrestre, son el hábitat del 40 % de todas las especies de plantas y anima­les. Su diversidad biológica es crucial para la salud humana, el suministro de alimentos, el transporte y las activida­des económicas que gene­ran empleo, como la pesca y el turismo”.

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En esta charla con El Gran Dia­rio del Domingo de La Nación, la bióloga e investigadora de la Facen Karina Núñez destaca la importancia de estos ecosiste­mas y las consecuencias de las acciones antrópicas realizadas sin las medidas de mitigación pertinentes.

–¿Son dimensionadas en su justa medida las funcio­nes que cumplen los hume­dales en el equilibrio eco­lógico?

–Desde mi punto de vista todavía conocemos y valo­ramos muy poco nuestra biodiversidad en general. En el caso particular de los humedales, que forman parte de nuestra biodiver­sidad, sufren de este desco­nocimiento, tanto en lo que significan sus funciones y cómo al afectarlos o incluso destruirlos deterioramos nuestra calidad de vida.

–¿Podría explicar por qué son importantes los hume­dales?

–La importancia de los hume­dales radica en que proporcio­nan servicios ecosistémicos que contribuyen a nuestro bienestar. En Paraguay, al menos un tercio de la super­ficie corresponde a humedales y muchas personas dependen directamente de estos recur­sos, como en el departamento de Ñeembucú, donde los habi­tantes se movilizan a través de su organización UOCÑ (Unión de Organizaciones y Ciudadanos/as de Ñeembucú) a fin de reclamar la protección de estos ecosistemas para así preservar sus tradiciones y formas de vida.

Los humedales del lago Ypoá son uno de los seis sitios de importancia internacional que existen en Paraguay

SERVICIOS ECOSISTÉMICOS

–¿Cuáles son los principales servicios ecosisté­micos que proporcionan estos hábitats?

–Los humedales nos pro­veen de alimentos, como el pescado, nos abastecen de agua y son responsables de purificar el agua que conta­minamos. Tienen un rol clave en la regulación del clima y en el control de las inunda­ciones, componen el hábitat de plantas y animales, y nos ofrecen muchas oportunidades de recreación y turismo.

–¿En qué consisten los ser­vicios de suministro, regu­lación y servicios cultura­les que brindan?

–Los servicios ecosistémi­cos, que son los beneficios que las personas obtienen de los ecosistemas, y en este caso de los humedales, se cla­sifican en servicios de sumi­nistro o aprovisionamiento, que se refieren a beneficios materiales o productos que las personas obtienen de los ecosistemas, como ali­mento, agua, fibras, madera, y productos naturales que se usan con fines terapéuticos. En segundo lugar, servicios reguladores, que abarcan los beneficios obtenidos de la regulación de los procesos ecosistémicos, como la regu­lación de la calidad del aire y del clima, regulación del ciclo del agua, depuración de aguas y tratamiento de resi­duos, mitigación de riesgos naturales, regulación de la erosión del suelo, regulación de poblaciones que pueden constituirse en plagas agrí­colas o contagiar enferme­dades, y la polinización, que es tan importante en la pro­ducción de alimentos. En ter­cer lugar están los servicios culturales, que incluyen los beneficios no materiales que las personas obtienen de los ecosistemas, como las opcio­nes de recreación, ya sea para el turismo o el deporte, ade­más del conjunto de valores culturales, espirituales y reli­giosos relacionados con estos ecosistemas.

AMENAZAS

–¿Cuáles son las princi­pales amenazas y accio­nes humanas que ponen en peligro los humedales?

–La conversión de los hume­dales en campos agrícolas, ganaderos y para las exigen­cias de la urbanización, como construcciones de viviendas y caminos sin que haya pla­nificación de los efectos que tendrán sobre los ecosiste­mas y los servicios que nos proveen. Asimismo, la falta de planes de mitigación de dichos efectos, sin recabar información sobre la biodi­versidad, antes, durante y después de las modificacio­nes antrópicas, que nos per­mitan reflexionar y diseñar las estrategias de conser­vación que deben aplicarse ahora y en el futuro para que los humedales continúen con su capacidad de proveernos servicios.

–¿Existe una planifica­ción territorial que tenga en cuenta la protección de estos bienes naturales?

–A mi criterio todavía quedan muchas acciones pendientes de ser realizadas por las insti­tuciones que tienen a su cargo la conservación de los hume­dales y los servicios ecosisté­micos que nos proveen estos hábitats.

–¿Qué consecuencia tiene la pérdida y degradación de estos recursos?

–La biodiversidad, que es la variabilidad entre los seres vivos a nivel genético, de especies y de ecosistemas, constituye los cimientos de los servicios ecosistémicos que contribuyen al bienestar humano. Las decisiones que tomamos los seres humanos y que influyen en la biodi­versidad afectan a nuestro propio bienestar y al de los demás. No afectamos solo a las plantas y a los animales, sino que nos perjudicamos a nosotros mismos.

Paisaje de la ecorregión Ñeembucú

INCENDIOS

–¿De qué manera afecta a la ciudad la destrucción de los humedales con eventos como los incendios que se registraron recientemente en el banco San Miguel?

–Los incendios afectan la biodiversidad, ocasionando pérdida de hábitats, ya que la destrucción de la vegeta­ción reduce el refugio y los recursos para muchas espe­cies. También ocasionan la muerte de seres vivos, ya que afectan especialmente a ani­males con poca movilidad y a especies vegetales sensi­bles al fuego. Otros efectos del fuego en los ecosistemas es la erosión del suelo y con­taminación, favoreciendo la expansión de especies inva­soras, que actúan como opor­tunistas porque pueden colo­nizar el área desplazando a las nativas. Los humeda­les próximos a áreas urba­nas funcionan como espon­jas naturales durante las grandes lluvias, ayudando a reducir las inundaciones en las ciudades y disminu­yendo los perjuicios relacio­nados con estos desastres. También la cobertura densa de vegetación de estos hume­dales ayuda a filtrar los dese­chos urbanos, mejorando la calidad del agua. Así como se observa hoy en la Costanera Sur de Asunción, los hume­dales urbanos ofrecen espa­cios para la recreación, ya que permiten a los habitantes dis­frutar de la naturaleza, pro­moviendo su bienestar tanto físico como mental.

–¿Hay algún instrumento internacional de protec­ción de los humedales del que Paraguay forme parte?

–Existe la Convención sobre los Humedales, de la que Paraguay forma parte, que elabora la Lista de Humeda­les de Importancia Interna­cional o los sitios Ramsar. En Paraguay existen seis sitios incluidos en la lista: el lago Ypoá (Paraguarí, Ñeem­bucú, Central); el río Negro, sector paraguayo (Alto Para­guay); Tifunque (Presidente Hayes); estero Milagro (San Pedro); laguna Chaco Lodge (Presidente Hayes) y laguna Teniente Rojas Silva (Chaco paraguayo). Ser denomina­dos sitios Ramsar permite que sean reconocidos por ser de gran valor no solo para el país o los países en los que se ubican, sino para la humani­dad en su conjunto.

ECOLOGÍA FUNCIONAL

–¿Qué es la ecología fun­cional y qué beneficio puede aportar su estudio?

–La ecología funcional es una rama de la ecología que estu­dia la diversidad funcional, que es una dimensión de la biodiversidad que enfatiza el análisis de la variedad de formas en que los seres vivos usan los recursos. Su estudio nos sirve para tomar decisio­nes eficaces para la gestión y conservación de los ecosis­temas a largo plazo. Al com­prender mejor la funciona­lidad de los ecosistemas, se pueden preservar servicios esenciales para el bienestar humano, como los mencio­nados anteriormente.

–¿Algo que desee añadir para ir cerrando esta charla?

–En el Departamento de Bio­logía de la Facen-UNA hay un grupo de investigado­res que continúa trabajando en humedales, con plantas, anfibios y aves, estudiando la diversidad taxonómica y la diversidad funcional, y en los últimos años hemos incur­sionado en la bioacústica de sapos, ranas y aves en hume­dales. Esta ciencia estudia cómo los animales producen, perciben y utilizan el sonido para comunicarse. Estamos recabando datos con gra­badores que son instalados en los hábitats, capturan el sonido durante un tiempo determinado y después son procesados para estudiar patrones de actividad tem­poral, uso de hábitat, efecto de las variables ambientales como temperatura, humedad y precipitaciones, y efectos antrópicos sobre la comuni­cación animal.

PERFIL

Karina Núñez, bióloga e investigadora

Karina Núñez es licenciada en Biología por la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (Facen) de la Univer­sidad Nacional de Asunción (UNA). Realizó una maes­tría en Ecología en el Instituto Nacional de Pesquisas da Amazonia, en Manaus, Brasil, y actualmente está culmi­nando el doctorado en Biología en la Universidad Nacio­nal del Nordeste, en Corrientes, Argentina. También es docente e investigadora de la Facen-UNA e investigadora del Sistema Nacional de Investigadores (SISNI) Nivel II.

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